Feijóo cumplió con los pronósticos, y arrasó. E Iturgaiz no sólo no levantó el vuelo, sino que dio alas a Vox. Prácticamente desde que se revelasen los resultados de la atípica jornada electoral de este domingo, el debate sobre el rumbo del PP ha regresado a la arena política, y la histórica victoria que ha firmado el barón gallego -igualando el récord de las cuatro mayorías absolutas de Manuel Fraga- pone de nuevo en cuestión el liderazgo del propio Pablo Casado frente a la hegemonía de Núñez Fejóo, que rechazó hasta en dos ocasiones -una con Rajoy y otra con el actual jefe de filas- dar el salto a la política nacional. Pero 2024 es la "estación término" para Feijóo al frente de la Xunta.

Ahora, sin ningún otro escenario electoral cercano más que las elecciones catalanas, desde Génova se trabaja por difuminar la idea de que el líder nacional y el líder gallego representan dos modelos distintos de partido, capitalizando el éxito en Galicia como una victoria del "tándem Casado-Feijóo", a pesar de la campaña personalista y alejada de las siglas que ha protagonizado el presidente de la Xunta, muchas veces enmendando la línea marcada desde Madrid con la moderación, el pactismo, el diálogo y la defensa del regionalismo gallego como forma de hacer política.

Los comicios de este domingo implicaban otra importante lectura para el PP, que sometía a examen las dos almas que laten con fuerza dentro del partido: la de la política centrista que representa Feijóo -que, pese a ser minoría, gana peso gracias a la victoria del domingo- y la del ala dura con guiños al aznarismo que abanderaba Carlos Iturgaiz, apuesta personal del propio Pablo Casado.

Y el 12-J ha decantado la balanza. El partido traza ahora una hoja de ruta a priori definitiva para, aseguran, "llegar a la Moncloa": extrapolar el modelo Feijóo, el "modelo que funciona", el de "las políticas sensatas y moderadas", como afirman diversos portavoces de la formación. El propio secretario general del partido, Teodoro García Egea, deslizaba este domingo haber tomado nota de lo que habían dictado las urnas y apostaba por plantear una alternativa "moderada y centrada". "Es la reflexión que hacemos", sostenía el dirigente popular. Una reflexión avalada por 41 escaños por los cinco de la apuesta conservadora en País Vasco.

También el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos, afirmaba ayer en una entrevista que el éxito electoral del gallego será la "antesala" de la "presidencia del Gobierno para Pablo Casado", dando esquinazo al sector duro al ensalzar al PP como "la casa de gestores como Feijóo, Moreno o Fernández Mañueco", perfiles conocidos dentro de la corriente más pragmática y centrista del partido.

Mientras, continúa el silencio y la falta de autocrítica en torno a la sangría de votos del PP en País Vasco. Y sorprende la acérrima defensa del centrismo y la moderación que abandera ahora la dirección popular después de que se defenestrase al representante de esta corriente en Euskadi, Alfonso Alonso, en favor de un aspirante, Carlos Iturgaiz, al que no le resultan incómodos algunos postulados de Vox. No sólo impuso Génova un candidato desde Madrid, sino también una alianza con Ciudadanos, un experimento que lleva mucho tiempo en la cabeza de Casado y que, al menos de momento, ha fracasado: el candidato aznarista salvó los muebles con cinco escaños frente a los nueve representantes que obtuvo Alfonso Alonso hace cuatro años.

Este miércoles a las 12.00 horas se reúne el Comité Ejecutivo Nacional del PP para "celebrar" los resultados en Galicia, "analizar" la derrota en País Vasco y trazar una estrategia a partir de ella, convencidos ya de que no dejarán pasar la lección de unos comicios vitales -los primeros que se celebran en la era post-Covid- que marcan el camino a seguir para los populares: "implantar" el modelo gallego para impulsar a Pablo Casado hasta el Palacio de la Moncloa, llegado el momento.

Según confirman fuentes del partido, está previsto que mañana acudan a Madrid tanto el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como el candidato vasco, Carlos Iturgaiz.

Los barones presionan para "recuperar el voto centrado"

La presión sobre los hombros de Casado no solo la ha puesto el atronador resultado del domingo, sino también las múltiples voces que dentro del partido exigen al líder nacional una política alejada de la crispación, de la ultraderecha y mirando al centro como fórmula de éxito. Los barones del PP tomarán la palabra también este miércoles para reclamar a la Ejecutiva "recuperar el voto centrado", como escribía el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en relación a los comicios vascos.

Mismo tono suscribía el líder andaluz, Juanma Moreno, quien reivindicaba en la red social la "experiencia, equilibrio y moderación" como "mejor aliado para afrontar con seguridad un futuro exigente".

Más allá del propio Feijóo, que ha insistido en que Casado se siente a negociar los Presupuestos con Sánchez -eso sí, siempre que éste "llame- frente a la cerrazón de Génova, otro adalid de la moderación es el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien ha logrado el hito de suscribir un acuerdo con todas las fuerzas de la oposición para la reconstrucción en Madrid y nunca ha ocultado sus deseos de lograr tender puentes a nivel nacional.

Sin duda, la que ha dado el toque más contundente a la dirección nacional ha sido la presidenta interina del PP vasco tras la salida de Alfonso Alonso, Amaya Fernández, que ha quedado completamente desplazada durante la campaña. Es ella quien, además, no descarta presentar batalla a Carlos Iturgaiz en el proceso electoral interno que se abrirá para presidir el PP vasco.

En declaraciones a Europa Press, la dirigente vasca ha evidenciado un "resultado malo, sin paliativos" del candidato impuesto desde Madrid frente al "ejemplo del proyecto de moderación y centralidad" de Alberto Núñez Feijóo, y ha pedido a Casado no emprender una "huida hacia delante" como si no hubiera pasado nada durante la "triste" noche electoral para los populares en Euskadi. Fernández apuntaba, y disparaba: "Nuestras banderas deben ser el arraigo, la centralidad y la utilidad, y han de ser izadas por equipos humanos que las hagan creíbles".