"Yo no puedo votar a Manuel Valls porque vivo en tractoria, y tampoco puedo votar porque en mi pueblo sólo se presentan dos listas, las dos de la fe república, o de la fucking república". Con esta frase, pronunciada en el mitin central de Manuel Valls en la campaña municipal de Barcelona, el dramaturgo Albert Boadella definió perfectamente el mapa de la Cataluña interior, donde el independentismo es omnipresente y los partidos constitucionalistas encuentran serias dificultades para acceder al juego democrático.

La otra cara de la moneda la mostraba a principios de la campaña el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, preguntado por las "listas fantasma" presentadas por su partido, más de un centenar según sus rivales independentistas. "No acepto que se hable de listas fantasma cuando el problema real es que en muchos municipios la gente no se atreve a presentarse por nuestras siglas" advierte enfadado Illa cuando se le recrimina esta práctica consistente en presentar en un municipio candidaturas integradas por personas que no residen en él.

"No olvidemos que tras el 1-O a más de un alcalde socialista se le exigió romper el carné para mantener la alcaldía" recuerda Illa. Fue el caso de Jordi Ballart, que acabó abandonando el PSC y la alcaldía de Terrassa, o el de Blanes, obligado también a dejar el gobierno local. Pero presiones similares sufrieron alcaldes como el de Mataró, David Bote, señalado por la oposición independentista y víctima de sonados escraches, que sin embargo vuelve a encabezar las encuestas en su ciudad.

Este es el escenario en el que se explica que en el 35% de los municipios de Girona o el 25% de Tarragona sólo se podrá votar a candidaturas independentistas este domingo. En la provincia de Barcelona son 72 los ayuntamientos en los que sólo se puede escoger entre opciones secesionistas, y eso sin contar con las candidaturas independientes que en muchas ocasiones se suman también a ese discurso. Se trata de localidades pequeñas, en las que sólo se presentan una o dos listas, principalmente de ERC y JxCat, los dos partidos que mayor número de candidaturas han presentado.

Girona, feudo independentista

Girona es indiscutiblemente el feudo del independentismo catalán, con un 60% de partidarios de opciones secesionistas en cada una de las elecciones autonómicas celebradas desde 2012, muy por encima de la media catalana. En las generales del pasado 28-A, los independentistas se llevaron el 56,02% de los votos en esta provincia, frente al 40% del total de Cataluña.

A nivel municipal, CiU, ERC y la CUP obtuvieron en el 2015 el 63,66% de los apoyos, que les valieron un total de 1.483 concejales de los 1.927 que están en juego en la provincia. Unos resultados que se ponen en contexto si tenemos en cuenta que en un tercio de las localidades los votantes no tienen otra opción. Este domingo, 78 de los 221 municipios de la demarcación ofrecerán exclusivamente opciones independentistas a sus vecinos.

En la mayoría de los casos se trata de pueblos de menos de 2.000 habitantes que escogerán entre una, dos o tres listas. Pero el tándem ERC-JxCat -y en algunas ocasiones también la CUP- ya puede cantar victoria en poblaciones de más peso, como Ribes de Freser, Sant Joan de les Abadesses, Alp, Llívia, Sant Joan les Fonts, la Vall d’en Bas, Bescanó, Porqueres, Portbou y Port de la Selva.

En la mayoría de municipios (37), la alcaldía se la jugarán ERC (que en muchas localidades se presenta bajo la marca de 'Acord Municipal') y Junts per Catalunya (con la marca 'Junts'), y en cinco más se la disputarán también con la CUP. En la comarca de la Cerdanya, la formación Endavant Cerdanya -escisión de ERC- se presenta en Guils y Alp junto a ERC y JxCat, y en Isòvol y Bolvir junto a JxCat.

Tarragona, un abismo entre la costa y el interior

En Tarragona el dibujo electoral reproduce el ideado en su día por los impulsores de Tabarnia. Un área metropolitana y la Costa Daurada con fuerte presencia de candidaturas del PSC y Cs y un interior en el que el independentismo vuelve a ser la única opción en buena parte de los pueblos pequeños. Este es el caso en 50 de las 184 localidades de la circunscripción.

Por contra, sólo en una localidad de Tarragona la situación es la inversa, es decir, sólo se presentan formaciones no independentistas. Se trata de Vilanova de Prades, donde el alcalde Artur Miró es el único candidato bajo las siglas del PSC.

El dibujo se repite en la provincia de Barcelona, que pese a ser la más poblada -5,6 millones de habitantes, el 75% de la población catalana- cuenta en su interior con municipios pequeños con la misma aparente unanimidad independentista. Se trata de 72 de los 311 municipios de la provincia, casi uno de cada cuatro. Aunque representan un número ínfimo de la población, permitirán mostrar un más que rentable resultado en número de regidores para ERC y JxCat, los dos partidos que se reparten buena parte de esas localidades, con el permiso en algunas ocasiones de la CUP.

Algunos de ellos, sin embargo, se saltan esos parámetros. Es el caso de Balsareny, con más de 3.000 habitantes y sólo dos candidaturas: ERC y JxCat. O Sant Esteve de Palautordera, 2.700 habitantes en la comarca industrial del Vallès Oriental.

Lleida, la más plural

La provincia de Lleida se muestra, en este particular ranking, como la más plural de Cataluña. Pese a tener una mayoría de municipios muy pequeños, en esta provincia sólo el 11,6% de los ayuntamientos tienen ya garantizada la victoria independentista del domingo, con candidaturas únicas de ERC o Junts o la competencia exclusiva de ambas formaciones. Se trata de 27 municipios, todos ellos pequeños