Política

LAS NORMAS DE "DECORO" QUE QUIERE APROBAR LA DIRECCIÓN GENERAL

Guardia Civil: Ni bigotes largos, ni aros en la nariz, ni tatuajes en el cuello

La orden que pretende implantarse impediría también a los agentes mantener conversaciones ajenas al servicio que prestan

Miembros de la Guardia Civil en Madrid.

Miembros de la Guardia Civil, de servicio en Madrid.

La Dirección General de la Guardia Civil pretende implantar duras normas de decoro que impedirían a los agentes tener un bigote por debajo de las comisuras de los labios, lucir aros en la nariz, exhibir tatuajes que no queden ocultos bajo el uniforme, tener las uñas sobrepasando el borde del dedo o utilizar relojes que excedan el ancho de la muñeca. También pretende prohibir las conversaciones ajenas al servicio y que se mastique chicle en horario de trabajo.

Éstas son algunas de las medidas detalladas en el borrador de orden que la dirección entregó este martes a las asociaciones profesionales, con las que viene negociando desde el pasado mes de marzo la aprobación de una disposición que unifique las normas sobre uniformidad y policía y se actualicen a los "tiempos actuales". "Los especiales cometidos que lleva a cabo la Institución (...) hacen necesario que tanto el comportamiento hacia los ciudadanos como la policía personal de los guardias civiles sigan unas pautas y directrices comunes que aporten a todos sus componentes los necesarios caracteres de homogeneidad, neutralidad e imparcialidad que devienen inexcusables para el correcto desempeño de las misiones constitucionalmente asignadas", se justifica en la exposición de motivos.

La redacción del texto y las exigentes restricciones que plantea no han sido recibidas precisamente con entusiasmo por muchos agentes. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), mayoritaria en el Cuerpo, ya ha mostrado su oposición por considerar el borrador excesivamente restrictivo y porque puede incurrir en "incompatibilidades más graves".

La controvertida medida se encuentra encima de la mesa mientras la dirección pretende también prohibir que los guardias civiles usen su móvil durante el servicio, ante lo que ya se han manifestado en contra siete asociaciones profesionales.

Uno de los puntos estrella de la norma que se pretende aprobar es la regulación de los tatuajes y perforaciones, desarrollado en el artículo 9 del citado borrador. La Dirección General quiere prohibir los dibujos corporales que "contengan expresiones o imágenes contrarias a los valores constitucionales, autoridades o virtudes militares que supongan desdoro para el uniforme" y que "puedan atentar contra la disciplina o la imagen de la Guardia Civil en cualquiera de sus formas, que reflejen  motivos obscenos o inciten a discriminaciones de tipo sexual, racial, étnico o religioso".

También quiere impedir aquellos tatuajes (permanentes o temporales), argollas, espigas, inserciones, pegatinas corporales, perforaciones micrordermales o subcutáneas, automutilaciones, o dilataciones que quedaran a la vista cuando el agente vista cualquiera de las modalidades reglamentarias de uniforme.

La norma que quiere implantar la dirección general impediría a los agentes mantener conversaciones ajenas al servicio que se presta

El proyecto de orden incorpora una disposición transitoria que detalla el procedimiento a seguir en caso de que el funcionario se encuentre en la situación antes descrita. En ese caso, el agente tendría que realizar una "declaración jurada" en la que refleje los tatuajes permanentes, el lugar y la descripción de los mismos y cubrirlos "mediante apósitos o vendas de compresión que tengan un color similar al de la propia piel o del uniforme" o bien utilizando "maquillaje" para ocultarlo.

"En cuanto a los pendientes, aros u otros ornamentos insertados en perforaciones hechas en partes distintas al lóbulo de la oreja, éstos serán retirados o tapados con apósitos de un color similar al de la piel y de un tamaño apropiado para cubrir solamente el orificio o el propio ornamento", precisa el borrador.

De aprobarse la orden en los términos redactados, el cabello deberá estar siempre "aseado y peinado" y se prohibirían los cortes y peinados irregulares, como escalones, trasquilones o aquellos en los que una zona queda completamente rasurada y otra con pelo largo. Sí se autorizaría que la cabeza vaya completamente rapada, pero no que se luzcan rastas ni "pequeñas trenzas tipo étnico".

La AUGC, asociación mayoritaria, amenaza con ir a los tribunales si la Dirección General no elimina el "espíritu restrictivo" del borrador

También detalla el aspecto que deben mostrar las patillas de los guardias civiles. En este sentido, aquéllas "se cortarán horizontalmente y serán simétricas, sin que desciendan por debajo de la altura media del pabellón de la oreja, ni ascienda tanto que queden suprimidas". No sería la única exigencia: las patillas tendrán que tener una anchura y espesor "uniformes" e idénticos al de los cabellos que quedan a la altura de la sien.

En el caso de la mujer, la normativa que la Dirección General de la Guardia Civil pretende sacar adelante les obligaría a llevar recogido el pelo "en un solo moño, coleta o trenza" en caso de que el cabello descienda por debajo de la línea inferior del cuello del polo o la camisa. Asimismo, el flequillo no podría quedar por debajo de las cejas y se prohibiría el uso de pasadores y diademas, si bien se autorizarían redecillas u horquillas "sin elementos decorativos" y mechas o reflejos en tonos similares al color base.

Patillas y perillas

La normativa en estudio también regula de manera meticulosa el bigote y la barba de los funcionarios que opten por este look. En el primer caso, éste no podría "descender de la comisura de los labios por sus bordes laterales sin sobrepasarlas y sus guías no alcanzarán un desarrollo mayor de un centímetro desde la comisura de los labios, no pudiendo unirse a las patillas". Deberá dejar visible el labio superior, estar permanentemente aseado y su densidad y distribución tendría que ser "simétrica y continua en toda la zona".

En cuanto a la barba, sólo será autorizada si incluye el bigote. "Se llevará recortada y arreglada de manera uniforme con una longitud máxima de tres centímetros de espesor y no descenderá del medio cuello (nuez)", explica el borrador, que prevé el uso de perilla si cubre el mentón en su totalidad y su anchura no supera la del bigote. El agente que deseara lucir bigote, barba o perilla tendría que esperar a que creciera "durante los periodos en los que no se preste servicio".

Las uñas, asimismo, no podrán exceder el borde del dedo -en los hombres- y sobrepasarlo en tan solo tres milímetros en el caso de las mujeres, que tan sólo contarían con permiso para utilizar esmalte si éste es transparente o "similar al color natural de los labios". El maquillaje se reserva para "el personal femenino" (salvo prescripción médica a favor de los varones), no pudiendo destacar sobre el color de la piel.

Gafas "discretas"

Igualmente, no se autorizaría el empleo de accesorios que "impidan el correcto uso del uniforme o imposibiliten el desarrollo de los cometidos asignados, así como collares, alfileres, prendedores, diademas, llaveros colgados de los bolsillos u otros elementos ajenos a los distintivos o condecoraciones" salvo un reloj cuyo tamaño no exceda el ancho de la muñeca, dos anillos o aros engarzados en los dedos, pendientes, mochilas, gafas o una pulsera o esclava sin lemas o símbolos reivindicativos.

Las gafas tendrían que ser necesariamente "discretas" tanto en lo que se refiere a su montura como a su color, no permitiéndose su colocación en forma de diadema o que cuelgue de alguna parte del uniforme. Sólo en el caso de las lentes graduadas podrían colgarse del cuello mediante los cordones que se utilizan habitualmente para ello.

El proyecto de norma presentado a las asociaciones profesionales dedica también un artículo de diez puntos a regular el trato con la ciudadanía. A este respecto, se consideraría necesaria la "observancia rigurosa de las normas básicas de actuación, educación y ciudadanía", evitando las actitudes y conductas que puedan dañar la imagen de la Guardia Civil.

Trato "cortés y respetuoso"

"El trato con la población ha de ser cortés y respetuoso, de forma que vean en el guardia civil a una persona predispuesta a ayudar y servir, actitud que ha de ser compatible con la firmeza que, en su caso, se debe aportar en la aplicación de las leyes y reglamentos. El tratamiento a los ciudadanos, por defecto, ha de ser siempre de 'usted', salvo que expresamente le autoricen el tuteo, en cuyo caso será mutuo", añade.

Entre los aspectos propuestos que más ha irritado a los agentes se encuentra la prohibición de charlas que "no tengan relación con el servicio". "Tal es la intromisión que pretenden acometer que incluso tienen la intención de 'vigilar' las propias conversaciones entre compañeros", ha respondido la AUGC.

No se autorizarían tampoco las charlas prolongadas, las conversaciones en voz alta, las risas estridentes, la gesticulación exagerada, fumar fuera de los periodos de pausa, masticar chicle u otro tipo de alimento vistiendo el uniforme o llevar las manos en los bolsillos.

"Espíritu restrictivo"

"Entendemos la necesidad de que la Guardia Civil, como institución, regule el aspecto físico de sus miembros, pero desde luego siempre atendiendo a la responsabilidad y profesionalidad y, desde luego, nunca por la vía de la prohibición", defiende Juan Fernández, portavoz de la AUGC.

Esta asociación espera que la dirección elimine el "espíritu restrictivo" que aprecian en el borrador que les ha facilitado esta semana y les presenten un nuevo texto en la reunión que el equipo de trabajo mantendrá en junio. De lo contrario, ya anuncia que lo remitirán a sus servicios jurídicos para que lo estudien antes de acudir a los tribunales.

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