La interlocución entre Ana Pastor de parte de la delegación del PP; y Salvador Illa, de parte de la del Gobierno, más allá de la negociación del decreto de nueva normalidad tiene otra lectura: el primer gesto para que los dos grandes partidos sean capaces de suscribir pactos de calado contra la crisis, tras meses situados en las antípodas.

Este jueves se vota en el Congreso de los Diputados el decreto ley que establece las medidas que regirán en España durante la apodada como 'nueva normalidad'. El Gobierno lo sacará adelante con o sin el PP -tiene amarrado el respaldo de Ciudadanos y del PNV-, aunque el 'sí' de Casado alumbraría el primer gran acuerdo entre PSOE y PP que podría allanar el camino a más pactos para combatir los estragos de la pandemia. Hasta ahora, los populares han votado a favor de tres prórrogas del estado de alarma -se abstuvieron en la cuarta a modo de advertencia- y han apoyado el Ingreso Mínimo Vital. Pero en ninguno de estos casos hubo negociación ni diálogo previo entre el Gobierno y el principal partido de la oposición.

En Génova se reservan el sentido del voto, aunque se inclinan por un 'sí' a pesar de que el Ejecutivo no ha respondido del todo a su condición: que Illa accediese a "sentarse" en una mesa con el PP para debatir propuestas que se puedan incorporar a un decreto que consideran "insuficiente", a través de su tramitación como proyecto de ley. No hubo reunión, según confirman fuentes del PP, aunque sí "conversaciones" con el titular de Sanidad. El canal de comunicación está abierto entre ambos dirigentes desde hace días, con la vista puesta en lograr un pacto de Estado en materia sanitaria, la única materia en que el PP se ve con posibilidades de conseguirlo.

En Génova reiteran su "voluntad" por seguir en la vía de los pactos de Estado y, salvo sorpresa, el PP apoyará el decreto para enmendarlo con las propuestas troncales de su plan Cajal, entre las que destaca la creación de una Agencia Nacional de Salud Pública, el refuerzo de la asistencia sanitaria en general o la mejora de la atención a personas mayores. En el marco de la comisión de Sanidad, el propio ministro del ramo aseguró que se acometerían algunas de ellas, como el refuerzo de la atención primaria o mejorar la coordinación entre comunidades autónomas en materia sanitaria.

El deshielo de las relaciones continuó a última hora de la tarde del miércoles con una reunión entre Ana Pastor y una delegación de Moncloa para debatir, como estaba previsto, los flecos de las conclusiones de los respectivos grupos en la comisión de reconstrucción, en cuya cita los populares entregaron el documento con sus propuestas en materia sanitaria. De parte del PP, además de la vicepresidenta del Congreso, acudió el secretario general del Grupo Parlamentario Popular, Guillermo Mariscal; de la parte del PSOE se sentaron Adriana Lastra y Rafael Simancas; y del Gobierno acudieron Félix Bolaños y José Antonio Montilla, un grupo que, adelantan, se han emplazado a seguir negociando "en los próximos días".

El PP reitera que, pese haber tendido la mano para otros acuerdos de calado económicos o jurídicos, éste es el ámbito en que, por el momento, mantienen su "voluntad" de llegar a acuerdos. Fuentes del partido se muestran pesimistas respecto a las posibilidades reales de alcanzar alianzas especialmente en el campo económico, donde más pueden pesar las influencias de Podemos.

El aparente armisticio que parecía traer consigo la negociación del decálogo sanitario queda ensombrecido, no obstante, por el duelo que mantienen día sí día también Pablo Casado y Pedro Sánchez en el Congreso, así como por la intervención de los portavoces de sendas formaciones. En cada intervención, tanto el jefe de la oposición como el del Ejecutivo reiteran la mano tendida al otro para llegar a acuerdos; y en cada intervención, desprecian que el adversario no haya aceptado su ofrecimiento.

El ambiente entre ambos líderes sigue siendo casi guerracivilista, mientras en Génova lamentan que aún no haya habido una interlocución "al más alto nivel", a lo que el líder de la oposición estaría dispuesto. "Si Sánchez llama, Casado va", reiteran en la dirección popular.

La tónica que han seguido ambos líderes en el Congreso ha sido la del intercambio de reproches y acusaciones, con el PP poniendo el acento en que el Gobierno "oculta" las cifras reales de fallecidos en España por Covid-19, y con el Ejecutivo censurando la actitud del PP en Bruselas.

En concreto, Sánchez escribía este miércoles una línea roja ante cualquier tipo de acuerdo con la oposición: "arrimar el hombro" en Europa y retirar el "ignominioso informe" que los populares han enviado al Parlamento Europeo para condicionar las ayudas de la Comisión. "Si usted quiere llegar a acuerdos, empecemos por lo básico: defienda junto con el Gobierno los intereses de España en la negociación del fondo de recuperación de Bruselas", demandaba.