Política

El último golpe a Manuel Charlín, el narco que empezó vendiendo marisco

Manuel Charlín.

Manuel Charlín. EFE

Tiene 85 años y 20 de ellos los ha pasado entre rejas. Se trata de Manuel Charlín Gama, El Viejo, el patriarca del clan de Los Charlines y que acaba de ser detenido dentro de una macrooperación policial contra la droga en Galicia. Su historia es la del narcotráfico, la de una familia entera dedicada al contrabando, a la cocaína y atemorizando a quien se pusiese en su camino.

Charlín nació en Vilagarcía de Arousa a principios de los años 30. Empezó a trabajar muy joven, junto a sus padres en temas relacionados con la mar. Los dejó al poco tiempo y montó su propia empresa de pescados y mariscos.  Comenzó entonces la historia que le ha llevado a llenar páginas de periódicos e incluso a tener un personaje en el libro y la serie Fariña.

Comenzaron con tabaco, continuaron con el hachís y acabaron en la cocaína

En cuanto montó su empresa legal, empezó con la ilegal. Tan trabajador como ambicioso, según quienes le conocieron en aquella época, no tardó en descubrir los beneficios del contrabando. En años de la dictadura franquista, éste representaba tan solo una infracción administrativa y Charlín consideró que valía la pena asumir los riesgos de introducirse de lleno en el mundo del estraperlo. A través de Portugal, comenzó a introducir productos como aceite, harina, café y hasta dinamita para la pesca, lo que le valdría su primera detención, cuando tan solo tenía 26 años.

Lejos de arredrarse, él y su mujer, Josefa Pomares Martínez, y sus seis hijos, se convirtieron en poco tiempo en una de las familias de contrabandistas más importantes de las rías. Pronto dieron el salto al negocio del contrabando de tabaco, del que conformarían una de las principales organizaciones, lo que se tradujo en una pujante fortuna que la familia canalizaría a través de la creación de empresas y la compra de suntuosas mansiones. Son estos los años en los que el clan de Los Charlines empieza a cobrar forma y fama. Comenzaron con tabaco, continuaron con el hachís y acabaron en la cocaína.

El salto de Los Charlines al mundo de la droga no se produciría hasta después de la muerte de Francisco Franco. Los aires de cambio que se respiraban en España venían acompañados de un creciente apetito por sustancias como el hachis y Charlín Gama, que contaba con negocios en Marruecos, no dejó pasar la oportunidad para, desde finales de la década de 1970, empezar a introducir costo norteafricano en España. Se convertía, así, en uno de los primeros contrabandistas de tabaco en adentrarse en el tráfico de drogas.

No sería esta actividad, sin embargo, la que le procuraría su primer encontronazo con la Justicia. En 1982 fue denunciado por un empresario vallisoletano, Celestino Suances, por haber orquestado su secuestro y haberle propinado una paliza para cobrarse una deuda de unos 7 millones de pesetas. El empresario había sido abordado por colaboradores de El Viejo, que lo introdujeron en el maletero de un BMW y que, tras golpearle con saña y procurarse el cobro de lo debido, lo introdujeron en un camión frigorífico del que finalmente conseguiría huir e interponer una denuncia contra el líder del clan, que acabaría con sus huesos en la cárcel.

Aquel revés, no obstante, acabaría brindando a Charlín Gama la oportunidad de introducirse en el negocio de la cocaína. Durante su estancia en la cárcel Modelo de Barcelona entabló amistad con narcotraficantes colombianos, ansiosos por encontrar colaboración en la tarea de comenzar a comercializar sus productos en el mercado Europeo. Galicia era la puerta natural de entrada y Los Charlines contaban con la experiencia necesaria para abordar la tarea. Es ahí donde empieza la leyenda que llega a los telediarios en 1989.

Lo cogieron con 600 kilos de cocaína que traía desde Colombia hasta Galicia

Empezaba la Operación Nécora, capitaneada por Baltasar Garzón, y Charlín, junto a su mujer y sus hijos, fue detenido. Se trataba del primer gran golpe contra las bandas del narcotráfico gallego. Pero en septiembre de 1994, el líder del clan salía absuelto en una sentencia calificada de "indignante" por las asociaciones de madres que clamaban contra el tráfico de drogas: la Justicia no había logrado probar que Charlín Gama hubiera llegado a pasar de ser un contrabandista de tabaco a un narcotraficante.

La sentencia favorable no parece que apagara su sed de venganza contra quienes le habían metido en aquel embrollo. En septiembre de 1994, el que había sido su colaborador Manuel Baúlo, jefe de los Caneos, y que tiempo después había empezado a colaborar con Garzón en su cruzada contra el narcotráfico en Galicia, fue asesinado por dos sicarios colombianos. La responsabilidad de Charlín Gama nunca quedó acreditada, aunque pocos dudaban de que era su dedo el que había dictado sentencia contra Báulo.

Aún así, las confesiones de Báulo sobre sus actividades en el mundo de la droga le acabarían condenando. Un año después era detenido por su implicación en la entrada en España, a través de Muxía, de un cargamento de 600 kilogramos de cocaína procedentes de Colombia en 1989. En paralelo, Garzón inició una operación contra el blanqueo en la que se intervinieron al clan empresas, propiedades inmobiliarias y cuentas bancarias por valor de unos 15 millones de euros. En 1999, la Audiencia Nacional dictó sentencia: Charlín Gama era condenado a 20 años de prisión por narcotráfico, a la que sumaría otros 13 años por blanqueo, y una multa de 225 millones de pesetas.

Sin embargo, en 2010 la doctrina Parot vino en auxilio del patriarca de Los Charlines y en 2010 fue puesto en libertad, tras cumplir condena en las cárceles de Córdoba y La Lama. Tenía entonces 78 años y la decisión judicial estuvo rodeada de gran polémica, al producirse en medio de las investigaciones de la Operación Repesca, en la que Charlín y su familia volvía a estar bajo la lupa de los tribunales por blanqueo de dinero.

En cualquier caso, al currículum judicial de Manuel Charlín Gama le quedaban aún varias páginas por escribirse. Solo un año después sería denunciado por intentar abusar de una menor con discapacidad psíquica, aunque finalmente sería puesto en libertad. Ahora, sin embargo, es de nuevo su relación con el tráfico de cocaína el que a solo tres meses para cumplir los 86 años, seis décadas después de su primera detención vuelve a llevar a El Viejo a enfrentarse a la Justicia.

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