El Gobierno y las grandes eléctricas sellaron el año pasado un acuerdo para fijar un calendario de cierre de todas las centrales nucleares españolas. Un calendario que de facto suponía ampliar la vida de las plantas por encima de los 40 años de funcionamiento que comúnmente se manejaba como previsión. De media, todos los reactores nucleares del país estarán activos entre 46 y 47 años tras el pacto del Ejecutivo y las compañías.

En el protocolo se establece un calendario de cierres de las centrales que contempla finalmente que Almaraz I cerraría en 2027, Almaraz II en 2028, Ascó I en 2030, Cofrentes en 2030, Ascó II en 2032, Vandellós II en 2035 y Trillo también en 2035. Los nuevos plazos ampliados de funcionamiento van a tener un impacto directo en las cuentas de las grandes eléctricas, al variar las cantidades que cada año destinan a amortizar las centrales en función del tiempo que les quede para cerrar.

Iberdrola ya ha empezado a calcular sus resultados financieros ajustándose a la nueva vida útil prevista para las nucleares. La compañía venía elaborando sus cuentas con la previsión de que las centrales funcionarían 40 años y ahora ha empezado a ampliar esa vida útil hasta los 46 años de media, con un impacto positivo en sus cuentas de cerca de 110 millones de euros.

Endesa ha optado por otra vía. La eléctrica controlada por Enel era la única que ha venido calculando la amortización de sus nucleares con una previsión de funcionamiento de 50 años, con lo que cada ejercicio reducía sustancialmente el dinero destinado a cubrir su amortización. Y pretende seguir haciéndolo con una parte sustancial de sus activos nucleares.

Según se refleja en su memoria anual, Endesa sólo ha rebajado la previsión de funcionamiento de los dos reactores de la central de Almaraz, en la que tiene una participación minoritaria y en la que la parte de Iberdrola es mayor. Endesa ha rebajado la vida útil a 45 años para Almaraz I y a 44 años para Almaraz II, con lo que ha sufrido un golpe en sus resultados de 10 millones por las mayores provisiones.

Sin embargo, la compañía ha optado por ignorar el calendario de apagón nuclear pactado con el Gobierno y mantiene su previsión de que las centrales catalanas, en las que sí tiene una posición mayoritaria, funcionarán 50 años. El pacto entre Gobierno y eléctricas establece que los tres reactores ubicados en Cataluña funcionarían entre 47 y 48 años, pero la eléctrica augura que seguirán activos al menos dos años más.

El protocolo de cierre nuclear establece que Ascó I cerrará en 2030, Ascó II en 2032 y Vandellós II en 2035. Pero las previsiones que mantiene Endesa en sus cuentas anuales retrasa la clausura hasta 2033, 2035 y 2037, respectivamente.

"La hipótesis básica con la que trabajamos es que las centrales nucleares cierren cuando establece el protocolo pactado", ha explicado el consejero delegado de Endesa, José Bogas, en rueda de prensa (la primera de la compañía en 15 años). "El plan establece que la última central cerrará en 2035. En quince años puede pasar muchas cosas. Endesa deja la puerta abierta a todo".

La eléctrica asegura que su intención es mantener la amortización de sus nucleares en 50 años hasta el momento en que esté obligada a pedir la renovación de la licencia de explotación de las plantas por menos de diez años -el estándar legal utilizado hasta ahora- porque el cierre esté previsto para antes de cumplir esa década. Mientras eso no suceda, seguirá con su política de calcular sus cuentas con nucleares con una vida útil de medio siglo.

Endesa, el mayor operador nuclear de España, elabora desde 2014 su cuenta de resultados dando por hecho que sus centrales nucleares acabarían funcionando 50 años (hasta ese momento lo hacía con 40 años como previsión). Sus cuentas están calculadas desde entonces en base a un periodo de depreciación y amortización de sus activos nucleares de cinco décadas, lo que le ha permitido a la eléctrica reducir los fondos que destina cada año a amortizar sus activos y, con ello, la compañía ha mejorado sus beneficios.

Si las centrales nucleares españolas funcionan de media los 46 años previstos previsto en la hoja de ruta del Gobierno, a Endesa le puede costar un impacto negativo de hasta 60 millones de euros al año en amortizaciones, según reconoció la compañía en la conferencia de analistas de presentación de sus resultados anuales. Manteniendo sus principales activos nucleares hasta los 50 años, se ahorra entre 45 y 50 millones en amortizaciones al año.