La izquierda abertzale no se lo pondrá difícil. No es al menos lo que se puede prever de la actitud con la que EH Bildu ha iniciado el proceso de negociación de los presupuestos. Pedro Sánchez necesitará sus cinco votos si finalmente se impone la apuesta que su socio de Gobierno, Unidas Podemos, le reclama en favor de una reedición del bloque de la investidura y relegar así la vía de acuerdo con Ciudadanos para sacar adelante las cuentas de 2021. Es la misma tesis que otro de los partidos vascos, el PNV, ha reclamado al presidente del Gobierno priorizar, sustentar en las formaciones que le auparon a La Moncloa el apoyo para sacar adelante los que serían sus primeros presupuestos.

La coalición que lidera Arnaldo Otegi ya ha mantenido el primer contacto con Sánchez. Lo hizo el pasado día 3 pero de modo muy somero y de forma genérica. Para bajar al detalle la coalición de la izquierda abertzale ya tiene cita mañana con el vicepresidente Pablo Iglesias y con la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, la próxima semana. Otegi subrayó ayer que contar con presupuestos se antoja como esencial en estos tiempos para garantizar el respaldo económico de las políticas sociales que la crisis debe priorizar. También recordó que su relevancia está vinculada al apoyo económico procedente de Europa y que será fundamental para soportar los planes de recuperación del Ejecutivo.

EH Bildu no oculta su “plena disposición” a entenderse con Sánchez para negociar los presupuestos y a debatir en aras a un acuerdo. El líder de la coalición sí advirtió que en la mesa de negociación en la que se sentarán junto al Gobierno pondrán la reclamación de un cambio en la política en la política penitenciaria “vengativa” que se aplica a los presos de ETA. Hace una semana el presidente Sánchez fue interpelado en dos ocasiones sobre esta materia tras aparecer muerto en su celda el preso de ETA, Igor González Sola, -en lo que se cree que pudo ser un suicidio-. Sánchez respondió lamentando "profundamente" la muerte del preso en un gesto que fue criticado por algunos colectivos de víctimas.

Política penitenciaria

Será ésta, con toda probabilidad, la cuestión más sensible de cuantas Bildu enarbole en el proceso de negociación presupuestaria. La izquierda abertzale acumula ya reiteradas críticas y reproches hacia el Ejecutivo por su actitud penitenciaria. La muerte de González Sola ha aflorado las criticas de estar aplicando una política carcelaria “vengativa”, en referencia a la política de dispersión que se sigue aplicando a los algo menos de 200 presos de la banda terrorista que aún cumplen condena en las cárceles españolas, y a la que Bildu exige porner fin.

En los algo más de dos años transcurridos desde la llegada del Gobierno socialista y de Unidas Podemos a La Moncloa, el número de progresiones de grado y acercamientos de presos de ETA a prisiones carcanas a Euskadi ha rozado el centenar. Un balance induficiente para Otegi y Bildu que confiaban en que el apoyo que brindaron a Sánchez para ser investido se compensaría con un cambio relevante en la política penitenciaria. Pese a que públicamente Unidas Podemos también ha reclamado poner fin a la política de alejamiento que se aplica a los presos de ETA desde los años 80, hasta el momento los movimientos dados por el Ministerio del Interior la izquierda abertzale los consideran insuficientes.

Junto a ello, en la mesa de negociación, en la que Bildu se sentará también incluirá demandas en clave territorial. El líder abertzale ha asegurado que sus peticiones se orientarán a hacer de la política territorial una vía “democrática” en forma de respeto a la voluntad de la ciudadanía. Esta reclamación llega en el inicio de la XII legislatura en Euskadi en la que la aprobación de un nuevo estatus político que conceda un nuevo encaje territorial al País Vasco en el Estado será esencial. El PSE y el PNV han acordado gran parte de un modelo de nuevo estatus que superaría al Estatuto de Gernika, si bien se sitúa lejos de la apuesta que EH Bldu ha hecho en forma de texto articulado.

El precedente de Navarra

En estos meses EH Bldu ha evitado las duras críticas al Gobierno y ha primado la búsqueda de acuerdos. Por el momento, la paralización de uno de los acuerdos alcanzados, y según el cual se procedería a la derogación integral de la reforma laboral, parece haber sido aparcada sin que hasta ahora EH Bildu sitúe esta cuestión como un lastre o problema para la negociación de los presupuestos.

El posible apoyo de EH Bildu a los presupuestos generales del Estado se sumarían al apoyo que la izquierda abertzale ya facilitó a unas cuentas de un Gobierno socialista, como sucedió en Navarra. En la Comunidad Foral la coalición respaldó las primeras cuentas de María Chivite después de que el PSN accediera a acordar con EH Bildu un incremento del techo de gasto y nuevas medidas sociales.