El sector turístico ya ha empezado a sufrir en sus cuentas las consecuencias del Brexit. El negocio ligado a las llegadas de turistas británicos se ha resentido durante el verano. En plena temporada alta, la facturación del sector turístico al mercado inglés ha descendido un 3%, según las estimaciones de Exceltur, el lobby que agrupa a una treintena de las mayores empresas turísticas del país.

El impacto es desigual y el parón de la demanda británica se ha notado más en el sector hotelero, y muy especialmente en los alojamientos volcados en el sol y playa (con una caída del 4,4% de las ventas) durante la temporada de verano. La peor parte se la ha llevado Canarias, con un descenso del 7,2% de la facturación ligada al gasto de turistas procedentes de Reino Unido.

A mucha distancia del zarpazo sufrido por Canarias, otras regiones volcadas en el turismo vacacional de costa han registrado también un impacto notable de las ventas al mercado británico, como han sido Baleares (-3,5%), Andalucía (-3,3%) o Cataluña (-3,2%), según el último informe de Exceltur.

De hecho, la caída de las llegadas de británicos (con un descenso de más de 200.000 viajeros en lo que va de año) es la causa principal de que España haya registrado este año su segundo verano consecutivo con menos turistas internacionales.

Pero lo peor puede estar por venir. La incertidumbre sobre cómo se resolverá la salida de Reino Unido de la Unión Europa amenaza con dar un golpe millonario al sector turístico español en el próximo año.

Y es que la posibilidad de que el Brexit se produzca a finales de este mes de manera abrupta y sin acuerdo entre Londres y Bruselas puede provocar un agujero de más de 1.400 millones de euros en la actividad turística, especialmente por el efecto de una fuerte depreciación de la libra (de en torno a un 10% adicional a la caída que lleva acumulada la divisa británica frente al euro).

Los cálculos de Exceltur contemplan que, en caso de Brexit abrupto, el PIB turístico sufriría una pérdida de 58 millones de euros sólo en los dos meses que quedan para acabar el año (un golpe leve porque la mayoría de las reservas hasta fin de año ya están cerradas) y un zarpazo de 1.349 millones de euros durante el conjunto de 2020. Un auténtico golpe para un sector que lleva desacelerando en los dos últimos años tras un lustro de boom.

El Reino Unido es el mayor mercado emisor de viajeros hacia los destinos turísticos españoles. Lo es ahora y lo ha sido desde que nuestro turismo tiene memoria. Y es que los turistas británicos llevan concentrando el mayor número de llegadas desde hace 60 años. Tradicionalmente, y año tras año, cerca de una cuarta parte del total de turistas extranjeros que vienen a España proceden de Reino Unido.

Es por ello que el sector turístico vigila con preocupación los vaivenes políticos en la ribera del Támesis que amenazan con que el Brexit -la salida de Reino Unido de la Unión Europea- se acabe produciendo de forma abrupta y sin acuerdo con Bruselas. Nadie espera que esos millones de turistas se esfumen de un año para otro, el sector sí teme que un Brexit duro suponga un frenazo de las llegadas. Seguirán viajando, y muchos vendrán aquí, pero desde el sector turístico español se teme que en caso de un Brexit a las bravas la caída pueda rondar los cuatro millones de visitantes.

La locomotora española frena

El parón ligado al Brexit que ya ha empezado a registrarse, la recuperación de destinos rivales del Mediterráneo como Egipto o Túnez, el frenazo de la demanda por la desaceleración económica a escala internacional y el impacto de la quiebra del gigante hace que el sector turístico augure ya un crecimiento aún menor este año.

Exceltur ha revisado de nuevo a la baja su estimación de crecimiento de la actividad turística para este año hasta el 1,4% desde el 1,6% que calculaban en julio, por todos estos factures (y sin tener en cuenta aún el posible golpe que para el sector supondría que los disturbios en Cataluña se alarguen en el tiempo). Con ello, por segundo año consecutivo, el turismo crecerá por debajo de lo que lo hará el conjunto de la economía española, tras más de una década con el turismo como locomotora.