Thomas Page McBee comenzó su transición a los 30 años. Fue entonces cuando descubrió las "responsabilidades" que conllevaba la masculinidad. En su último libro, 'Un hombre de verdad', reflexiona sobre lo que supone ser un hombre y cómo tuvo que lidiar con esa nueva realidad.

"Después de mi transición yo hablaba en una reunión y todo el mundo me escuchaba. Recuerdo lo mucho que me interrumpían antes de eso. Antes de mi transición tenía estrategias feministas que no funcionaban después de mi transición, como no ser asertivo o no hacer el café. Ahora hago esas cosas porque pienso que por qué deberían hacerlas la mujeres", ha relatado el boxeador este lunes 21 de enero en rueda de prensa.

En este sentido, asegura que su transición le hizo sentirse "más seguro en el mundo". "Podía pasear por la calle de noche y sentirme seguro a cualquier hora. Yo resultaba aterrador para las mujeres si nos cruzábamos solos en una calle de noche. También ganaba más dinero, avanzaba más rápidamente, todas esas cosas eran verdad y me pareció importante hablar sobre ellas, incluso aunque una gran regla de ser hombre, especialmente siendo un hombre trans, es que nunca debería llamar la atención hacia ninguna parte de mi mismo que fuera femenina o que tuviera que ver con la experiencia de la feminidad, porque me resta masculinidad", asegura.

Además, "al igual que en 'El club de la lucha'", la primera regla de la masculinidad, según indica McBee, es "no hablar de la masculinidad". Por eso, cuenta cómo en su viaje hacia la masculinidad experimentó lo que los sociólogos llaman 'La caja del hombre'.

 

"En esa caja recibía un mensaje, a veces verbalmente pero normalmente más implícitamente, a través del cual yo no debería mostrar mis emociones, ni ningún sentimiento que no fuese la ira. No debería ser vulnerable, la gente me tocaba mucho menos y sobre todo me di cuenta cuando mi madre falleció. No me permitían mostrar ese duelo. Para mi ese aspecto de esa caja, me hizo preguntarme por qué he atravesado todo esto ¿Para quedarme atrapado en un cuerpo masculino?", se preguntaba McBee.

Estas reglas forman parte de lo que McBee denomina como "masculinidad tóxica". "Describe un conjunto de comportamientos socializados y no habla de algo innato respecto a ser un hombre. Pero los hombres lo malinterpretan y lo ven como un ataque a la masculinidad, cuando lo que hace en realidad es describir cómo la cultura entrena a los niños a ser hombres", indica.

Por eso McBee en este libro pretende generar una reflexión sobre a quién beneficia el concepto actual de masculinidad. "Si lo piensas, la masculinidad como la concebimos de manera natural, es una estructura piramidal. Sólo una fracción minúscula de personas se benefician y el resto de los hombres han sido entrenados para sostener a ese pequeño grupo, a un coste personal muy grande, con la esperanza de que a lo mejor alguna vez ellos pasen a formar parte de ese grupo reducido. Pero no pasará nunca. Existe un patriarcado y eso parte de la base de que un pequeño grupo controla todo", añade.

Un hombre de verdad

Thomas Page McBee confiesa que siempre fue fan de la lucha. Como escritor y boxeador, considera que ambas profesiones tiene mucho en común. "En los Estados Unidos muchas veces hemos lidiado con nuestros temas culturales en el ring: los derechos civiles, Mohamed Ali, etc. Me parecía un lugar adecuado para enfrentarme al tema de la masculinidad", recuerda.

Sin embargo, el desencadenante fue otro. "El motivo exacto por el cual empecé en el boxeo es porque los hombres querían pegarse conmigo en la calle muchas veces seguidas. Una vez que casi llegué a golpearme con un hombre en la calle, le estaba mirando a la cara y estaba pensado: si yo no cambio algo, me voy a convertir en ese tío. Así que la pelea para mi fue una manera de empezar a preguntarme por qué", asegura.

En este viaje por el mundo del boxeo hasta llegar a ser el primer boxeador transexual en luchar en la meca del boxeo en los Estados Unidos, el Madison Square Garden, McBee descubrió muchas cosas que le sorprendieron.

"Me proporcionó mucha simpatía por los hombres, me hizo sentirme más cerca de hombres a los que nunca me habría acercado. Me enseñó mucho sobre la amistad masculina y cuando estaba peleando fue la primera vez en mi vida en la que los hombres me cuidaban", confiesa.

A pesar de ello, el boxeo "no era lo que esperaba". "En secundaria yo era portero de fútbol así que no me importaba que me golpeasen en la cara. Pero no había aprendido a pelear, porque solo los chicos aprenden a pelear. Lo que más me sorprendió de todo fue la importancia de acudir a la pelea. Es un instinto animal y creo que mucha de la psicología tiene que ver con el empoderamiento. A mi el boxeo me enseñó a luchar por la vida y me hizo sentirme conectado con la vida", expresa.

Analizando el momento en el que se encuentra ahora el hombre, considera que se están buscando respuestas y avanzando, sobretodo después de movimientos como el #MeToo.

"Existen muchos hombres, sobre todo después del #Metoo que están buscando respuestas y modelos diferentes de abordar el sexismo. También están los hombres que reaccionan de manera negativa, pero es algo natural. Se sienten amenazados por el cambio. Pero creo que las nuevas generaciones están haciendo comprender a los hombres que hay más tipos de masculinidad, más fluidas y menos macho", concluye.