883. Es el número del decreto que ha desencadenado la ira contra el presidente de Ecuador, Lenín Voltaire Moreno Garcés (Nuevo Rocafuerte, 1953). Los problemas fiscales del país le han llevado a adquirir un compromiso de reformas con el FMI. Entre ellas, ha incluido suprimir el subsidio a los combustibles desde el pasado 3 de octubre, una medida que en este país ya se ha intentado otras veces y generó una inestabilidad que se llevó por delante a los presidentes Lucio Gutiérrez y Jamil Mahuad.

Las protestas en contra del decreto llevan ya diez días, en los que la violencia es cada vez mayor. Seis personas han muerto, 937 han resultado heridas y 1.121 detenidas, según el último balance del este sábado de la Defensoría del Pueblo de Ecuador.

El presidente, Lenín Moreno, ha tendido una mano al diálogo y ha aceptado la revisión del decreto 883, aunque a la par ha decretado el toque de queda y la militarización en el distrito metropolitano de Quito y los valles, a partir de las 15.00, 22.00 en España, de este sábado. El estado de excepción ya estaba vigente desde el 3 de octubre. La primera reunión con los representantes indígenas sublevados se celebra este domingo.

De momento, Lenín resiste y cuenta con el ejército de su lado, aunque da síntomas de sentirse acorralado. Por los indígenas, por los estudiantes, por los sindicalistas, y por los sectores afines al ex presidente Rafael Correa (Guayaquil, 1963), estandarte del socialismo del siglo XXI, que busca venganza por la “traición” de aquel a quien avaló como su sucesor pero que se ha emancipado del correísmo. Son los leninistas contra Lenín.

Rafael Correa, que tiene cuentas pendientes con la Justicia en Ecuador, vive con su familia en Bélgica, de donde es su esposa y donde estudió un Master en Economía. A pesar de su formación en economía, el ex presidente Correa (2007-2017) dejó al país sin fondos. Correa y sus fieles demandan elecciones. Busca cómo librarse de pagar sus cuentas pendientes en los tribunales, dicen sus detractores.

Su década al frente de Ecuador coincidió con una buena racha para los productores de materias primas pero no pensó en que el maná no era eterno. Buena parte de los males que ha de afrontar su sucesor, tienen su origen en su falta de previsión para preparar al país para cuando llegaran las vacas flacas. 

Anna Ayuso, investigadora del CIDOB, señala que en Ecuador sucede lo mismo que ha pasado en Brasil o Argentina. “Vivieron una época dorada con el aumento del precio de las materias primas, pero no se hicieron las reformas fiscales necesarias, y no se construyó un sistema sostenible. Al reducirse los ingresos, acaban endeudándose y han de recurrir a la financiación externa”.

Como explica el economista Jaime Carrera en su artículo Subsidios eliminados: un buen paso de gigante hacia una economía sana, “desde hace casi 50 años Ecuador mantiene un indisoluble cordón umbilical con el petróleo… En gran parte del  período 2007-2017 el segundo boom petrolero alcanzó su clímax, al tiempo que el gasto público escaló al 44 % del PIB en 2014. No obstante, cuando los precios del petróleo comenzaron a disminuir, la ciega e irresponsable obsesión de mantener el gasto público incrementando el déficit estatal, condujo al aumento irracional del endeudamiento público mediante las preventas petroleras, los créditos con la China y la emisión de Bonos Basura”. 

En los últimos 12 años la acumulación de los subsidios a los combustibles supera los 40.000 millones de dólares", escribe Carrera

Carrera añade cómo “un gobierno responsable habría disminuido el gasto público y los subsidios a los combustibles… En los últimos 12 años la acumulación de estos subsidios supera los 40.000 millones de dólares. Gran parte del patrimonio petrolero se dilapidó en consumo y corrupción”. De aquellos barros, estos lodos. 

Ahora la situación de Ecuador es tan crítica que no puede salir a los mercados para financiarse. El crecimiento se ha estancado: en el segundo trimestre la economía apenas ha crecido un 0,3%. El déficit fiscal supera el 7%.

Lenín Moreno ha recurrido al Fondo Monetario Internacional que ha concedido un préstamo de 4.209 millones de dólares y otros 6.000 millones a organismos internacionales. A cambio ha de emprender “reformas estructurales”. 

Al suprimirse el subsidio a los combustibles, desde principios de octubre, la gasolina extra subió de 1,85$ el galón (casi cuatro litros) a 2,30$, y el diésel de 1,08 $ a 2,27$. En la región solo mantiene estos subsidios Venezuela, lo que da pie a que se trafique con estos productos en las zonas fronterizas. A finales del mes pasado, en Perú, un galón de gasolina extra costaba 4,36$, en Colombia 2,84$, en Chile, 4,6$, en México, 4,2$. Ecuador hace frontera con Colombia y Perú. En Venezuela un galón cuesta 0,0004$. 

Subsidios polémicos

El gobierno defiende que estos subsidios benefician a los más ricos, porque afectan a todos por igual, y que dan pie al contrabando. Si bien es cierto, son precisas medidas paliativas para los sectores más vulnerables. Hay que tener en cuenta que también poseen un valor simbólico en los países productores de materias primas: el pueblo se siente partícipe del patrimonio nacional.

En un artículo titulado Ecuador contra Lenin Moreno, publicado en Nueva Sociedad, Pablo Ospina Peralta expone cómo las medidas suponen que el 75% más pobre de la población, que usa el transporte público, debía pagar el 78% de la eliminación del subsidio, mientras que el 25% más rico de la población debía pagar el 22% restante”.

Según su cálculo, de los 2.000 millones de dólares que espera recuperar con todas las medidas, del impuesto al diésel (transporte pesado de mercancías y transporte público de pasajeros) provendrán 1.170 millones, mientras que de la gasolina unos 330 millones restantes. 

Lenín Moreno parece no haber medido las consecuencias ni ha buscado medidas compensatorias para los más pobres, para quienes debería haber buscado fórmulas para compensar el impacto de la supresión de los subsidios a los combustibles. Muchos reconocen que las medidas son necesarias pero el presidente las ha aplicado sin compensaciones, sin explicaciones, y sin sombra de liderazgo. 

Lenín Moreno no ha medido hasta qué punto se podrían movilizar los indígenas y otros sectores de la población. Creía que no tenía rival. Ahora está en el punto de mira", dice Anna Ayuso

A juicio de Anna Ayuso, Lenín Moreno “no ha medido las consecuencias de hasta qué punto se podrían movilizar los indígenas y otros sectores de la población. Aparentemente no tenía rival. La calle se ha movilizado. Ahora el presidente está en el punto de mira”. 

Es ahora, después de sufrir el impacto de una revuelta social sin precedentes desde principios del siglo XXI, cuando se ha mostrado dispuesto al diálogo. Este viernes, después de una nueva jornada de violencia, ha comparecido en televisión para tender la mano a los indígenas. 

Este sábado la Confederación de Nacionalidades Indígenas ha aceptado sentarse a participar en el diálogo directo con el presidente "con el objetivo de derogar o revisar el decreto 883". Mantiene aun así sus movilizaciones. Y Lenín, que ha aceptado la revisión del decreto, también mantiene la mano dura. Ha impuesto el toque de queda en la capital y alrededores. Han empezado a sumarse vecinos del extrarradio de Quito.

Algunos manifestantes, o bien infiltrados que buscan cómo propagar la violencia, han atacado este fin de semana medios de comunicación locales, como El Comercio y Teleamazonas. Incluso unos vándalos apedrearon coches de bomberos. Lenín responsabiliza a Correa, Maduro y el narcoterrorismo por los actos vandálicos, como la quema de la Contraloría.

El miércoles el Gobierno ecuatoriano ya había puesto sobre la mesa una agenda de diálogo, un plan de seis ejes de acción en la ruralidad", en palabras del secretario general de la presidencia, José Augusto Briones. También pidió la mediación de la ONU y la Conferencia Episcopal para solventar el conflicto.

El problema es que como consecuencia de la violencia en las protestas ya hay seis muertos, entre ellos Inocencio Tucumbi, dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas. El balance de estos diez días de protestas asciende a seis muertos, 937 heridos y 1.121 detenidos. En Ecuador vive unos 58.000 españoles. El Ministerio español de Exteriores recomienda no viajar al país.

Las protestas en Quito han forzado al presidente Lenín Moreno y a su equipo a trasladarse intermitentemente de la capital a Guayaquil. Cientos de indígenas han tomado dos veces la Asamblea Nacional, y capturaron a fuerzas del orden y periodistas, que luego liberaron.

En este pulso contra Lenín Moreno confluye el movimiento indígena con su archienemigo Rafael Correa, a quien le interesa que el “traidor” se tambalee y caiga. Lenín ha acusado a Correa de estar alentando a los rebeldes. Es un hecho que el único edificio que han intentado incendiar los sublevados es la Controlaría General, donde se guardan muchos documentos con los juicios pendientes del gobierno de Correa.

“Correa y sus afines se han apuntado al carro, pero Correa no puede movilizar a miles de indígenas. No le aprecian. Al contrario. Otra cosa es que haya grupos leales al ex presidente que estén alimentando la protesta”, señala el ecuatoriano Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca. 

De Correa a Lenín

Para situarnos sobre lo que está sucediendo en Ecuador es conveniente hacer un repaso de su historia política reciente. Lenín Moreno, ahora enemistado con Correa, fue vicepresidente en el primer mandato (2007-2013) del fundador de Alianza País. 

En 2017 Correa, tras una década en el poder, da un paso atrás y deja paso a su sucesión por cuestiones familiares. Su apuesta habría sido Jorge Glas, pero los sondeos les indicaron que lo tendría muy difícil para ganar. Los ecuatorianos no se fiaban de Glas. 

Lenín Moreno era, sobre el papel, el perfecto hombre de paja. Parecía la antítesis de Correa. Afable, más tranquilo, difícil de atacar", explica Francisco Sánchez

“Lenín Moreno era, sobre el papel, el perfecto hombre de paja. Parecía la antítesis de Correa. Afable, más tranquilo, difícil de atacar”, explica Francisco Sánchez, politólogo licenciado en la Universidad Pontificia Católica de Quito y director del Instituto de Iberoamérica. En las elecciones de la primavera de 2017, Lenín Moreno ganó por menos de 200.000 votos en segunda vuelta frente a Guillermo Lasso, de CREO y SUMA. 

Lenín Voltaire Moreno Garcés era hijo de un maestro de izquierdas (como puede verse en la elección del nombre). Muy deportista en su juventud, estudió psicología y administración pública, pero luego se dedicó al negocio del turismo.

A los 44 años sufrió un robo en plena calle que le dejó con una bala en su columna vertebral. Desde entonces necesita silla de ruedas para desplazarse. A raíz de esa experiencia, se volcó en dar charlas sobre superación personal y ha colaborado en organismos internacionales dedicados a la discapacidad física. 

“Correa creía que había dejado atada y bien atada la transición. En realidad, quien iba a controlar el poder era Jorge Glas, vicepresidente de Lenín Moreno tras su victoria. Pero Lenin se encuentra la caja vacía y muchos agraviados de Correa se ponen de su lado. Aparecen los trapos sucios de Glas y Lenín le deja caer", añade Sánchez. 

Glas fue declarado culpable de asociación ilícita en la investigación sobre los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht en Ecuador el 3 de diciembre de 2018. La condena es de seis años de prisión. A Correa, si volviera, podría esperarle un destino similar, o incluso peor. 

Correa perseguiría que se celebren nuevas elecciones y presentarse como candidato a vicepresidente porque a presidente no podría por los juicios pendientes. Precisamente, pueden condenarle por delito de soborno, una causa en curso en ausencia, y entonces quedaría fuera completamente de la escena política.

Desde finales de 2018 el vicepresidente es Otto Sonnenholzner, hijo de un empresario de la radiodifusión, sin experiencia política previa”, añade Sánchez, coordinador de Los ciclos políticos y económicos de América Latina y el boom de las materias primas

Lenín se emancipa

Lenín Moreno rompió definitivamente con Correa al dejar caer a Jorge Glas como vicepresidente, vinculado al caso Odebrecht. También se salió del carril marcado por Correa cuando se negó a mantener a Julian Assange en la embajada de Ecuador, ni a darle asilo en el país. 

“Correa se fundió la mejor época de la historia del país. Sin un centavo en reservas internacionales. Correa decía que mantener reservas era favorecer a los bancos internacionales. Hasta Evo Morales en Bolivia cuenta con reservas. Pero Correa es un resentido. Actúa por venganza. Tuvo un problema con un banco y entonces fue contra los bancos. Igual que le pasó con los medios de comunicación”, señala Sánchez. 

Su teoría económica se basaba en que había que invertir y generar riqueza, no crear fondos de reserva porque eso alimentaba a las grandes finanzas internacionales. Pero luego no sabía invertir, realizaba inversiones demenciales, a juicio del director del Instituto de Iberoamérica.

“En Ecuador hay un problema de estructura productiva por la dolarización. Los precios están en dólares y eso encarece las exportaciones. No hay incentivos a la inversión productiva por parte del Estado y eso se combina con una legislación laboral fuerte en comparación con los países vecinos con los que de cierta forma compite y/o se provee. Además, el Estado tiene un mayor tamaño del que tienen otros países latinoamericanos. Es decir, los gastos son más elevados que otros países de la región”, añade el director del Instituto de Iberoamérica. 

Según Pablo Ospina, profesor de Estudios Sociales y Globales en la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito, hay un problema fiscal, pero de mucha mayor magnitud es el problema del déficit de la balanza comercial y de la balanza de pagos. 

Todo lo importado es más barato, producto del régimen de dolarización que impide devaluar la moneda nacional... Ecuador es un país demasiado caro para producir", escribe Ospina

“Todo lo importado es más barato, producto del régimen de la dolarización que impide devaluar la moneda nacional… Ecuador es un país demasiado caro para producir… A su vez, en un contexto de apreciación del dólar Ecuador es un destino turístico demasiado caro. Ecuador importa todo y lo que exporta es cada vez más difícil de colocar”, subraya Ospina en su artículo. 

Los expertos coinciden en que la gran movilización no se esperaba. El movimiento indígena había quedado muy debilitado tras la represión durante la década de Correa. “Han aprovechado el momento. A ellos se han unido todos los que consideran que están amenazadas sus condiciones de vida, que van a peor”, dice Sánchez. 

Movilización inesperada

Lenín Moreno no supo aplicar medidas paliativas, y al recurrir a la policía, ejercitada en la represión durante el correísmo, y al imponer el estado de excepción primero y desde el sábado el toque de queda en Quito ha acrecentado la ira contra el gobierno.

Los sublevados han ganado la batalla de la opinión pública cuando aparecieron las primeras víctimas. Aun así las grandes dosis de violencia hacen que la clase media se quede a un lado, no así los estudiantes.

El presidente se confió porque cuenta con el apoyo del Parlamento, con el respaldo de fuerzas de centro derecha, no de la izquierda que fue quien le alzó a la Presidencia, si bien en Alianza País hubo quienes se unieron a Lenín y quienes siguieron con Correa. 

También le apoyan los militares, vecinos en la zona como Colombia, y el FMI. En contra tiene al bloque del socialismo del siglo XXI, encabezado por la Venezuela de Nicolás Maduro. 

“Si se quedan solos los indígenas, Lenín Moreno puede aguantar un tiempo, pero si se unen más sectores, corre más riesgos”, señala Anna Ayuso, investigadora del CIDOB. 

Lenín Moreno sabe que si retira el decreto, quedará debilitado ante los militares, ante el Parlamento y ante los organismos internacionales. Pero si no lo hace, ha de ofrecer algo a cambio que satisfaga a quienes han demostrado su fuerza en las calles. 

Si no quieren dar la imagen de perdedores, los indígenas han de negociar. Rodarán cabezas de ministros y aceptarán subsidios", apunta Sánchez

“Las organizaciones que se han levantado saben que sostener la moral alta de un grupo durante mucho tiempo es muy difícil. Llevan muchos días durmiendo al raso, mal alimentados, sin agua… han desatendido su escasa hacienda. Si no quieren dar la imagen de perdedores, han de negociar. Rodarán cabezas (María Paula Romo, Gobernación o Interior, y de Oswaldo Jarrín del Gobierno, Defensa) y aceptarán bonos o subsidios directos”. 

Mientras tanto, los indígenas aseguran que el paro no va a parar. “Hasta que el FMI salga de Ecuador”. Como apunta Francisco Sánchez, al FMI acuden las economías quebradas, no los países solventes. La culpa no es del FMI.

Lenín Moreno, ferviente admirador de Serrat, puede volver a escuchar Utopía del autor catalán para saber a qué se enfrenta. “¡Ay, Utopía, / incorregible/ que no tiene bastante con lo posible!/ Ay, Utopía/ que levanta huracanes/ de rebeldía”.