El pacto histórico alcanzado en la madrugada de este martes en Bruselas ha provocado que en España los partidos, y muy especialmente el PP, pisen el acelerador para cerrar in extremis al menos un acuerdo de mínimos por la reconstrucción, cuyos dictámenes finales se votan este miércoles en el Congreso de los Diputados. Y tras semanas de negociación, PSOE y PP han logrado cerrar pactos sobre enmiendas transaccionales -las que presentan en conjunto varias formaciones- en Sanidad y Unión Europea, aunque Génova no tiene previsto desvelar el sentido de su voto hasta mañana.

Según confirman fuentes populares, y aunque el acuerdo está muy avanzado, el objetivo es esperar a analizar las enmiendas del resto de grupos políticos, que se debaten esta tarde, antes de anunciar si apoyan o no el documento final, para comprobar que ni PSOE ni Podemos han pactado enmiendas con otros grupos que pudieran contradecir o dañar las suyas. Las posiciones eran cercanas desde hacía semanas, según ambas direcciones, aunque faltaban algunos flecos en ambos documentos que se han peleado hasta el final.

Los grupos tenían hasta las 16.00 horas de esta tarde para registrar las mencionadas enmiendas transaccionales. Este mismo martes se debatirán dichas propuestas y, si se aprueban, quedarán integradas en el documento final. Los grupos tienen desde el fin del pleno de este martes hasta mañana a las 08.00 horas de mañana para registrar el sentido de su voto telemáticamente sobre las enmiendas que han quedado vivas. En total, este miércoles habrá cuatro votaciones, una por dictamen de cada uno de los grupos de trabajo (Sanidad, Unión Europea, Economía y Políticas Sociales), así como la votación de tres posiciones particulares.

Casado tiró ya la toalla en la pata económica y social, consciente de que el pacto en estas dos cuestiones se estimaba imposible mientras Sánchez diese cabida a la influencia de Podemos en puntos tan insalvables como la exclusión de la concertada en el paquete de ayudas económicas a la Educación tras la crisis del coronavirus. Pero presionó a sus diputados para que, al menos, se salvase el acuerdo en materia sanitaria y de política europea.

El "optimismo" en ambas partes ante el pacto por la reconstrucción en Sanidad -cuya negociación ha capitaneado la ex ministra de Sanidad, Ana Pastor, y el diputado Guillermo Mariscal de parte del PP; Félix Bolaños en representación del Gobierno; y Adriana Lastra y Rafael Simancas de la parte del PSOE- estaba presente desde hacía semanas. De hecho, era prácticamente el único documento que el principal grupo de la oposición veía posible apoyar en un principio por las cesiones y la recolección de muchas de las enmiendas de los populares en el documento final.

Uno de los hitos que el PP se jacta de haber arrancado al Gobierno en la negociación es la creación de una Agencia Nacional de Salud, una propuesta recogida en el Plan Cajal por la Sanidad que presentó Casado hace semanas y que el PSOE se resistía a implementar en su dictamen final. "Además, hemos conseguido que salga adelante el plan de renovación tecnológica de los centros sanitarios", apuntan las mismas fuentes.

Los "avances" en el documento de política europea vendrían después, con escollos como los duros reproches del PP a la posición del Gobierno en Europa o el debate sobre la posición de España sobre Gibraltar. Pero el "buen acuerdo", reconocido incluso por el jefe de la oposición, Pablo Casado, que Pedro Sánchez ha conseguido recolectar en Bruselas -140.000 millones del fondo de recuperación, de los cuales 72.700 llegarán a fondo perdido- ha precipitado un principio de acuerdo entre los dos principales partidos.

En este punto, cualquier otra posición que no fuese el 'sí' de los populares al documento de política europea sería incoherente después de que este martes el propio presidente popular ofreciese el apoyo de su partido a Sánchez para acometer reformas que den respuesta al rescate europeo, siempre y cuando recorte la influencia de Unidas Podemos y de las fuerzas nacionalistas -que insisten, entre otros puntos, en seguir adelante con la derogación de la reforma laboral-.

En resumen, a esta hora el PP se inclina por el voto a favor en el documento de política europea y Sanidad; y en contra del de recuperación económica y políticas sociales. De permanecer así las cosas, las miradas están puestas en si Vox decide asistir o no al Pleno porque, de hacerlo, el voto en contra de sus 52 diputados a los cuatro documentos harían naufragar los dictámentes de Economía y Políticas Sociales, cuyos borradores salieron adelante en la jornada final de la comisión de reconstrucción precisamente porque los de Santiago Abascal decidieron abandonar la mesa justo antes.

En concreto, el documento económico se aprobó con 52 votos de margen (167 votos a favor; 115 en contra y 10 abstenciones); y el social, aún con menos: sólo votaron a favor PSOE y Podemos (155 escaños), por los 132 que votaron en contra entre otros motivos por la cerrazón del Ejecutivo a excluir a la concertada del paquete de ayudas educativas.

La comisión parlamentaria por la reconstrucción social y económica de España ha resultado, a todas luces, fallida después de que el Gobierno haya conseguido salvar apenas un acuerdo de mínimos con el principal partido de la oposición, pero se haya quedado muy lejos del ansiado consenso tras meses de reuniones, negociaciones y comparecencias de cientos de expertos.

La prueba definitiva para enviar a Bruselas una fotografía de unión o de división no llegará hasta la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado. El Gobierno sigue insistiendo en la transversalidad del acuerdo por la situación de emergencia que atraviesa el país, pero de momento hay un único escenario plausible: Sánchez deberá elegir entre mirar a su derecha o seguir adelante con Podemos y las cesiones al nacionalismo vasco y catalán. Y todo ello bajo el ojo vigilante de Bruselas.