Aunque la primera división ya terminó sin ningún sobresalto sanitario, varios de los equipos que todavía están vivos en Europa y en la fase de ascenso han comunicado en los últimos días el positivo por coronavirus de algunos jugadores. De momento, parece que tanto la Champions League y la Liga Europa a nivel continental como el playoff de Segunda no corren peligro, pero una nueva oleada de casos como la vista en el Fuenlabrada podría arruinar este veraniego final de temporada.

Esta semana se conocieron nuevos positivos en el Real Madrid, Sevilla, Zaragoza y Almería. Los dos primeros jugarán la próxima semana ante el Manchester City y la Roma, respectivamente, mientras que Zaragoza y Almería deberían jugar el playoff de ascenso en las próximas semanas. Todavía no hay una fecha concreta para los últimos partidos de Segunda División después de todo el lío que se organizó en torno al Fuenlabrada y estos últimos positivos agrandan el signo de interrogación que rodea al propio ascenso y sirven de aviso para la próxima temporada.

Está previsto que la nueva campaña arranque el 12 de septiembre -varias semanas más tarde de lo habitual-, pero todavía sin público en las gradas de los estadios y con la sombra de unos rebrotes que no dejan de engordar de nuevo la curva de contagios. El fútbol no volverá a ser como antes hasta que no se encuentre la vacuna, pero seguirá porque la industria no se puede permitir parar. La caja de los abonos y las entradas son importantes para muchos clubes, pero el principal sustento de sus cuentas son los ingresos por los derechos de televisión. Y esos están garantizados con o sin público.

La importancia del protocolo

Ésa fue prácticamente la única razón por la que el fútbol volvió en junio con partidos programados todos los días hasta finales de julio. Y todo salió bien hasta el último, cuando con la Liga de Primera ya terminada varios futbolistas del Fuenlabrada dieron positivo antes del decisivo partido ante el Deportivo en la última jornada de la Segunda División.

El caso del Fuenlabrada, donde hay ya casi 30 contagiados entre plantilla y trabajadores del club, revela que el protocolo diseñado por LaLiga tiene grietas y que tendrá que ser mejorado para la próxima temporada, cuando habrá que vigilar más de 800 partidos entre la Primera y la Segunda División durante casi diez meses. Parece altamente improbable que ninguno de los alrededor de mil jugadores que integran el fútbol profesional en España estén aislados del virus durante tanto tiempo. De ahí la importancia de que el protocolo que se debe poner el marcha.

El caso del Fuenlabrada demuestra por un lado que es muy difícil diseñar un plan de contención que no tenga una mínima fuga frente al coronavirus. Y por otro, todas las consecuencias legales y jurídicas que conllevan decisiones como la que tomó LaLiga al suspender el Deportivo-Fuenlabrada.

"No me tengo que esconder. Lo que no se puede es intentar cambiar los hechos, imputar... Si a alguno le tienen que cortar la cabeza será a mí, nunca al Fuenlabrada. Yo creo que actué como tenía que actuar", señaló esta semana el presidente de LaLiga, Javier Tebas, uno de los principales señalados en esta crisis.

Ahora imagínense este enredo sanitario, deportivo y judicial si de por medio están Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid. El ruido y la presión serían insoportables. El coronavirus ha puesto en jaque al fútbol y la única solución viable a largo plazo es la dichosa vacuna.