Casado junto a Garrido en un acto en la Comunidad de Madrid el martes de la semana pasada
La irrupción de Vox en el panorama político español tras entrar en el parlamento andaluz con doce escaños, ha agitado las ya de por sí movidas aguas de los principales partidos, aunque por distintos motivos. Para el PP se trata de una lucha por la hegemonía del centro-derecha ante la fragmentación del voto en un espectro donde no tuvo competidor durante más de treinta años. Con Ciudadanos a su izquierda y Vox a su derecha hay un sector del partido en Madrid que ve con enorme preocupación la proyección que puede adquirir la formación de Santiago Abascal, lo que les hace apostar por unos candidatos de perfiles "duros" en mayo de 2019 para contrarestarla.
Esta es la tesis defendida, por ejemplo, en el entorno del actual portavoz del PP en el ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez Almeida, pero no sólo. Argumentan que si Vox consiguió sacar 12 asientos en el Parlamento de Andalucía, esto es, en un territorio donde siempre ha ganado la izquierda, qué decir de la inercia que pueda adquirir en Madrid o de Valencia donde tiene mucha fuerza el discurso de la unidad de España.
Génova contempla quedar por debajo del PSOE pero recuperar gobiernos autonómico y locales
Estos son partidarios de presentar unos cabezas de lista con los que impedir la fuga de voto a Vox, pero, al tiempo, no cerrar la puerta a una colaboración futura. Porque si algo ha puesto de manifiesto la experiencia andaluza "es que los que realmente están asustados ahora mismo son los presidentes socialistas autonómicos, que temen que Vox varíe el reparto de fuerzas izquierda-derecha" y les deje en minoría junto a Podemos. Es más, avisan de que "incluso podemos quedar por detrás del PSOE en número de votos pero gobernar en más sitios, al contrario de lo que pasó en 2015", cuando el PP ganó las locales y autonómicas, pero la pérdida de mayorías absolutas mermó su poder territorial.
Sin embargo, no hay unidad en el PP madrileño sobre el modo de enfrentarse al fenómeno Vox. Junto a los que piden endurecer el discurso y el perfil de los futuros candidatos están los que creen que "poco podemos hacer" y prefieren poner el acento en la aparición de un "aliado", no sólo porque puedan alcanzar acuerdos con esta nueva formación política, sino porque distorsiona el reparto de restos que podía beneficiar a la izquierda contando con un trasvase de voto bastante inaudito. En Andalucía se estima que el PSOE-A de Susana Díaz perdió entre un 10 y un 14 por ciento de electorado que mudó a Vox.
Lo más probable es que los candidatos de Madrid no se desvelen hasta enero
Los más posibilistas del PP ven así la oportunidad de que Santiago Abascal "nos permite sumar" y, lejos de verlo como un peligro, entienden que muchos de sus postulados "son bastante más constitucionalistas que los que defiende Podemos". Es decir, creen que es una situación todavía controlable, sin tomar nota de la dimensión que la derecha populista ha alcanzado en otros países de nuestro entorno como Francia u Holanda.
Los de Madrid serán los últimos nombres a las candidaturas de las elecciones locales y autonómicas del 26 de mayo que desvelará el líder del PP, Pablo Casado. Fuentes populares creen que no será antes de que se despeje la incógnita andaluza, esto es, el 27, día en que se deberá constituir el Parlamento autonómico. Para entonces, la intención de PP y Ciudadanos es haber alcanzado un pacto global que incluirá la presidencia de la Cámara regional y de la Junta de Andalucía, así como la composición del ejecutivo. Del día 27 "nos vamos casi a fin de año. Lo lógico es ir graduando los anuncios", dicen fuentes de la dirección popular, que creen que Madrid, Comunidad y Ayuntamiento, no tendrá sus candidatos proclamados hasta enero.
Suárez Illana prefiere ir en las listas a las elecciones generales
Los nombres que siguen sobre la mesa son el del vicesecretario de Organización, Javier Maroto, y el de Adolfo Suárez Illana, aunque este último pierde fuerza, al menos, por el momento. La razón es que el hijo del primer presidente de la democracia tras la dictadura de Franco parece preferir un hueco en el Congreso de los Diputados tras las próximas elecciones generales, sean cuando sean.
Menos nombres parecen barajarse para la Comunidad de Madrid, donde el actual presidente, Ángel Garrido va perdiendo opciones conforme pasa el tiempo si es que alguna vez las tuvo. La causa de esa pérdida de confianza de Génova reside en que "marca distancias con Casado. Cada vez que éste hace alguna consideración sobre cualquier tema, Garrido apela al centro político", como si no compartiera las mismas tesis que su jefe de filas, dicen en el PP de Madrid con quien mantiene Garrido una relación harto difícil.
No deja de ser un reto enorme para el líder de los populares españoles, obligado a buscar un buen tándem electoral Comunidad-Ayuntamiento con el que no sólo conservar el poder del gobierno autonómico, sino recuperar la "joya de la corona" que es la capital de España.