La cónsul de Venezuela en Miami, Scarlet Salazar, se ha unido este lunes al goteo de cargos que en las últimas horas están reconociendo la autoridad de Juan Guaidó como presidente legítimo del país y abandonando, por tanto, al régimen de Nicolás Maduro.

Salazar, como este fin de semana hizo el coronel José Luis Silva Silva, agregado militar de la embajada de Venezuela en Estados Unidos, ha hecho público un vídeo en el que reconoce la legitimidad del "ciudadano diputado" Juan Guaidó y alude a sus "valores y principios democráticos" para dejar de obedecer las órdenes de Maduro.

Salazar confirma que seguirá prestando sus labores diplomáticas exactamente igual que hasta ahora, en el nombre del nuevo presidente, y pide a sus compañeros diplomáticos que hagan lo mismo. El movimiento es significativo, toda vez que Nicolás Maduro ordenó el cierre de todos los consulados venezolanos en Estados Unidos y el regreso inmediato a Caracas de sus trabajadores. Juan Guaidó respondió pidiendo a los funcionarios que permaneciesen en sus puestos, circunstancia que está comenzando a producirse en las últimas horas.

Al mismo tiempo, Estados Unidos continúa profundizando en su estrategia de aislamiento de Nicolás Maduro, al que ya han prohibido el acceso y manejo de las cuentas gubernamentales de la República Bolivariana de Venezuela en territorio estadounidense. Como anunció el domingo el Departamento del Tesoro de la administración Trump, se trabaja en que esos fondos pasen a estar gestionados por el Gobierno de Guaidó.

El viernes, además, se conoció que el Banco de Inglaterra había negado a Maduro el acceso a más de 1.000 millones de euros en reservas de oro, al no reconocer su legitimidad como presidente venezolano. Se estima que Venezuela tiene repartidos más de 8.000 millones de euros en el mundo en este formato, aunque se desconoce exactamente dónde están depositados.

Juan Guaidó juró como presidente el pasado 23 de enero, citando los artículos 233 y 333 de la Constitución de Venezuela, al entender que el mandato presidencial de Nicolás Maduro está expirado desde el día 10 de enero de 2013. En aquella fecha, Maduro prometió un nuevo cargo que debía extenderse durante seis años, pero lo hizo basado en unas elecciones no reconocidas por la comunidad internacional, convocadas por una Asamblea Nacional Constituyente creada para vaciar de poder a la Asamblea Nacional, controlada por la oposición desde las elecciones de 2015, y que Guaidó preside actualmente.