La variante Ómicron ha entrado en la la pandemia con más fuerza que ninguna de las anteriores. Pocos días después de que se secuenciara por primera vez en varios casos procedentes de Botsuana y Sudáfrica, los países empezaron a cerrar fronteras desde Europa a América y Asia y las Bolsas – entre ellas el Ibex35 – sufrieron los efectos de Ómicron antes que los ciudadanos. Cinco días después del reporte de los primeros casos, el nuevo linaje del SARS-CoV2 se ha detectado en al menos 16 países, entre ellos España este mismo lunes.

Las razones para temer a la nueva variante (técnicamente identificada como B.1.1.529 en el sistema Pango) tienen base y han llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a calificarla como variante de preocupación (VOC): Ómicron tiene 32 mutaciones en la proteína S o de la espícula y 55 en todo el genoma. La variante Delta, la dominante en casi todo el mundo hasta la fecha, tenía unas 13 mutaciones  respecto a la variante original.

Algunas de esas mutaciones preocupan porque ya se habían encontrado en otras de las VOC anteriores y han causado mayor transmisibilidad que las anteriores, como explicó este domingo en The Conversation el catedrático de Genética Fernando González-Candelas. “Esta acumulación de mutaciones con efectos conocidos ya es motivo de interés y preocupación, pero todavía se tienen que realizar los experimentos adecuados para demostrar sus efectos cuando se encuentran simultáneamente” y añadía que “los efectos de dos mutaciones no son siempre aditivos y las interacciones (epistasias en lenguaje técnico) pueden ser tanto en sentido positivo (aumentando el efecto de cada una) como negativo (disminuyéndolo)”.

De lo que sí hay indicios es de que esta variante tiene una mayor transmisibilidad, como indicaba la Organización Mundial de la Salud en su última actualización sobre Ómicron. “Parece ser más transmisible pero de lo que no tenemos evidencias es ni de que provoque más gravedad ni que sea capaz de evadir la inmunidad generada por las vacunas o la infección natural; más mutaciones no significa más virulencia”, apunta el doctor en Farmacia y epidemiólogo Antonio Gutiérrez Pizarraya, que recuerda que ambas “provocan una respuesta policlonal, porque el organismo genera defensas capaz de reconocer varios epítopos de la proteína y por tanto no implica que este número de mutaciones impliquen inefectividad de la vacuna".

De igual forma, el microbiólogo Rafael Delgado, científico del Instituto de Investigación es cauto con los posibles efectos de Ómicron. "Aún no sabemos cómo se van a comportar ese gran número de mutaciones, aunque da la impresión por la información existente que está circulando rápido entre países. La clave es si será capaz de desplazar a Delta, si le gana a esta variante, lo cual ahora parece difícil con su superioridad, será un grave problema por la alta transmisibilidad".

El microbiólogo incide en la capacidad de la nueva variante para transmitirse como su mayor potencial peligro. "Hasta ahora ninguna variante se ha asociado a una mayor patogenicidad y las vacunas funcionan, algo menos con la Delta, pero funcionan frente a enfermedad grave y muerte. El mayor peligro de una nueva variante es que sea más transmisible, más que que provocara una enfermedad más grave, porque a la larga lo que más daños y muertes produce es lo primero".

Además de darle una previsible mayor transmisibilidad, Gutiérrez Pizarraya apunta a otra posibilidad relacionada con las mutaciones. "Cuando se unen distintas mutaciones puede ocurrir incluso que algunas imposibilitaran al virus ser hábil para replicarse y por tanto perdiera capacidad para seguir circulando".

Posible origen de Ómicron

No obstante, este gran número de mutaciones a sorprendido a expertos como Delgado: "Es muy llamativa la cantidad de mutaciones, esta variante no se parece a nada que haya estado circulando recientemente, no se veía nada parecido desde el año pasado". Para justificar esta aparición, el microbiólogo apunta a dos teorías. "Que estuviera circulando en algún lugar donde no se estuviera secuenciando el virus, como países africanos cercanos a Sudáfrica, o bien que se haya producido en un individuo con una infección persistente de meses de duración y en el que se hayan mezclado dos variantes, lo que sería una recombinación de variantes. Es algo que aún no sabemos", añade.

El virólogo Vicente Soriano coincide en explicar la hipótesis de que la nueva variante se haya producido en un individuo inmunodeprimido: "Esta infección es autolimitada excepto en inmunodeprimidos donde la infección puede durar meses. Y África es el país del mundo con más infectados por VIH, que sin tratamientos están inmunodeprimidos. Esto habrá que estudiarlo". Y Soriano añade una tercera opción, "que hubiese un reservorio animal en Sudáfrica como pudo ocurrir en Dinamarca hace meses con los visones. Se vio que habían transmitido el virus a humanos y se sacrificaron miles de ejemplares para cortar el posible contagio".

Mientras el mundo esté sin vacunar...

La respuesta del mundo a Ómicron ha sido, a juicio de Soriano, "algo desproporcionada". "No había razones aún porque no se conoce para esa reacción en cadena con caída de Bolsas en todo el mundo. Lo he visto desproporcionado".

Al doctor en Farmacia Antonio Gutiérrez Pizarraya no le ha sorprendido su aparición. "Era algo que sabíamos iba a ocurrir. En el mundo hay grandes territorios con muy poca vacunación, ahí era cuestión de tiempo que surgiera una variante y volverá a surgir si no se pone remedio al acceso global a la vacunación".

En unos días habrá más datos sobre los efectos reales de Ómicron en los pacientes y, mientras tanto, Gutiérrez Pizarraya pide calma. "Hay que estar alerta pero no alarmado. No tenemos datos suficientes para la alarma".