Calculadora en mano, el PP no quiere dar ningún paso en falso que de aire a Sánchez. Especialmente en un momento en el que cuestiones como el choque con Donald Trump tras la cumbre de la OTAN, le pueden dar oxígeno entre sus socios. Más, cuando la agenda internacional ha dejado, por ahora, en un segundo plano escándalos de presunta corrupción como el de Santos Cerdán, que han desgastado en mayor o menor grado la confianza entre los socios, que pese a todo. esperan o a informaciones que cerquen por completo al PSOE o a que la justicia se pronuncie de forma contundente. Hasta entonces, mantienen su apoyo.
Los populares aprietan, en todo caso, para acelerar esa fractura. Hay una orden directa de presionar para que, si los socios no dan el paso y se abren a una moción de censura, su electorado opte por penalizarles una vez se produzcan elecciones generales. La intención del PP, de estar en disposición, es la de presentar una moción de censura constructiva, es decir, planteando una alternativa de gobierno pero no con la intencionalidad de dar relevo al PSOE en Moncloa, sino con la de, inmediatamente, convocar elecciones generales. Es lo que vienen reclamando los populares. Lo hicieron en la última Conferencia de Presidentes de Barcelona.
Pese a insistir en que no le dan los números y en centrarse en seguir haciendo oposición, la reunión mantenida discretamente entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal este miércoles en el Congreso, en la que se habló de la moción, ha puesto de nuevo todas las miradas en la posibilidad de que se presente. De hecho, el propio dirigente popular, 24 horas más tarde y después de una cumbre del EPP en Bruselas, admitió que le dejó claro a Abascal que sigue falto de "cuatro votos". "Si los tengo, la presento mañana. Veremos cuándo es el momento oportuno y si eso pude prosperar o no. En eso estoy trabajando", afirmó. Ninguno de los potenciales partidos parece ahora estar por la labor.
Las claves del instrumento parlamentario
¿Por qué una moción de censura y no otro instrumento parlamentario? Este es el único que da capacidad a los grupos parlamentarios para articular una mayoría alternativa que releve a un Gobierno de considerarlo necesario y de tener capacidad para ello. En su defecto, y de exigirlo los socios, Sánchez tiene la capacidad de someterse a una cuestión de confianza, que depende únicamente de él.
Aunque no dispone de esa mayoría absoluta alternativa para esa moción, el PP cumple a día de hoy todos los requisitos previos para hacer uso de este recurso en el Congreso. La moción de censura está prevista en el artículo 113 de la Constitución Española. La definen cuatro apartados que exponen levemente las condiciones en la que debe armarse. Pero es el Reglamento del Congreso quien profundiza más en el asunto y sobre esos cuatro puntos, que tienen el carácter de artículos. El 175 del Reglamento incide en la capacidad para hacer esa moción y explica los requisitos: requiere de un 10% de los 350 diputados que componen el Congreso, una exposición de motivos y un candidato a la presidencia dispuesto. Se tendrá que presentar ante la Mesa del Congreso, que es el máximo órgano.
El PP sobrepasa esa representación, con sus 137 diputados. Incide en la necesidad de una convocatoria electoral ante el "deterioro institucional" y, sobre todo, los casos de presunta corrupción que se investigan en torno a la esposa y el hermano de Sánchez, Begoña Gómez y David Sánchez, pero también en torno al PSOE con el 'caso Koldo' y las actuaciones en las 'cloacas' con supuestos fontaneros al servicio de Cerdán, como Leire Díez y Javier Pérez Dolset.
En democracia ha habido seis mociones de censura. Solo prosperó la de Sánchez a Rajoy en 2018. Se necesitan 35 escaños para presentarla y 176 para que salga adelante
El artículo 176 puntualiza que la Mesa la admitirá y dará cuenta al presidente y a los portavoces parlamentarios de que habrá un debate. Se abrirían entonces dos días de plazo para que quien lo considere pueda presentar una moción alternativa. La misma Mesa fijaría la fecha en el calendario para el debate en el pleno. Deberán transcurrir como mínimo cinco días desde el registro.
El artículo 177 detalla que el debate se abre con la defensa de la moción por parte de "uno de los diputados firmantes" de la misma. Sin límite de tiempo. Se da disposición a que el candidato, si lo desea, exponga su programa o su hoja de ruta. En este caso, Feijóo situaría esa convocatoria de generales como objetivo. Tras una pausa, habrá diez minutos de réplica y contrarréplica de los grupos que quieran. Después se votará la moción, o en su defecto las mociones, ordenadamente, de haber más de una —si se aprueba la primera, no se votarán el resto—.
Requerirá esa mayoría absoluta. Este es el último paso que quiere atar el PP antes de presentarla. Si no prospera, el grupo proponente debería esperar al menos hasta el siguiente ciclo de sesiones —febrero-junio y septiembre-diciembre— para volver a presentarla. Si prospera, el artículo 178 afirma que Presidencia del Congreso deberá trasladar el resultado al Rey y el candidato quedará investido inmediatamente bajo los efectos previstos en el artículo 99 de la Constitución.
Hasta ahora, se ha recurrido en seis ocasiones a la moción. En 1980 a Adolfo Suárez —del PSOE—, en 1987 a Felipe González —de Alianza Popular—, en 2017 y 2018 a Mariano Rajoy —primero de Podemos y después del PSOE—, y en 2020 y 2023 a Sánchez —ambas de Vox—. Solo la presentada por Sánchez contra Rajoy prosperó y le dio el Gobierno.
172 escaños en manos de Feijóo
Por las declaraciones del popular se sobre entiende que Coalición Canaria también estaría en disposición de apoyar una moción de censura de Feijóo. Los nacionalistas canarios comparten gobierno con el PP en las islas, además, su única diputada en el Congreso, Cristina Valido, ya no garantiza el apoyo a Sánchez por el caso Cerdán. Irán revisando sus votos medida a medida. A ella se une Alberto Catalán, único diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN), siglas que transitan muy próximas al PP y que integran el bloque de oposición desde el minuto uno.
Los 33 diputados de Abascal dan el principal soporte. Vox es el partido más comprometido con la presentación de esa moción, como hicieron a título individual en 2020 y 2023, pero ahora carecen de capacidad por faltarles dos diputados. Precisamente han clamado por que dos miembros del Congreso se presten a firmarla junto a ellos. Pero CC y UPN solo quieren ir de la mano de Feijóo en su defecto. Vox, en plano secundario, intentan agarrarse a ella como método de presión al PP y como forma de retratarlo de oposición suave frente a sus votantes con la intencionalidad de adherirlos a sus filas. Para repuntar de nuevo. Se insiste públicamente en que da igual si fracasa o no, porque debe ser un elemento que abra el debate en el Congreso. Pero fuentes populares aseguran que una victoria de Sánchez también daría oxígeno a Vox: "Se retroalimentan".
De lado de la moción también está la sociedad civil. La Plataforma por la España Constitucional que lideran figuras como Alejo Vidal-Quadras o Marcos de Quinto han propuesto que cada partido ceda 18 escaños para presentarla conjuntamente y que la encabece un jurista de reputado prestigio. No ha habido respuesta. A El Independiente, en todo caso, le consta que hay algunas entidades miembro de esa red que creen que no es recomendable apostar por esa vía.
A la caza del PNV
Los cinco votos de los de Aitor Esteban dejarían cerrada la moción. Es la prioridad del PP, que viene apostando por el reproche como método para que el PNV reaccione. No es convincente, dicen los jeltzale. Al contrario. Más, cuando a principios de año rechazaron la devolución ya pactada con el PSOE del palacete parisino expoliado por el nazismo durante la II Guerra Mundial al Gobierno vasco en el exilio y dado al franquismo. Es la actual sede del Instituto Cervantes en París.
En el PNV pesa que no haya una sentencia firme contra el PSOE o la posibilidad de que se rompa el Gobierno vasco
Los populares hablan de doble rasero de los vascos por haber tumbado al PP de Rajoy en la moción de 2018 y no hacerlo ahora también con la corrupción como justificación. Esteban diferencia los casos. Entonces hubo sentencia judicial firme que condenaba al PP por financiación irregular, de momento no es el caso, aunque el PNV reconoce la situación "delicada" de Sánchez. Ante cualquier tipo de información que implique a Sánchez o deje constancia de que ha podido haber financiación irregular del PSOE a través de Cerdán y compañía, cambiarían el marco para los jeltzale, pero también para el resto de socios del Gobierno.
A eso se agarra el PP, a que salga más contenido comprometedor que haga a Esteban, presidente del PNV, cambiar de idea y dar el paso. Desalienta, en todo caso, que comparten el gobierno vasco en Ajuria Enea tanto el PNV como el PSE-PSOE. Una ruptura con Sánchez implicaría la caída del gobierno vasco y la entrada prácticamente asegurada de EH Bildu.
Junts, la alternativa conservadora
Los de Carles Puigdemont pueden ser llave para esa moción si ven enquistada la legislatura y en peligro sus reivindicaciones. Pueden abrirse a ese paso si, en su defecto, ven a Sánchez con la intención de seguir sentado en Moncloa sin capacidad de darles cumplimiento. En todo caso, el apoyo a la moción por parte de Junts para unas elecciones es un escenario más lejano aún que el del PNV.
Especialmente porque, aunque hay afinidad económica o con las nucleares, patente en las sucesivas votaciones en el Congreso, hay una frontera casi insalvable respecto a la amnistía o el uso del catalán en Europa. El rechazo del PP a ello fue muy criticado por los de Puigdemont. La vía de Junts tampoco es la preferida en el PP. Sobre todo, entre las corrientes más duras del partido. No se quiere dar aire al nacionalismo.
Hay que destacar que hay mayor probabilidad de que sean los propios socios quienes formulen una moción de censura conjunta contra Sánchez de requerirse —si deja la legislatura en punto muerto pero no convoca elecciones—, que se vaya a apoyar la del PP. Además, tanto en Junts como en el PNV pesa el componente de Vox. Aunque no hay preocupación por las coincidencias de voto en distintos plenos, a ambas formaciones les interesa no retratarse conjuntamente con Abascal específicamente en esto. Porque abren la puerta a un gobierno de derechas donde Vox plantearía su ilegalización. Sus electorados no lo entenderían. Desde el PP se asegura que se daría apoyo a Feijóo, no se votaría a Vox. Pero aún así tanto Junts como PNV insisten en el argumento.
Podemos y Compromís
La sintonía entre PP y los socios de izquierda de Sánchez es mínima. Al menos ni Sumar, ni BNG, ni ERC o EH Bildu votarían junto a Feijóo y contra Sánchez. Tampoco a priori Podemos y Més-Compromís, pero esos cinco escaños, por su desconfianza clara en el PSOE, cada vez son más factible si se mira con cierta distancia. Se puede unir el un sexto escaño si Més per Mallorca termina saliendo también de Sumar.
Podemos insiste en cada ocasión en que la legislatura está "muerta" —eso les ha valido recientemente reproches desde IU, por la 'pinza' que hacen en ese sentido con el PP—, y aunque en público lo evitan, fuentes de la formación dan por finalizada la legislatura y reclaman elecciones. De hecho, son junto al BNG los únicos que no quisieron reunirse con Sánchez en la última ronda de consultas con los socios.
"Cuanto más tiempo pase, peor para la izquierda", pronostican ante la posible avalancha de nuevas informaciones que dañen al PSOE. Esos cuatro votos morados se niegan a colaborar con el PP en una moción de censura. Lo que no cierra la puerta a que haya un replanteamiento si Feijóo decide dar el paso sin atar esos votos, algo a priori complicado. El problema es que los de Ione Belarra, en plena cruzada para reivindicarse como alternativa, como la verdadera izquierda, no pueden permitir dejar a los socios de Sumar el relato de que han sido los morados quienes han tumbado el Gobierno progresista. Cambiaría si la situación es insostenible.
En privado fuentes de Podemos se niegan a apoyar al PP. En público lo recalcan y aseguran que está "deslegitimado" para hablar de corrupción. Todo, pese a que la oposición a Sánchez es total. Solo se abren a votar medidas sociales si llegan a pleno y benefician a la ciudadanía. La presunta corrupción también aleja a Més-Compromís del PSOE, pero Carlos Mazón, su gestión de la DANA —principal marco de oposición de los nacionalistas en la Comunidad Valenciana— y el respaldo indirecto del PP, les aleja de Feijóo. Ahora bien, los de Àgueda Micó son los únicos que apostaban por que Sánchez debía someterse a la cuestión de confianza. Que deja algún resquicio llegado el momento.
Los cuatro escaños que requiere Feijóo son inviables con el escenario actual. El descrédito que pueda tener Sánchez ante nuevas informaciones —que algunos socios esperan que lleguen en meses— sí podría abrir la puerta a un voto de diversos socios, tanto del PNV como de Podemos, si la moción acaba planteándose como un instrumento para desbloquear elecciones de inmediato si el PSOE se atrinchera y si hay un señalamiento directo a Sánchez por parte de la justicia. Sus socios, con todo, aseguran que si le retiran generalmente los apoyos, la convocatoria de generales sería inminente. También por el daño que se puede hacer a la confianza del propio votante socialista.
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