Ryanair empieza a tener claro cuál será la factura de la grave crisis operativa que ha tenido que afrontar. El gigante del bajo coste se ha visto obligado a cancelar unos 20.000 vuelos en apenas cinco meses, dejando más 700.000 pasajeros afectados. Fue la salida de urgencia que tomó tras una desbandada de centenares de sus pilotos que se fueron a aerolíneas rivales y por la mala organización de los que quedaban, lo que había hecho que se hundiera la puntualidad de sus vuelos.

Ryanair calcula que las cancelaciones masivas le obligará a afrontar el pago de 25 millones de euros en indemnizaciones a pasajeros. A los que se sumarán otros 45 millones en costes adicionales por la mejora de las condiciones salariales y laborales ofrecidas a los pilotos para que se queden en la compañía y para fichar nuevos comandantes en los últimos. En total, 70 millones de euros que la aerolínea asumirá antes de que se termine su ejercicio fiscal, el próximo 31 de marzo.

Ryanair presume ahora de pagar a sus pilotos un 20% más que Norwegian tras subir los sueldos

La cúpula de Ryanair puso en marcha un plan de choque para hacer más atractivas las condiciones laborales a los pilotos y frenar la sangría de salidas de la compañía. Ahora Ryanair presume de pagar entre un 20 y un 22% más a sus pilotos que su rival Norwegian (la compañía que más comandantes le ha robado) en sus dos grandes centros operativos, el aeropuerto de Londres-Stansted y en el de Dublín.

Para reorganizar su red de vuelos, la compañía ha cerrado algunas rutas y ha reducido frecuencias en otras conexiones, dejando en tierra en los próximos hasta 25 aviones de su flota. El resultado es que el crecimiento del tráfico de pasajeros frenará en lo que queda de año fiscal: en la primera mitad del ejercicio venía creciendo a un ritmo del 11%, y la previsión de la compañía para el segundo semestre es que lo haga al 4%. Hasta ahora Ryanair preveía alcanzar los 131 millones de pasajeros en el conjunto del año, y ahora rebaja esa estimación hasta los 129 millones de clientes.

En paralelo, Ryanair reconoce que tendrá que frenar un poco su agresiva política de rebaja del precio de sus billetes. Sólo un poco. La aerolínea estima que en el conjunto del año sus tarifas se habrán reducido entre un 4 y un 6%, mientras que hasta ahora su objetivo era hacerlo entre un 5 y un 7%.

A pesar del golpe previsto en el tráfico de pasajeros y de los costes adicionales, Ryanair ha confirmado hoy que mantiene sin cambios su previsión de conseguir en su año fiscal un beneficio neto de entre 1.400 y 1.450 millones de euros. No obstante, condiciona alcanzarlo a que el ritmo de reservas se mantenga como hasta ahora, a que no haya nuevos ataques terroristas en Europa ni nuevas huelgas de controlares, y problemas operativos vinculados al Brexit.

Hasta el inicio de cancelaciones masivas, a mediados de septiembre, la evolución del negocio de Ryanair era fortísima. En el primer semestre de su año fiscal, con cierre a 30 de septiembre, la aerolínea registró un beneficio de 1.293 millones de euros, un 11% más, y los ingresos habían escalado hasta los 4.425 millones, un 7% más.