Allí, en la esquina de la foto o de la geopolítica, Sánchez parecía la sosa o el pincha del guateque, el fantasma de las cortinas, el jarrón horroroso, el camarero del Titanic, el guardia con lanza de los cuadros con lanzas o el teatro con lanzas. Pero yo creo que Sánchez es la OTAN con una esquina rota, como lo de Benedetti. Ya dije que Sánchez volvería a ser un héroe y ahora es más, es el héroe poeta, solo en la esquinita del mundo, en su arpa de Bécquer, en su estufita de soledad, en el rincón más hondo del cafetín, luchando por lo justo, lo verdadero y lo bello sin más armas que sus mariposas de papel y sus cuellos de la ropa muy dados de sí, como un poeta del grunge o como Zapatero. Sánchez, oveja negra, patito feo, cisne maquillado, Calimero con casco de la puta mili, hippie con bongo y adoratrices, en realidad no se ha enfrentado a la OTAN, ni siquiera como ésos que se enfrentaban a la Coca-Cola por ser el imperialismo que tenían a mano, en la neverita. Al final, Sánchez ha firmado todo lo que había que firmar, sólo que negándolo y huyendo, como algunos poetas lujuriosos ante la lujuria.
Sánchez, héroe tirado por las esquinas, siempre desmayado de amor, de traición, de hambre o de injusticia, yo creo que quiere ser poeta de la soledad como esos poetas del desaliño, con gloria de pelotillas y halo de pelo sucio. Claro que eso a mí me parece indistinguible del poeta de sablazo, con eterno encamamiento, eterna cojera, eterna tisis, eterna deuda, eterna musa moribunda, eterno libro inacabado o inacabable y eterno parnasillo inalcanzado o inalcanzable. Sánchez no puede en realidad enfrentarse a la corrupción, más bien le pone abogados o periodistas, o le manda a Bolaños, que tiene una técnica para destruir jueces que es como la técnica de una comadre para destruir vecinas. Tampoco puede Sánchez, diga lo que diga, enfrentarse a Trump, que es un abusón precisamente porque sabe que puede abusar. Pero Sánchez sí puede acurrucarse en una esquina, no para apartarse sino para destacar, para ejercer esa vanidad de los apestados, esa destructiva soberbia de los humildes, como un profeta zarrapastroso o como Zapatero, mismamente.
A Sánchez no es que lo hayan dejado solo, no es que no le dejen los amiguitos jugar con el balón hinchable, que decía yo ayer (si la OTAN no acojona ya tanto no es porque Rutte parezca el sastre de Trump, sino porque, si excluimos a Estados Unidos, la organización se queda en marca de balón de playa o de cruceros de jubilados). No es que a Sánchez lo hayan dejado solo, decía, es que a Sánchez le gusta estar solo, busca estar solo, juega esa baza del solitario enigmático, del siniestro triste, del vampiro guapo, más desde que se maquilla de vampiro sorprendido por la estaca. Sánchez está solo contra la ultraderecha, contra los ricos, contra el fango, contra el odio, contra la guerra, contra los jueces córvidos y contra los periodistas con pseudópodos. La mitología de Sánchez, desde que lo echaron del PSOE por querer sustituir a todo el partido por su vanidosa soledad (o por levantarle las faldas a las urnas), desde aquel Peugeot que funcionaba como máquina de la venganza más que como máquina del tiempo; su mitología, en fin, es la del héroe solitario, que hasta los acuerdos con sus socios los parece ganar en duelo singular y aleteante, siempre para salvarnos, siempre a punto de caer por las escaleras y siempre con algo de descalabro.
Sánchez llegó ya a la cumbre de la OTAN con la táctica pasivoagresiva de estar solo y con el esqueleto arrumbado acodado ya a esa soledad que está entre el pasotismo y la majestuosidad
Sánchez decide solo, reflexiona solo, escribe solo y con ala rota o desmayada, como un manco de la Moncloa, sus cartas a la ciudadanía o al partido. No puede sino estar solo, como todos los narcisistas, porque los que lo rodean son sólo instrumentos que enmarcan o glorifican esa soledad de Superman de pernil estrecho en su helada fortaleza de la soledad. Yo creo que Sánchez llegó ya a la cumbre de la OTAN con la táctica pasivoagresiva de estar solo y con el esqueleto arrumbado y esquinero de galgo flaco y cervantino acodado ya a esa soledad que está entre el pasotismo y la majestuosidad. Yo creo que lo de Ábalos y Cerdán le ha dejado ya a Sánchez esa postura que es como la curva praxiteliana de las estatuas pero con lumbago falso de pillo de Siglo de Oro, de cojo de pórtico de iglesia, de ciego con escobajo de uvas y mala uva, así que él iba con el numerito del solitario como el que va con el numerito del tocomocho o del amante bandido. Y con el proyecto de que fuéramos calculando su heroísmo a partir de su distancia al centro de las fotos (que no de las conversaciones) y del vacío que le hacían los militaristas, los ultras y esa reina astriflamante de la noche, de la ira y de la arbitrariedad que es Trump.
Yo, la verdad, lo que no entiendo es que Sánchez haya estado regateando ese 5% pudiendo firmar un 10% si hace falta, que más millones, fantasías y fantasmadas ha firmado por aquí. Ahí es donde ve uno que no es rebeldía ni convicción sino postureo, solitario postureo de esquina como el postureo de farola de los chulos. Sánchez está solo, más solo que nunca, porque no es que lo abandonen sus dudosos compañeros de la OTAN, con leve amistad de haberles enseñado a Velázquez, como para ligarse a unas erasmus, sino que empiezan a abandonarlo sus bases socialistas, sus periodistas de hisopo y hasta sus socios, que temen infectarse no ya de corrupción (eso les da igual) sino de inverosimilitud. Y una vez que se está así de solo, no por bohemia, inspiración ni valentía sino por castigo, uno sólo se puede hacer con la soledad la bufanda del poeta y la elegía del héroe. Ya que está uno tirado por las esquinas, al menos ser ese héroe tirado por las esquinas de los pequeños cafés de la gloria o de los grandes cuadros con lanzas. Lo que pasa es que, ahora mismo, ese lírico héroe de Sánchez es indistinguible del quinqui, del cobarde y del estafador. O del cadáver.
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2 Comentarios
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hace 4 horas
Sanchez será lo que sea: corrupto, soberbio, teatro… lo que quieran, pero en este asunto del PIB, de la OTAN, de Rutte y deTrump es mejor estar solo que mal acompañado.
En la famosa foto de todos los presidentes y de Sanchez apartado, los patéticos y los lameculos son los todos los que rodean a Trump. Son como los colegiales que jalean, alaban y ríen las gracias al matón de patio de colegio sólo porque no tienen la dignidad de ser personas. Rutte, el más patética, el más repugnantr lameculos: si papi, si papi.
Ha sido la cumbre de la vergüenza y no precisamente por Sanchez
hace 5 horas
Como siempre, análisis que lo borda.
Yo decía que ya ni su jubilación política la podrá hacer en el extranjero, porque ya le han calado su hipocresía y mentira constante .
Aquí en España no puede sin salir a la calle…
Creo que si alguien que le puede buscar cobijo…. Un tal kim en Corea (la del norte )…