Política

PRESIDENCIA DE VENEZUELA

La toma de posesión de Maduro evidencia su aislamiento internacional

Decenas de países rechazan al presidente, mientras la Asamblea Nacional denuncia la usurpación del poder

Maduro, flanqueado por el cubano Díaz-Canel, y el boliviano Morales, que está junto al salvadoreño Sánchez Cerén, en Caracas.

Maduro, flanqueado por Díaz-Canel, y Evo Morales, junto al salvadoreño Sánchez Cerén. EFE

Más aislado que nunca, Nicolás Maduro Moros, de 56 años, ha asumido este jueves su segundo mandato de seis años como presidente de Venezuela pero no lo ha hecho ante la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, como precisa la Constitución, por haber sido declarada en desacato.

"Juro a nombre del pueblo de Venezuela, por el Libertador Simón Bolívar. Juro por el legado del comandante Hugo Chávez. Y juro por los niños y niñas de Venezuela. No daré descanso a mi cuerpo, ni reposo a mi alma para procurar la defensa e integridad absoluta de la patria. Juro por nuestra patria que llevaré a cabo el socialismo del siglo XXI. Lo juro por Dios y por mi vida. Así lo cumpliré". ha declarado Maduro ante el presidente del Tribunal Supremo, Maikel Moreno.

Pretenden convertir a Venezuela en el centro de una guerra mundial", dice Maduro

En su intervención, Maduro ha remarcado que la toma de posesión era "un acto de paz". que cumple "con el espíritu de la Constitución de Venezuela". A su juicio, "los satélites (de EEUU) pretenden convertir a Venezuela en el centro de una guerra mundial".

Ha puntualizado: "El mundo va más allá que el imperio estadounidense y sus satélites. Ya no existe ese mundo bipolar". Y ha añadido: "Estamos en una posición de vanguardia, en la primera línea de la batalla. Han querido destruir la revolución bolivariana".

Maduro se ha presentado "como una víctima de una campaña de mentiras y manipulación que dura ya 20 años". Y ha remarcado: "Venezuela es un país profundamente democrático", basándose en que en el país se han celebrado 25 elecciones en los años de chavismo, incluso "el primer referéndum revocatorio, por primera vez en la Historia de la humanidad".

Ha presentado tres líneas básicas de "la nueva era". En primera lugar, ha situado la paz; en segundo lugar, la recuperación económica, y en tercer lugar, la lucha contra la corrupción y la indolencia.

Decenas de países, encabezados por el Grupo de Lima, Estados Unidos, la UE, y la propia Asamblea Nacional venezolana consideran ilegítima esta toma de posesión ante el Tribunal Supremo de Justicia. Junto a él en los actos estaba su esposa, "la primera combatiente", Cilia Flores. 

La ruptura institucional, la crisis económica y social, y la presión internacional prevén un arranque convulso de una Presidencia, considerada ilegítima gran parte de la comunidad internacional y por la Asamblea Nacional de Venezuela.

La Organización de Estados Americanos (OEA), que encabeza Luis Almagro, ha acordado"no reconocer la legitimidad del período del régimen de Nicolás Maduro a partir del 10 de enero de 2019". También ha llamado a que se celebren nuevos comicios "en una fecha cercana" con observación internacional.

En el acto en Caracas tan sólo han estado presentes cuatro jefes de Estado y de gobierno, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el bolivariano, Evo Morales. Han asistido también el presidente del Gobierno de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, así como el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cada vez más cuestionado por sus políticas represivas.

Asimismo ha acudido el vicepresidente de Turquía, Fuat Otkay, país aliado de Venezuela, así como el ministro chino de Agricultura y un representante del gobierno ruso.

La ausencia de los miembros del Grupo de Lima, en el que se integran Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, ha supuesto un duro golpe para Maduro. Desde el Grupo de Lima le han instado a que no asuma el poder y aseguran que no le reconocerán.

Hay un golpe de Estado en marcha", ha dicho Maduro en relación con las críticas internacionales a su legitimidad

Maduro amenazó la víspera con "acciones rotundas" contra estos países, de los que se excluyó México. El régimen ha amenazado con acusar de "traición a la patria" a quienes suscriban la declaración del Grupo de Lima. Considera el líder bolivariano que el texto es injerencista y que "está traficando con el Derecho Internacional". De ahí que les denomine Maduro "cartel" en lugar de "grupo".

"Prtenden darnos órdenes sobre qué debe hacerse en Venezuela: qué debe hacer el presidente legítimo, el Parlamento... como si fuera un país bajo control y monitoreado. Actúan de manera grosera y extravagante contra nuestro país", ha declarado, al tiempo que recordaba que Venezuela daría "medidas firmes para defender la soberanía de la república".

Para Maduro se trata de "un golpe de Estado en marcha", y acusó a Estados Unidos de alentarlo. A su vez, el miércoles ha dado un ultimátum de 48 horas al Grupo de Lima para activar medidas contundentes. Ecuador tomó la delantera y ya ha retirado a su embajador. Poco después anunció la misma medida Paraguay.

En su alocución, ha aludido a la derecha venezolana, "como una derecha fascista que ha contaminado a la derecha latinoamericana", en concreto citó a Brasil. Ha insistido: "Venezuela es una democracia de verdad, revolucionaria, profunda... Yo, Nicolás Maduro Moros, soy un demócrata de verdad". Ha remarcado que se quiere "imponer una ideología intolerante e imperialista de las derechas".

Las elecciones en Brasil y Colombia en 2018 han dado un giro de 180 grados en las relaciones en Latinoamérica con Venezuela. Tanto el colombiano Iván Duque como el brasileño Jair Bolsonaro han denunciado a la dictadura venezolana y se alinean con el presidente de EEUU, Donald Trump, en su defensa de una mayor presión para desalojar a Maduro del poder. Maduro se ha referido a Iván Duque, a quien le gustaría hablarle sobre cómo luchar contra los capos de la droga. "Pero nos tienen miedo", ha añadido.

Ha vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de celebrar una cumbre de reconciliación entre los países de Latinoamérica "para parar esta locura, esta escalada que nadie sabe dónde nos puede llevar y que hace que allá arriba (Estados Unidos) se froten las manos".

Venezuela celebró elecciones presidenciales el 20 de mayo con la ausencia de la mayor parte de la oposición, que consideraba ilegítima la convocatoria, realizada por la Asamblea Constituyente, un órgano creado por el régimen para su mayor gloria. También descalificaron el proceso por falta de transparencia y garantías EEUU, Canadá, la UE, y el Grupo de Lima, salvo México.

La abstención fue histórica, de un 52%, la mayor nunca registrada. Maduro ganó con un 67% de los votos, pero consiguió dos millones de votos menos que en abril de 2013, cuando sucedió a Chávez, tras la convocatoria electoral después de la muerte del comandante venezolano. El opositor Henri Falcón, que si participó en la votación, posteriormente desconoció el resultado por irregularidades.

El pasado 6 de diciembre se cumplieron 20 años de la llegada al poder de Hugo Chávez. El chavismo con Maduro ha llevado a millones de venezolanos al exilio y a otros muchos a sobrevivir en la escasez y la penuria.

La Unión Europea volvió a pedir el martes que se celebren nuevas elecciones presidenciales en Venezuela, al no reconocer los comicios en los que se impuso el presidente del país, Nicolás Maduro, por considerar que no fueron "libres ni justos". En la ceremonia no hubo representación de los Veintiocho.

La UE ha pedido que "se respete a la Asamblea Nacional, se libere a todos los presos políticos y se cumpla el Estado de derecho, los derechos humanos y las libertades fundamentales", según una de una portavoz del Consejo citada por Europa Press.

Las sanciones impuestas por la UE a 18 altos cargos venezolanos se mantienen, así como persistirá "la presión política" contra los dirigentes, no contra la población, en palabras de la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad, Federica Mogherini, a las agencias internacionales.

El Parlamento europeo, tajante

La eurodiputada liberal Beatriz Becerra ha instado a los gobiernos de la UE, especialmente al español que preside Pedro Sánchez, a que no reconozcan  de forma explícita "la usurpación de Maduro". El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, ha sido muy claro. Alemania también ha anunciado que no reconoce a Maduro como presidente desde hoy, 10 de enero.

"No reconocemos el régimen de Maduro. En el Parlamento Europeo estamos con los venezolanos, humillados cada día por la dictadura con opresión, pobreza y hambre. Venezuela debe recuperar la libertad y la democracia con elecciones limpias", escribió Tajani en su cuenta de Twitter.

Becerra también ha pedido en su cuenta de Twitter al presidente Sánchez que reconozca la legitimidad de la Asamblea Nacional. "No sólo porque es la autoridad legítima sino para protegerla de la represión con la que Maduro ya está amenazando".

Sobre Europa  ha distinguido Maduro entre los pueblos, "que nos quieren, incluso nos han regalado un chaleco amarillo... nos ven como los revolucionarios", y "algunos voceros de la Unión Europea". Ha sido muy crítico con la vieja Europa.

"No vengas, UE, con tu viejo colonialismo. No vengas con tu racismo. Ya fue bastante el saqueo y el esclavismo. Basta de agresiones contra Venezuela, Unión Europea. Respeta Venezuela o la Historia te cobrará esta deuda más temprano que tarde", ha señalado.

Militares y cadena de mando

La Asamblea Nacional declaró la reelección de Maduro del 20 de mayo como "inexistente". El Legislativo, dominado por la oposición y declarado en desacato judicial, considera la toma de posesión como fraudulenta e ilegal.

Desde el 5 de enero preside la Asamblea Nacional el diputado Fernando Guaidó, de 35 años, de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, aun en prisión domiciliaria. Los diputados establecieron un turno en la Presidencia de la Asamblea Nacional.

En una entrevista con NTN24, Guaidó ha señalado: "Hay una peculiaridad en el mundo militar: Hay una cadena de mando que se romperá si llega a consumarse la juramentación el 10 de enero. ¿Estoy llamando a una cosa u otra? No, solo expongo las implicaciones jurídicas de intentar, de facto, usurpar el poder”.

El parlamentario indicó que la viabilidad de un gobierno de transición se irá dando cuando se desmarquen figuras clave del chavismo, "entonces perderá apoyo político-militar...ahí estará la clave para ejercer el cambio en el país”.

Coincide esta declaración con una noticia de The Washington Post que mantiene que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, habría presionado a Maduro el mes pasado para que dimita y, de no hacerlo, presentar su renuncia, basándose en una fuente de la Inteligencia de EEUU.

El descontento entre los militares, especialmente de medio rango, es cada vez mayor, debido al colapso económico, que también les afecta. Las fuerzas de seguridad han torturado a decenas de militares acusados de subversión el año pasado, según grupos de derechos humanos. Asimismo hay más arrestos por deserción.

La oposición ha convocado protestas dentro y fuera de Venezuela. Para la noche estaba prevista una cacerolada en varias ciudades del país. En Madrid, tuvo lugar una protesta ante el consulado venezolano, "en contra del usurpador Maduro".

El 72% de los venezolanos querrían que Maduro dimitiera y más de una tercera parte de los encuestados aboga por una intervención militar externa, y un 42% apoyaría un golpe militar interno. Tan sólo un 19% apoya a Maduro, el menor respaldo en un año, según Datanálisis, una empresa de sondeos muy fiable.

La debacle económica adquiere proporciones gigantescas. Justo la víspera de la toma de posesión, la comisión permanente y desarrollo económico de la Asamblea Nacional informó de que la tasa de inflación registrada en 2018 fue de 1.698.488,2%, mientras que la de diciembre se ubicó en 141.75%, según informa El Nacional.

Adquirir bienes de consumo básicos y medicinas se ha convertido en una lucha diaria para millones de venezolanos. Más de tres millones de personas han salido del país desde 2014, lo que supone el 10% de la población.  El 38% de los que aún están en Venezuela quieren salir a países vecinos. Colombia, el país que más venezolanos ha recibido, espera un millón más en 2019. Es una sangría que no tiene fin.

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