Todo lo que rodea a la candidatura de Carlos Iturgaiz como adalid del centroderecha y de la lucha contra el nacionalismo en las elecciones vascas se fraguó en Madrid. Desde la coalición con Ciudadanos hasta el nombre del aspirante conservador, al que Pablo Casado fió su suerte en detrimento de Alfonso Alonso, a quien la dirección nacional noqueó el pasado mes de febrero y apartó repentinamente por fuertes discrepancias con las pretendidas cesiones al partido de Inés Arrimadas.

Precisamente por ello, no es de extrañar que Génova esté preparando el siguiente golpe de efecto, también diseñado desde Madrid: el de imponer a Carlos Iturgaiz al frente del PP vasco en el nuevo proceso interno para decidir la dirección autonómica del partido que los populares tienen pendiente, y cuya fecha se decidirá una vez cierren las urnas el próximo domingo. Iturgaiz cuenta "con la máxima confianza" de Pablo Casado, y será su apuesta personal para presidir el partido en Euskadi.

La decisión está prácticamente tomada y sólo una catástrofe electoral podría desviar a Casado de su objetivo, pero no lo harán los malos resultados que prevén la mayoría de las encuestas para la coalición PP+Cs, que salvarían los muebles con un máximo de siete escaños, según los sondeos más optimistas. Y aún serían dos menos de los que consiguió Alfonso Alonso en 2016.

"La elección de Carlos tuvo como objetivo la reconstrucción del partido en País Vasco, y es él quien debe liderar esa reconstrucción", afirman fuentes cercanas al presidente del PP. Sostienen en Génova que, "en muy poco tiempo" Iturgaiz "ha conseguido unir a todo el partido allí" y se apostará todo a una decisión que ya levantó tempestades en su día por las implicaciones no sólo para los populares vascos, sino por la eterna pugna entre las dos almas del PP, la más moderada que representaba Alonso y la más 'dura' con la que se identifica al actual candidato a lehendakari.

Y de aquella tormenta aún se esperan truenos. La situación no es precisamente ideal dentro del PP vasco, y las tensiones internas entre el candidato autoimpuesto por Madrid y el sector del partido en Euskadi que no comulga con el ideario de Iturgaiz pueden tardar muy poco en salir a flote, una vez las urnas hayan echado definitivamente el cierre.

La intención de la dirección nacional de imponer a Iturgaiz al frente de las filas vascas podría suponer todo un reto para Génova, y el primer obstáculo sería explicar ante sus detractores por qué se da las riendas del partido a un candidato que ha fracasado en las elecciones a pesar de unir fuerzas con Ciudadanos. Pero habrá que esperar al domingo para cuantificar el calibre del golpe.

Y en el País Vasco aún no se han descubierto todas las cartas. A expensas de lo que suceda la noche electoral y conscientes de que Casado y los suyos ya están tomando posiciones en torno a su apuesta personal, no se descarta el escenario de que la corriente 'moderada' decida presentar batalla a Carlos Iturgaiz para presidir la formación.

La persona que podría ostentar esa responsabilidad es la actual presidenta interina del PP vasco tras la salida de Alonso, Amaya Fernández, a quien Génova ni si quiera incluyó en las listas de Iturgaiz. El sector 'alonsista' ha estado silenciado en esta nueva etapa de los populares vascos, y en concreto Fernández no ha tomado nunca la palabra en los muy abundantes mítines y actos celebrados estas semanas, en que además de Casado ha estado presente la plana mayor del partido. Ni si quiera estuvo en el primer acto que sirvió para la presentación del candidato de la coalición.

El líder del PP ha acompañado hasta en seis ocasiones esta campaña a Carlos Iturgaiz, y también estará presente en el cierre de la misma, participando junto a su candidato en una ofrenda floral en recuerdo de Miguel Ángel Blanco en la localidad vizcaína de Ermua.

Pese a los malos pronósticos, fuentes de la dirección nacional confían en mejorar los resultados que les atribuyen las múltiples encuestas. Un dato relevante es que en enero, cuando Alfonso Alonso era el candidato, los sondeos le atribuían entre 4 y 5 escaños. Meses después, con otro candidato y en alianza con Ciudadanos, el pronóstico ha mejorado levemente, y podrían sumar entre uno y dos diputados a ese resultado. Y en dos días, los populares esperan dar la sorpresa. "Podemos hacerlo", subrayan.