Hace unas horas, el blog político británico Guido Fawkes hacía público un vídeo casero donde se mostraba al todavía primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, bailando --si es que se puede denominar así-- al son de Sweet Caroline, una canción de 1969 de Neil Diamond, en su boda con Carrie. O, mejor dicho, su segunda boda, porque la pareja ya está casada. Se unieron en mayo del 2021 en una ceremonia privada --y prácticamente secreta-- en la catedral de Westminster.

Dado que entonces aún estaban en vigor las restricciones por la pandemia, la pareja solo pudo invitar a treinta personas y celebrar un pequeño cóctel en los jardines de Downing Street. El matrimonio decidió posponer la fiesta de la gran celebración con sus familiares y amigos al verano del 2022.

Fiestas que se saltaron las restricciones

No es que a Boris Johnson le importasen demasiado las restricciones. Han salido a la luz pruebas irrefutables de que, en medio de la pandemia, cuando el gobierno que él mismo preside estaba pidiendo a la población que se aislara, él organizaba fiestas en Downing Street. Incluso una de esas "parties" coincidió con el día en que la mismísima reina de Inglaterra enterraba a su marido, el duque de Edimburgo, una falta de respeto por la que Boris Johnson tuvo que pedir perdón a la soberana.

Sin embargo, con su boda decidió seguir las normas. Aunque, como ya viene siendo habitual con el primer ministro británico, todo el evento ha estado plagado de controversias. En principio estaba previsto que la gran celebración se llevase a cabo en Chequers, la residencia oficial de campo del primer ministro de Inglaterra, situada en el condado de Buckinghamshire. De hecho, ya se habían enviado las invitaciones, pero los acontecimientos políticos de las últimas semanas propiciaron un cambio de última hora.

Como muchos recordarán, Johnson tuvo que dimitir de su cargo después de que una serie inacabable de escándalos dinamitara la confianza de su propio partido en él. En cuestión de horas se produjo una cascada de dimisiones en su ejecutivo que lo llevó a presentar su renuncia. Mientras Boris Johnson daba su discurso de dimisión, Carrie lo observaba portando a la hija pequeña de la pareja, Romy, en brazos. Su hijo, Wilfred, estaba de pie en la puerta de la residencia oficial.

Un lugar exclusivo

Dado semejante cambio de estatus, la pareja recibió muchas presiones del partido para cambiar el lugar de su boda. A toda prisa tuvieron que buscar otra ubicación y finalmente dieron con Daylesford House, una lujosa mansión del siglo XVIII en la zona de los Cotswolds, en el condado de Gloucestershire, el lugar favorito de la aristocracia y las celebrities británicas para descansar los fines de semana.

La mansión es propiedad de Lord Bamford, el presidente del grupo empresarial JCB, dedicado a los materiales de construcción. Bamford es un conocido conservador que ha hecho importantes contribuciones al partido y se sabe que es un buen amigo de Johnson, a quien ha apoyado políticamente en numerosas ocasiones y, sobre todo, en la campaña de Boris del 2019 para hacerse con el control del partido.

En cuestión de días se tuvo que construir una gran tienda en los jardines de la mansión y, desgraciadamente, no se tienen demasiados detalles de lo que pasó en el interior durante la celebración. Hasta hace unas horas, cuando ha emergido un vídeo casero donde se ve a Boris Johnson, con un traje chaqueta blanco y camisa azul, bailar --o, como mínimo moverse con gestos no siempre coordinados--. A su lado Carrie iba ataviada con un traje minifaldero en color champán hecho con lentejuelas y diseñado por Jenny Packham, una de las creadoras favoritas de Kate Middleton, duquesa de Cambridge.