Política

Carolina Bescansa prepara el terreno para un nuevo liderazgo en Podemos

Bescansa, Errejon e Iglesias

Carolina Bescansa, ante Íñigo Errejón y Pablo Iglesias ante de la purga de los dos fundaddores de Podemos. EFE

"La fase épica terminó en Podemos. Ahora es el tiempo de los corredores de fondo y de los fajadores. Yo no me rindo porque no me lo puedo permitir. Ni por mí ni por mi gente, aunque haya muchísimas cosas que no me gustan, como se me nota".

Con esta declaración de intenciones, Carolina Bescansa ha iniciado una ronda de visitas a círculos de Podemos de España en las que presenta su visión de la crisis territorial y su apuesta por una reforma de la Constitución que es denostada por su partido. En Logroño, Aravaca, Madrid y Valencia ya ha debatido con adscritos y curiosos sobre el estado de las autonomías y los problemas internos de la organización.

En Podemos entienden que esta ronda de contactos no es casual ni improvisada. "Primero marcas perfil propio en el Congreso de los Diputados y luego te vas a los territorios a sondear los apoyos que puedes tener", explican en el partido, cuyas corrientes ven con inquietud los movimientos de la ex dirigente. Desde pablistas a errejonistas, pasando por los anticapitalistas, el nuevo protagonismo de Bescansa causa curiosidad y temor a partes iguales. "Nunca da una puntada sin hilo", advierten.

Siguiendo esa estrategia, Carolina Bescansa prepara el terreno para un nuevo liderazgo dentro de Podemos que haga frente al oficialismo de Pablo Iglesias y ofrezca un nuevo espacio para los huérfanos del errejonismo. La estrategia de Íñigo Errejón, consistente en refugiarse en la Comunidad de Madrid, ha dejado sin referente a los dirigentes que siempre creyeron en el Podemos transversal de los orígenes frente al nuevo Podemos de la hoz y el martillo de Pablo Iglesias.

Carolina Bescansa está midiendo ese espacio mientras se convierte en la única voz crítica dentro de un partido que cae estrepitosamente en las encuestas. Como en otros análisis del barómetro electoral del CIS, Bescansa destaca ahora la bajísima fidelidad del voto a Podemos y la escasa intención de voto directa.

Tras analizar las causas de esa desafección, la ex secretaria de Análisis Estratégico y Proceso Constituyente de Podemos ya advirtió públicamente en una reunión del grupo parlamentario que el partido se estaba desconectando de la sociedad española y sus inquietudes, mientras erraba en su estrategia sobre Cataluña: sólo se habla para los independentistas, no para el resto de España.

Ese primer paso, la "marca de perfil propio" en la organización, es algo inusitado en Podemos desde que Pablo Iglesias se hiciera con el control integral del partido en el mes de febrero, cuando se celebró Vistalegre 2. Desde entonces se han sucedido tres purgas en el Congreso de los Diputados; la última ha apartado a Bescansa precisamente en la Comisión Constitucional del Congreso.

El control del partido y de la institución llega hasta tal punto que las reuniones de grupo se celebran después de los plenos y no antes, como hacen el resto de partidos, que así debaten, deciden y explican sus votaciones en el orden del día. En Podemos, los diputados no opinan sobre el sentido del voto que decide la dirección del grupo.

Los representantes de Podemos llegan a sus escaños y se encuentran por sorpresa un cartel con el lema 'libertad para los presos políticos' que deben blandir por orden de la dirección de grupo sin que nadie les haya pedido previamente su opinión. Incluso reciben instrucciones sobre el tono de la ropa que deben lucir: tonos claros para la moción de censura y oscuros para acompañar una acción contra la violencia de género.

En este contexto de devaluación de la marca Podemos y de desazón interna, Bescansa ha decidido mostrar su criterio propio, sondear apoyos y comprobar si hay espacio para un nuevo liderazgo. Con gran prudencia y sin prisas, prepara el terreno.

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