Política

El constitucionalismo ahonda su brecha ante un otoño 'caliente' en Cataluña

El independentismo no es el único bloque dividido: en los últimos meses se han multiplicado los desencuentros entre Ciudadanos y la Sociedad Civil Catalana, acusada de abrazar el 'sanchismo' y tender la mano al secesionismo

Manifestación del 8-O en Barcelona contra el independentismo catalán

Manifestación del 8-O en Barcelona contra el independentismo catalán EFE

Enfrentadas pero ahora no tan diferentes. El independentismo no es la única facción en que la revolución de las sonrisas ha terminado en lágrimas. La división, la tensión y las fricciones se ha convertido en una máxima dentro del constitucionalismo catalán, donde la distancia e intereses propios entre Ciudadanos, PSC, PPC y Sociedad Civil Catalana (SCC), motor de las multitudinarias marchas que abarrotaron las calles contra el secesionismo tras el 1-O, se agudizan cada vez más.

Cataluña -y España- se prepara ahora para un otoño caliente: la sentencia del 'procés' que redactará Manuel Marchena previsiblemente para la primera quincena de octubre será trascendental para dirimir el devenir catalán y la definitiva fractura del independentismo -sin una respuesta común ante el dictamen, con el fantasma del adelanto electoral planeando sobre la Generalitat.

Y ante el nuevo curso político, el constitucionalismo catalán tampoco levanta cabeza. Y, aunque la bancada contraria al secesionismo nunca ha estado especialmente unida, el enfrentamiento se enfoca ahora en la cristalización de la distancia entre Ciudadanos y la Sociedad Civil Catalana. Poco o nada queda de aquella masiva manifestación que el 8 de octubre de 2017 colapsó las calles de Barcelona clamando por la "unidad de España". De hecho, no se ha vuelto a repetir una imagen parecida: el año pasado, los liberales contraprogramaron un acto de conmemoración de aquel histórico 8 de octubre con otro evento de SCC y casi nunca se les ha visto juntos conmemorando festividades como la del 12 de octubre.

Fotografías a parte, el viraje político de cada uno a izquierda y derecha ha sido la mecha definitiva que ha dinamitado cualquier resquicio de unión. El 'no' a Sánchez de Ciudadanos le ha valido a Albert Rivera para dar un decidido paso hacia el ala conservadora a todos los niveles, que le ha costado importantes críticas y dimisiones dentro de su equipo; y su oposición al sanchismo y todas sus derivadas a evidenciar la ruptura con Sociedad Civil Catalana.

Aunque otros pesos pesados liberales ya habían criticado el "cambio de rumbo" de la entidad que ahora dirige el ex diputado del Partido Popular, Fernando Sánchez Costa -en relevo de Josep Ramon Bosch- con anterioridad, la brecha la recordó el portavoz de Cs en Cataluña, Carlos Carrizosa, hace unos días, quien abrazando la tesis defendida por la Ejecutiva Nacional del partido, acusó a Costa de abrazar el sanchismo y "la tesis del socialismo en Cataluña" para dejar de lado la oposición sin cuartel al separatismo.

El por qué de estas declaraciones vienen por una polémica entrevista de Fernando Sánchez Costa para Europa Press, en la que lanzó un mensaje conciliador al independentismo e, incluso, tendió la mano para responder a algunas peticiones de la corriente secesionista, moviéndose siempre dentro del constitucionalismo. "Lo que tenemos que hacer todos es ver cómo se puede encauzar este movimiento cívico para mejorar Cataluña y mejorar España", aseguraba.

Desde la entidad, no obstante, niegan que se haya dado un giro, ni hacia postulados sanchistas ni catalanistas. Lejos de cesar la ola de críticas y aunque desde SCC aseveraron que se produjeron a título personal, las declaraciones de uno de los vicepresidentes, Xavier Marín, evidenció la disparidad también en el seno de la formación al aporfiar que se debería prohibir que los partidos independentistas se presenten a las elecciones, como ocurre en Alemania con los defensores del nazismo, comparó.

Los guiños al diálogo con el separatismo y las diferentes opiniones en cuanto a la aplicación del 155 en Cataluña ponen en evidencia la apertura de largo de dos corrientes en el seno del constitucionalismo: una dura, partidaria de la oposición sin cuartel contra el separatismo, a la que se abrazan PP y Ciudadanos; y otra basada en el diálogo y la cooperación con las fuerzas secesionistas, corriente suscrita por la SCC y el PSC. "No se puede decir 'no' a los dos millones de personas que están luchando por la independencia desde hace seis años", certificaba Costa.

Pese a todo y ante el importante reto que se plantea en las próximas semanas -los ánimos comenzarán a caldearse a partir de la Diada- desde SCC ya han emplazado a todos los partidos, incluido Ciudadanos, a mantener reuniones orientadas a resucitar, al menos temporalmente, la unión en lo que dure el desafío independentista.

División de votantes

Ciudadanos está muy lejos de aquellas autonómicas de 2017 en las que arrasó. El ojo de Albert Rivera ha quedado en los últimos meses muy lejos de Cataluña y muy cerca de sus objetivos nacionales en el Congreso de los Diputados. Prueba de ello es el éxodo de buena parte de la cúpula naranja catalana a Madrid, como Inés Arrimadas, José María Espejo o Fernando del Páramo.

Y el abandono se saldó con un alto precio el 26-M, cuando los liberales dejaron de ser la alternativa al independentismo  y no lograron ni una sola alcaldía. El panorama ante un eventual adelanto electoral en Cataluña no es más halagüeño, ni para los populares, que no consiguen levantar cabeza, habida cuenta de que aún no se ha encarrilado por la negativa liberal el proyecto Cataluña Suma; ni para los naranjas, a los que algunos sondeos emplazan en el cuarto puesto, unos malos augurios demoscópicos contra los que ya han comenzado a reaccionar.

“Lorena Roldán tiene todo nuestro apoyo, el mío personal y el de los 4,3 millones de votantes de Cs en las generales. Si Torra convoca elecciones estaremos todos en Cataluña”. La promesa es del presidente del partido, Albert Rivera, que este viernes ha cerrado una semana de intensa agenda catalana del partido. Tras completar LA criticada “fuga de valores” al Congreso, el partido parece ahora querer suplir esa evasión arropando a su nueva candidata en la comunidad, Lorena Roldán.

Roldán se estrenó el lunes como sustituta también de Inés Arrimadas en la portavocía del partido. El martes hubo paseo por el Raval barcelonés junto a la nueva líder del partido en el Ayuntamiento, Luz Guilarte, y su antecesora, Carina Mejías, para denunciar la crisis de seguridad en Barcelona. Este fue el eje también de la reunión de diputados, regidores y eurodiputados del miércoles en el Parlament, ya presidida por Arrimadas, de nuevo junto a Roldán y Carlos Carrizosa.

"Si Torra quiere elecciones, estamos preparados", alerta Albert Rivera

Este viernes, Albert Rivera ha puesto el broche al desembarco naranja en Cataluña asegurando que “si Torra quiere ir a elecciones estamos preparados”, en un acto dedicado a recordar los plenos del 6 y 7 de septiembre de 2017 en los que el Parlament aprobó las leyes de ruptura pese a la dura oposición de Cs, PSC y PP. Fue el punto álgido de la unidad del constitucionalismo, que no ha hecho más que aumentar su división desde las elecciones autonómicas de ese año.

La creación de nuevas fuerzas ubicadas en el centrismo político y en la lucha contra el independentismo, como la Lliga Democrática, podrían constituir otro caladero de votos de un Rivera lastrado por fuertes turbulencias internas.

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