La lucha contra la pandemia de Covid dura ya cerca de dos años. Un tiempo en el que hemos pasado de una lucha casi a pecho descubierto, cuando no había ni siquiera mascarillas, al uso experimental de medicamentos que se desconocía si funcionaban - recordemos la primera ola en los hospitales - y después la triunfal llegada de las vacunas. En los últimos días se ha producido un nuevo hito que puede contribuir a que esa lucha sea aún más eficaz: la llegada de las pastillas antivirales que buscan prevenir que la infección provoque enfermedad grave o muerte.
El uso de emergencia de Paxlovid (Pfizer) fue aprobado en Estados Unidos el 22 de diciembre. El 16 del mismo mes Europa había emitido una recomendación sobre su uso y desde este lunes analiza la solicitud de la empresa para su próxima aprobación. En este contexto, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez anunciaba este lunes la compra de 344.000 tratamientos con este nuevo antiviral que pretende evitar que los infectados con condiciones de riesgo terminen en el hospital o fallecidos.
"Es una buena noticia porque es una herramienta más para luchar contra la pandemia, un hito en la carrera contra el coronavirus", afirma Antonio Gutiérrez Pizarraya, farmacéutico y especialista en enfermedades infecciosas.
El virólogo Vicente Soriano también celebra que España incorpore el antiviral a su arsenal de medicamentos contra el Covid. "Es un momento importante, 344.000 tratamientos pueden tener un impacto en los próximos meses, unidos a las vacunas".
Una pastilla para tomar en casa
Paxlovid es la primera pastilla antiviral que se podrá tomar en casa, ya que los medicamentos hasta ahora utilizados se administraban vía intravenosa en el hospital. El tratamiento se compone de dos pastillas diferentes: el nirmatrelvir, un principio activo nuevo que evita la replicación del virus en el organismo, y ritonavir, otro principio activo ya utilizado contra el VIH y que consigue que el cuerpo retenga el nirmatrelvir durante más tiempo sin metabolizarlo, ya que si no su efecto apenas duraría.
La clave del tratamiento está en que se administre pocos días (máximo cinco) tras el inicio de síntomas. "El Covid se compone de dos fases, una primera viral y una segunda fase en la que se produce la gravedad, que es inflamatoria. El fármaco debe administrarse antes de llegar a esa fase", indica Jesús Sierra, portavoz de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria.
Los resultados de los ensayos fueron muy positivos. Paxlovid reducía el 88% el riesgo de hospitalización en los pacientes en los que se probó, personas no vacunadas con al menos un factor de riesgo predisponente a enfermedad grave. "Esto es un elemento importante, porque el riesgo de tener enfermedad grave es precisamente lo que evitan las vacunas y por tanto habrá que ver muy bien a quién se dirige el tratamiento", afirma Sierra.
Quién puede recibir el antiviral
Para el farmacéutico, por tanto, "la mayoría de la población no necesitaría este antiviral que sí podría resultar útil para no vacunados y personas que no generen una buena respuesta inmunitaria o que tengan factores de riesgo como inmunodeprimidos o enfermedades del sistema inmune".
Si bien serán las autoridades sanitarias quienes decidirán el público que finalmente pueda recibir el fármaco, Gutiérrez Pizarraya destaca la importancia de "tener en cuenta las contraindicaciones e interacciones con otros fármacos, por lo que habrá que seleccionar muy bien el tipo de personas que lo reciban. Entre ellos, no vacunados, gente con comorbilidades y avanzada edad".
Soriano cree que en Europa el efecto de este fármaco puede ser impactante "por el alto porcentaje de personas de avanzada edad y con comorbilidades, además de inmunodeprimidos". En la misma línea se pronuncia Carlos Fernández Moriano, del Consejo de Colegios Farmacéuticos, que explica que la compañía también ha remitido datos sobre eficacia frente a nuevas variantes y vacunados que, aún pendientes de publicación, están analizando las agencias reguladoras".
La población vulnerable a la que se destinará este fármaco serán entonces tanto los no vacunados como las personas con factores de riesgo para el Covid. En los primeros se probó el fármaco en el estudio y el resultado modificó el riesgo de Covid grave desde el 7% en el grupo placebo al 1% en los que tomaron el fármaco. "Se prueba en no vacunados porque se necesita comprobar el efecto que tiene y en vacunados es muy difícil que el enfermo progrese a gravedad, pero cabe esperar que en no vacunados también funcione", añade el virólogo.
Dónde se dispensará
Otra de las incógnitas aún por despejar es cómo se distribuirá y dispensará este antiviral que, en la práctica, deberán tomar las personas que permanecen aisladas en su casa tras dar positivo. "Lo lógico es que se indique previa realización de PCR positiva y que la prescriba un médico y se gestione desde la farmacia del hospital", indica Sierra.
Carlos Fernández Moriano afirma que será "la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios la que establecerá las condiciones de prescripción, quién y por qué vía se accederá al fármaco. Lo importante es que puedan obtenerlo quienes lo necesiten y en condiciones de equidad en toda España".
También Gutiérrez Pizarraya cree que en las condiciones actuales es más factible la administración del fármaco desde las farmacias hospitalarias que desde las oficinas de farmacia. "Tratándose de pacientes con comorbilidades y con las características del fármaco, el fármaco debería ser prescrito por el especialista en estrecha colaboración con el farmacéutico del hospital".
Vigilar efectos secundarios e interacciones
La presencia del especialista se debe tanto al perfil de comorbilidades de los pacientes a tratar como al cuidado que debe tenerse con este fármaco. "El ritonavir no solo impide la metabolización de este fármaco sino que podría interactuar con otros medicamentos. Desde antiarrítmicos, antidepresivos, anticoagulantes o antiepilépticos. Hay que tener mucho cuidado con personas que padezcan enfermedades renales o de hígado", explica Soriano.
Al igual que todos los medicamentos, Paxlovid también tiene efectos secundarios y entre ellos, los más comunes - para el 4 o el 5% - son la diarrea y la pérdida del gusto, dolores musculares o hipertensión. "Esto es común a otros fármacos pero evidentemente estos efectos unidos al menor conocimiento de su eficacia en población vacunada [que no participó en ensayos], deja una incertidumbre que habrá que gestionar. El riesgo será asumible para gente mayor, con comorbilidades o no vacunada pero probablemente no para jóvenes y gente de bajo riesgo", opina Sierra.
Pese a sus limitaciones, los expertos coinciden en celebrar esta incorporación al arsenal terapéutico contra el Covid. "Hasta ahora cuando te venía un paciente recién diagnosticado del que por sus características podías pensar que iba a empeorar, solo podías esperar. Ahora tendremos una herramienta para actuar, lo que es sin duda bueno", afirma el portavoz de la SEFH.
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