Un batacazo electoral, un proyecto alternativo pendiente de articular, varias contiendas internas, dos corrientes en plena reconciliación y varios socios ni del todo cómodos ni tampoco incómodos. Se cumplen dos años del congreso del PP en el que un joven candidato, identificado con la que comúnmente se conoce como corriente aznarista, se impuso nada menos que a la ex vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, después incluso de haber perdido contra ella en las primarias del partido, celebradas sólo unas semanas antes.

Los apenas 1.500 votos de ventaja de la ex dirigente del PP no fueron suficientes para frenar las aspiraciones del actual presidente, que en cuestión de semanas logró cerrar una alianza con el resto de contendientes -especialmente con los delegados que apoyaban a María Dolores de Cospedal y que recelaban de Santamaría- para hacerse con las riendas del partido.

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