Política

La sentencia de los ERE hunde las expectativas de Susana Díaz de resistir

María Jesús Montero, que se perfila como sucesora, también compartió Gobierno en Andalucía con los condenados

Susana Díaz, Pedro Sánchez y María Jesús Montero, en un mitin de Sevilla del PSOE de la campaña electoral del 10-N. EFE

Un año después de perder el poder, el PSOE andaluz se enfrenta a un segundo mazazo. El equipo de Susana Díaz no estaba preparado para una sentencia tan demoledora, que condena la forma de gestionar el dinero público de la cúpula socialista en la comunidad durante una década. Sus padrinos en política, desde José Antonio Viera hasta José Antonio Griñán, han sido condenados en lo que supone un censura general a la forma de ejercer el poder de toda una era. Al declararse como su heredera, Díaz queda señalada políticamente por esas prácticas.

Después de perder su guerra contra él, la secretaria general del PSOE había ofrecido su colaboración a Pedro Sánchez con el objetivo de resistir al frente del partido en Andalucía. El presidente del Gobierno en funciones, ocupado en las dos elecciones generales y el laberinto de su investidura, aceptó la propuesta y dejó para el futuro una decisión sobre el PSOE andaluz. Pensó que era mejor tener a Susana Díaz motivada y trabajando para él en las campañas electorales que arrastrando los pies o directamente poniendo palos en la rueda.

Mientras Sánchez y Díaz compartían mítines, en Ferraz todos los ojos se ponían sobre la ministra de Hacienda, la sevillana María Jesús Montero, como posible apuesta para suceder a la lideresa andaluza. Las dotes comunicativas y negociadoras de la también ex consejera de la Hacienda andaluza brillaron durante la primera campaña electoral y durante las conversaciones con Podemos para firmar un pacto para los Presupuestos Generales del Estado que fueron tumbados en febrero abocando a elecciones. La estrella de Montero se iluminaba mientras la de Susana Díaz iba palideciendo.

No obstante, la cordialidad mostrada por Sánchez, que retomó la comunicación con Díaz y respondía con rapidez a sus mensajes de móvil, hizo que en el PSOE andaluz se alimentaran las esperanzas de resistir. El auge de Vox el 10 de noviembre y la debacle de Ciudadanos levantó más expectativas todavía y el círculo de la ex presidenta se ilusionaba con la posibilidad de hacer virar al vicepresidente Juan Marín de nuevo hacia un apoyo al PSOE. Él lo descarta.

En esa recuperación de los ánimos llega la demoledora sentencia. La Audiencia de Sevilla, que ha enjuiciado la pieza política del caso ERE, ha cifrado el fraude en más de 680 millones de euros, cantidad que la Junta de Andalucía repartió durante una década en ayudas a empresas en crisis y para el pago de prejubilaciones sin control y al margen del procedimiento establecido. "Descontrol absoluto", "sistema fraudulento" y "palmaria ilegalidad" son expresiones que se repiten en los 1.821 folios del fallo.

La sentencia sostiene la tesis de que la Junta creó y mantuvo durante una década (2000-2009) un sistema ilegal de ayudas por puro clientelismo político, como defendía la juez Mercedes Alaya desde el inicio de la instrucción. «La necesidad política de dar una respuesta rápida a los grandes conflictos sociolabores llevó a los responsables de la Junta de Andalucía a establecer un sistema ágil, si bien tal agilidad se consiguió eliminando los mecanismos de control legalmente establecidos», resume el fallo de la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla.

En los Gobiernos de esa década enjuiciada participaron la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, y la ministra de Hacienda, lo que limita sus opciones de representar una renovación y una nueva forma de entender la política por su parte, dificultando los planes sucesorios de Ferraz. De momento no existen prisas por propiciar la sustitución de Díaz, que podría recibir una invitación a ocupar un puesto institucional fuera de España para facilitar ese cambio en el socialismo andaluz. Ya lo intentó Sánchez cuando le ofreció la Presidencia del Senado, puesto que Díaz rechazó en un momento de mucha menor debilidad política que la actual.

Esas vías para propiciar el cambio en el PSOE andaluz siguen varadas hasta que Sánchez consiga su investidura, prevista para mediados de diciembre. Una vez que forme Gobierno se abre la posibilidad de estudiar fórmulas para la renovación en Andalucía que, a día de hoy, pasan por la sustitución de Susana Díaz al frente del partido.

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