Los dos partidos socios del Gobierno viven una lucha soterrada por el relato que se dirime en el ring de las políticas económicas para hacer frente a los efectos sociales del coronavirus. PSOE y Unidas Podemos reclaman para sí la autoría de lo que los morados han dado en llamar el "escudo social", donde imponen buena parte de sus tesis en la gestión de una crisis, para la que, sin embargo, se les está dejando poco margen de protagonismo.

Que el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, haya comparecido en Moncloa ante los medios de comunicación las mismas veces que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, dice mucho del papel que le reserva Moncloa. Pero el titular de Consumo, Alberto Garzón, no se estrenó hasta este miércoles mientras que Manuel Castells, de Universidades, sigue desaparecido. Por su parte, la ministra de Igualdad, Irene Montero, no ha podido dar ninguna rueda de prensa desde que presentó la Ley de Libertad Sexual y confirmarse que estaba contagiada, aunque su segundo positivo en coronavirus lo ha estrenado con una presencia habitual en los medios de comunicación para compensar en muy buena medida el ostracismo en el que les tiene Moncloa.

La titular de Trabajo, Yolanda Díaz, es la excepción, aunque las críticas a su última comparecencia junto al titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, el mismo día en que se presentaban los datos más escalofriantes de destrucción de empleo de este país, fueron generalizas. Además, su defensa de los Ertes como sistema para impedir los despidos masivos acabó convirtiendo en tendencia en Twitter a la ministra de Empleo de Mariano Rajoy, Fátima Báñez, que incorporó esta medida de "flexibilización" empresarial en la denostada reforma laboral de 2012 para evitar que los despidos fueran el único instrumento posible al alcance del empresario.

Sánchez ha comparecido ocho veces. Illa, trece. Ábalos y Marlaska, siete. Iglesias, dos.

Desde el 12 de marzo el presidente del Gobierno ha comparecido 8 veces y ha habido otras 26 de ministros. Moncloa ha desplegado una agenda de hasta tres comparecencias diarias. A la diaria de los técnicos -22 en total- suele sumar otra de una pareja de ministros a la hora de comer y una tercera a media tarde. Tras Sánchez, el más visible ha sido, en pura lógica, el titular de Sanidad, Salvador Illa, con doce ruedas de prensa, mientras que Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos le siguen con media docena de veces. Algo menos la ministra de Defensa, Margarita Robles, la única que dio réplica al presidente de la Generalitat, Quim Torra, por pretender convertir la pandemia en otra arma arrojadiza contra el resto de España, aunque está muy activa en los medios.

De hecho, la selección de miembros que forman parte de la "autoridad competente", que consagró el estado de alarma, fue la primera señal inequívoca de las nulas intenciones de los socialistas de dejarse comer el terreno por Podemos, incluso corriendo el riesgo de asumir todo el desgaste de la gestión de una pandemia que ha llegado al corazón de Europa.

"La parte socialista está patrimonializando la gestión del coronavirus", presumen fuentes próximas a uno de los ministros que forman parte de ese consejo restringido en torno al cual orbitan el resto de los departamentos gubernamentales. En esa "autoridad competente" -término que repatea a muchos en Unidas Podemos por los recuerdos que trae, dicen, del golpe de Estado del 23-F- no estaba ninguno de los cinco miembros del "sector morado del Gobierno".

Pero mientras tanto Podemos no está parada. Los "morados" se despliegan en los medios de comunicación y en las redes, donde ganan de largo la partida. La página web de la vicepresidencia segunda "vende" como producto de la acción combinada de los cinco departamentos que controlan, -esto es, además de vicepresidencia, Trabajo, Consumo, Igualdad y Universidades- el llamado "escudo social". Bajo el título "Ampliar el escudo social para no dejar a nadie atrás" resumen todas y cada una de las medidas de índole económica y social tomadas desde la declaración del estado de alarma.

"Se apropian de medidas de otros ministerios", dicen los socialistas de Unidas Podemos

Esta atribución ha generado malestar en el sector socialista del Gobierno por entender que "se apropian de medidas de otros ministerios" como es el caso, dicen, de las políticas por impago del alquiler que dependen del Ministerio de Transportes, cuyo titular es Ábalos, y del que dependen las políticas de la vivienda, o los que son limítrofes con Economía.

De hecho, la batalla soterrada entre Iglesias y la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, vivió esta semana un capítulo significativo. Iglesias concedió el miércoles una entrevista a Telecinco en la que no hubo grandes revelaciones, pero sí advirtió que en estado de alerta y ante una emergencia sanitaria, el Gobierno puede exigir a las empresas, como farmaceúticas o automovilísticas, que fabriquen productos para luchar contra la pandemia.

Al día siguiente fue Calviño la que, desde la misma cadena, enmendaba la plana a Iglesias al reivindicar las medidas económicas del Gobierno y lanzar un mensaje de tranquilidad a empresas y trabajadores bajo el exhorto de "remar en la misma dirección". No se trataba sólo de dejar de aparecer como la genuina representante de la ortodoxia económica, sino trasladar la idea de que los socialistas son la conciencia social del Gobierno de coalición.

Y por delante queda la renta mínima social. Era un compromiso del acuerdo de Gobierno aunque no estaba en los planes socialistas abordarla con demasiada prontitud. Unidas Podemos, en general, e Iglesias, en particular, vienen apretando con el tema. Alegan en su entorno la "complejidad" de la medida así como la necesidad de pactarla con las Comunidades Autónomas. No quieren ser acusados de improvisar, pero el próximo martes podría ir a Consejo de Ministros. Será una batalla muy interesante, tanto en el fondo del asunto como en la forma en que se traslade a la opinión pública.