Política

Trump quiere la Luna... y Marte para su sueño de una gran América

El presidente de EEUU alimenta su sueño de recuperar la gran América con el proyecto de volver a la Luna y llegar a Marte

Donald J. Trump, recibe un muñeco astronauta
El presidente de EEUU, Donald Trump, muestra un muñeco astronauta a Harrison Schmitt,, a su derecha, quien formó parte de la última misión a la Luna. | EFE

La gran América de Trump no tiene límites. El presidente de EEUU, que en la campaña electoral ya confesó que el espacio le parecía terrific (estupendo) y declaró su amor a la NASA, quiere que su país retome la carrera espacial con ímpetu. Trump quiere la Luna… y Marte como parte de su America First, la gran América como potencia global.

“Vamos a reorientar nuestro programa espacial sobre exploración humana y descubrimientos. Esta vez no sólo pondremos nuestra bandera y dejaremos nuestra huella, sino que estableceremos una base [en la Luna] para una eventual misión a Marte y quizá, algún día, a muchos mundos lejanos… Somos los líderes y vamos a seguir siendo líderes, y vamos a tomar ventaja. Soñamos a lo grande”. Lo dijo Trump el lunes 11 de diciembre al firmar la Directiva 1 de Política Espacial. Eligió una fecha simbólica: el 45 aniversario del último alunizaje del Apolo 17 y como testigo del acto estaba uno de los tripulantes, Harrison Jack Schmitt.

Sus palabras llevaban a evocar el discurso del presidente John F.Kennedy en septiembre de 1962 en el Rice Stadium cuando reconoció que “ninguna nación que quiera ser líder de otras naciones puede estar detrás en la carrera espacial”.

Pero también recuerda a Impey Barbicane, presidente del Gun Club, cuando convence a los suyos sobre su nueva misión en De la Tierra a la Luna, de Julio Verne: “El éxito coronará nuestros esfuerzos, encaminados a la realización de un plan que en cualquier otro país sería imposible…” Y les pide colonizar la Luna, ese mundo desconocido.

China, la nueva URSS del espacio

La carrera espacial ha enfrentado a las potencias globales desde mitad del siglo pasado. Primero fueron la Unión Soviética y EEUU quienes competían tecnológicamente. Ahora es China, la gran rival, el tercer país que ha logrado colocar taikonautas, como los llaman, en el espacio.

Consciente de los avances que habían realizado los nazis en la Segunda Guerra Mundial, EEUU atrajo a varias decenas de científicos que habían estado al servicio del Reich, encabezados por Wernher von Braun, padre de los misiles V2 alemanes. Luego Von Braun en los 60 fue el director del Centro Marshall de Vuelo Espacial de la NASA y responsable del diseño del Saturno V, con el que viajarían a la Luna los estadounidenses entre 1969 y 1972.

Pero en la guerra fría, pese a esa ayuda de los científicos alemanes, tomó la delantera la URSS, que mandó un satélite al espacio, Sputnik I, en octubre de 1957. Luego lograron enviar al primer hombre al espacio, Yuri Gagarin, en abril de 1961.

 

Dwight D. Eisenhower (izquierda) firma la legislación que permite la creación de la Nasa

Dwight D. Eisenhower (izquierda) firma la legislación que permite la creación de la Nasa

Los avances soviéticos iban en serio. El presidente Dwight Eisenhower había creado la agencia espacial estadounidense, la NASA, en 1958. En 2018 cumplirá 70 años, buen momento de mostrar músculo y lograr más presupuesto. En 2016 apenas contaban con un 0,49% del presupuesto. Pero la superioridad soviética era evidente.

Por eso el discurso de Kennedy del 12 de septiembre de 1962 marcó un objetivo claro: EEUU llevaría a un hombre a la Luna antes que ninguna otra potencia. En una década, prometió Kennedy. Fue antes, en 1969, pero el malogrado Kennedy, asesinado en Dallas en noviembre de 1963, no llegaría a ver “aquel pequeño paso para el hombre y grande para la humanidad”, de Neil Armstrong, el primer astronauta en dejar su huella en la Luna. Era el 20 de julio de 1969.

En la misión también iban en el Apolo 11 los astronautas Buzz Aldrin y Michael Collins. Solo 12 hombres, todos ellos americanos, han pisado hasta ahora la Luna.

El aumento presupuestario tendrá que ser explicado pedagógicamente a los votantes", afirma Ureña

“Cuando Bush retomó la idea de volver a la Luna, la NASA estimó en 100.000 millones de dólares el coste de esta misión, cantidad que quintuplica los fondos destinados para las actividades de la Agencia. Desde el Congreso parece que recelan de este ambicioso proyecto, hecho que puede diluir las pretensiones de la Casa Blanca, pues las cuentas de 2019 no se aprobarán hasta febrero de 2018 y el próximo año se celebran las midterms (elecciones de mitad de mandato), por lo que este aumento presupuestario tendrá que ser pedagógicamente explicado a los votantes”, señala Daniel Ureña, director de The Hispanic Council.

Para Ureña, “el anuncio parece corresponder a un esfuerzo de comunicación para recuperar la iniciativa, desviar el foco mediático de los temas más polémicos y tratar de mejorar sus índices de aprobación, que están muy bajos”.

Una carrera espacial, con los rusos de la mano

En la Tierra el presidente Trump se enfrenta a serias dificultades. Un fiscal especial investiga la trama rusa en su campaña electoral, que salpica a su círculo más íntimo de asesores, e incluso parientes, como su hijo Donald Trump jr o su yerno, Jared Kushner.

A su vez, las denuncias de acoso sexual vuelven a ser la pesadilla del presidente. Tanto las dirigidas contra él como las de algunos de sus protegidos, como el republicano Roy Moore, que acaba de perder en Alabama, estado que no contaba con un senador demócrata desde hace 25 años.

Cuando Kennedy hizo su anuncio habló del dinero que costaría. “Todo esto supone una gran cantidad de dinero. Este año el presupuesto es tres veces superior a lo que fue en 1961. Ahora será de 5.400 millones de dólares anuales, y se elevará a lo equivalente a 50 centavos por cada estadounidense a la semana. Es una prioridad nacional”, destacaba. Trump no habló de dinero en concreto.

El vicepresidente, Mike Pence, al frente del resucitado Consejo Espacial Nacional, sí que ha reconocido que se trata de seguridad nacional, innovación y creación de empleo. “Vemos que pueden crearse empleos de una manera que aún hoy es difícil imaginar”, decía Pence. Para ello han de contar con el sector privado, muy interesado en los viajes y la exploración espacial.

Los aliados privados de la NASA

Moon Express, por ejemplo, tiene intenciones de explorar la Luna en busca de recursos minerales. Blue Origin, de Jeff Bezos, el dueño de Amazon, y SpaceX, de Elon Musk, están desarrollando su propia tecnología para estos viajes espaciales. Ambos se han encontrado con este fin con el presidente Trump. Bezos sueña con un proyecto de “colonias lunares”, por ejemplo.

En esta nueva era los Estados van a buscar alianzas con el sector privado probablemente. A juicio de Adam Minter, columnista de Bloomberg, son las compañías estadounidenses, como SpaceX  o Blue Origin LLC, las que llevan la delantera, tanto a EEUU como a China.

Hasta que se aprueben fondos puede interpretarse como propaganda política", dice Cristina Crespo

Según Cristina Crespo, coordinadora general del Instituto Franklin, de la Universidad de Alcalá de Henares, “hay un cambio sustancial que es precisamente que la Administración quiere incluir empresas privadas en el proyecto. Habrá que ver también cómo se traduce esta directiva de Trump en el presupuesto fiscal de la NASA de 2019. Hasta entonces esa promesa puede interpretarse como propaganda política al cumplirse su primer año de mandato. Por eso ha querido adornar el anuncio con simbología de otros tiempos que rememoran el avance que supuso llegar a la Luna”.

Trump retoma la carrera espacial, con el objetivo de la Luna, Marte, y más allá, porque “forma parte de su concepción nacionalista del America First”, según Pedro Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE.

Como hizo la URSS en la guerra fría, China alimenta ilusión nacional en el espacio", afirma Pedro Rodríguez

“Hasta ahora EEUU no tiene un programa espacial digno de una potencia. China está invirtiendo mucho en la carrera espacial. Como hizo la URSS en la guerra fría, es una forma de mirar más allá, de generar ilusión nacional. China alimenta esa ilusión espacial. Es una forma de mostrar músculo y poderío”, agrega Pedro Rodríguez, uno de los periodistas españoles con más años de  corresponsalía en Washington.

Según Cayetano Santana, presidente de la Mars Society en España, "es difícil trazar paralelismos entre la Rusia de la guerra fría y la China de ahora. En los 60 era tan importante como ahora mostrar supremacía tecnológica. China está creando redes con países europeos y otros del mundo, que le pueden servir de catalizador, reforzando su potencial en recursos humanos, muy cualificados (500.000 licenciados en ingeniería y ciencias al año, según Casa Asia y National Science Foundation). Hay una combinación de aspectos que puede dar el mismo resultado. El potencial de China hoy yo diría que es superior al de Rusia entonces".

Desde que en 2003 pudieron lanzar a su primer astronauta al espacio China ha ido a toda velocidad. Este año su objetivo era llevar a cabo 30 lanzamientos espaciales. En su plan quinquenal la Administración Espacial Nacional de China (CNSA), señalaba como objetivo en 2018 que una nave alunizara en la cara más alejada de la Luna. Y en 2020 pretenden hacerlo en Marte.

Cuentan con una estación espacial propia, más modesta que la Estación Internacional, llamada Tiangong-2. En noviembre de 2016 dos taikonautas experimentaron allí sobre microgravedad durante 30 días. Rusos y estadounidenses lo llevan haciendo años, pero los chinos aprenden rápido.

De alguna manera este pulso geopolítico le recuerda a Javier Redondo, autor de Presidentes de Estados Unidos, a la Guerra de las Galaxias que impulsó Ronald Reagan en los 80.

“Lo que consiguió Reagan con su apuesta por la carrera espacial fue dejar en evidencia las carencias tecnológicas y armamentísticas de la entonces URSS. EEUU sabía que mucho de la supremacía soviética era pura performance y Reagan llevó a la potencia rival a forzar la máquina para dejarla en evidencia. Con Chernóbil quedó claro en 1986 el desfase”, afirma Redondo. En este caso, piensa Redondo que sería más un mensaje a Corea del Norte, que a China, a quien Trump teme más.

El anuncio de Trump se entiende en el contexto de la rivalidad geopolítica con China", señala Baños

Para el coronel Pedro Baños, experto en geopolítica y autor de Así se domina el mundo, “el anuncio de Trump se entiende en el contexto de la rivalidad geopolítica con China, muy avanzada en la carrera espacial”. El objetivo claro de China, sería según Baños, Marte, donde en teoría podría asentarse vida humana, aunque se precisa aún un gran salto tecnológico.

“La superpoblación de China y la escasez de recursos le llevan a expandirse. Consume el 20% de los productos agrícolas del mundo y sólo produce el 10%. También hay un componente militar en esta carrera. En cualquier colonización lo hay”, afirma Baños.

Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China, explicaba en su artículo Pekín quiere la Luna cómo “la carrera espacial, fiel exponente del pulso estelar entre las dos superpotencias de la guerra fría, podría volver por sus fueros... La desconfianza exterior respecto al proyecto espacial chino nos remite a la importancia del factor militar en el programa y al temor de que Pekín pueda alcanzar en este campo algún tipo de supremacía militar respecto a EEUU”.

La NASA está impaciente por volver a la Luna, viajar a Marte y explorar más allá", declara Robert Lightfoot

“La NASA está impaciente de poner en práctica la directiva presidencial y volver a la Luna, viajar a Marte, y explorar más allá del sistema solar”, declaró Robert Lightfoot, administrador temporal de la agencia espacial. Ahora falta hacer números y rentabilizar la operación, más allá del barniz patriótico.

Esa bandera de EEUU en la Luna es una de las imágenes más potentes del siglo XXI, Imagínense en Marte. Trump lo ve una empresa a su alcance. Con aliados clave del sector privado.

Esas visiones ya las han tenido precursores como Ray Bradbury, quien relató en Crónicas Marcianas cómo sería esa llegada al Planeta Rojo. “Los hombres de la tierra llegaron a Marte… El dedo del gobierno señalaba desde letreros a cuatro colores, en innumerables ciudades: hay trabajo para usted en el cielo. ¡Visite Marte! Y los hombres se lanzaban al espacio. Al principio sólo unos pocos, unas docenas, porque casi todos se sentían enfermos aun antes de que el cohete dejara la tierra. Y a esta enfermedad la llamaban la soledad, porque cuando uno ve que su casa se reduce hasta tener el tamaño de un puño, de una nuez, de una cabeza de alfiler, y luego desaparece detrás de una estela de fuego, uno siente que nunca ha nacido, que no hay ciudades, que uno no está en ninguna parte y solo hay espacio alrededor, sin nada familiar, solo otros hombres extraños”.

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