El Gobierno da por descartado el proyecto de construir un almacén nuclear en Villar de Cañas, en Cuenca, y ahora tiene que buscar otra solución. El Ministerio para la Transición Ecológica aún no ha adoptado formalmente la decisión de finiquitar el proyecto del cementerio nuclear conquense, y no lo hará hasta poner en marcha el nuevo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR). Pero ya baraja diferentes opciones para gestionar los residuos radiactivos de las centrales nucleares del país.

El Ejecutivo renuncia a continuar con la opción de Villar de Cañas, aunque aún no lo reconozca explícitamente, y lo achaca a los problemas técnicos y los enormes costes adicionales que exigiría superarlos, especialmente por las dudas por la calidad de los terrenos de la que ya alertaron los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y estudios independientes.

El plan del Gobierno pasa por buscar otras ubicaciones alternativas para construir el almacén donde se guardarán los residuos de las centrales nucleares durante 60 o 70 años. E incluso se valora la posibilidad de mantener la basura nuclear en varios almacenes (dos o incluso tres) y no sólo en un único repositorio. Una opción, esta última, que va ganando peso en el Ministerio comandado por Teresa Ribera, según varias fuentes conocedoras de la situación.

El Gobierno baraja ahora recuperar la antigua lista de municipios que se ofrecieron hace más de una década para acoger el almacén nuclear para encontrar otra localización que sustituya a Villar de Cañas. En 2009 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero abrió la carrera para encontrar la ubicación para construir un almacén nuclear central. Ocho municipios presentaron su candidatura.

Tres pueblos obtuvieron una mejor puntuación que Villar de Cañas, pero el primer Gobierno de Mariano Rajoy, en su primer Consejo de Ministros, eligió en diciembre de 2011 la localidad conquense para acoger el silo. En esa lista de candidatos figuraban Zarra (Valencia), Ascó (Tarragona), Yebra (Guadalajara) –estos tres fueron los que superaron con mejor puntuación a Villar de Cañas-, Melgar de Arriba (Valladolid), Santervás de Campos (Valladolid), Congosto de Valdivia (Palencia) y Albalá (Cáceres).

Oficialmente el Ministerio para la Transición Ecológica asegura que no está aún en la fase de buscar ubicaciones alternativas y que no hay una decisión adoptada aún acerca del almacén nuclear. El departamento de Teresa Ribera subraya que ni siquiera ha recibido aún formalmente la propuesta de Enresa –la sociedad pública encargada de la gestión de los desechos nucleares- acerca del nuevo Plan General de Residuos Radiactivos y que se irán adoptando decisiones al respecto según vaya avanzándose en la tramitación del nuevo plan.

Otra alternativa es que, en lugar de construir un almacén temporal centralizado (ATC) o varios almacenes temporales descentralizados (ATD), mantener los residuos en los almacenes temporales individuales (ATI) con que ya cuenta cada central nuclear. Sin embargo, aunque factible técnicamente, esta opción es más cara al tener que construir nuevas instalaciones específicas de seguridad en cada una de las plantas.

El sector nuclear exige al ministerio comandado por Teresa Ribera que haya un solo almacén centralizado en el que se guarden todos los residuos nucleares y además reclama que esté “cuanto antes” en marcha una instalación que ya acumula un enorme retraso y que todo parece indicar que el Gobierno arrancará de nuevo desde cero.

“La decisión sobre el almacén nuclear debe tomarse con criterios técnicos, económicos, ambientales y de eficiencia. Y con estos criterios la solución de un solo almacén temporal centralizado (ATC ) es la más adecuada”, sentencia Javier Guerra, presidente de la Sociedad Nuclear Española, una suerte de lobby que agrupa a las dueñas de las centrales nucleares (Endesa, Iberdrola y Naturgy) y a otras empresas y profesionales del sector. “El almacén hay que impulsarlo con la mayor rapidez posible. Es necesario cuanto antes”.

El plan de Villar de Cañas, paralizado

El Gobierno de Pedro Sánchez, recién llegado a Moncloa tras la moción de censura, ya decidió paralizar el proceso de obtención de licencia de construcción del proyecto de Villar de Cañas. Ahora de dispone a dar por finiquitado el proyecto y buscar otras ubicaciones para albergar el silo o los silos que guardarán los residuos radiactivos.

El consejo de administración de Enresa decidió hace un par de semanas renunciar a los procesos de adjudicación de cuatro grandes contratos fundamentales para la construcción del almacén en Villar de Cañas por un importe conjunto de unos 240 millones. Entre las licitaciones finiquitadas está la del contrato principal para la construcción de la obra civil del cementerio nuclear, por 217,7 millones de euros. En la práctica, eso significa decir adiós por completo al proyecto.

La hoja de ruta del Gobierno con los objetivos energéticos hasta 2030 ya está lista y se ha pactado con las eléctricas un calendario para el cierre de cada central nuclear entre 2028 y 2035. Ahora toca tomar una decisión definitiva sobre el cementerio nuclear y se va a adoptar de manera paralela al nuevo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) que debe poner en marcha el Ejecutivo.

Enresa ha elaborado una propuesta de nuevo plan nacional de desechos nucleares. El proyecto ha estado guardado en un cajón todo el tiempo en que el Gobierno estuvo en funciones entre unas elecciones generales y otras. El actual PGRR fue elaborado en 2006 y ha quedado totalmente obsoleto, y ahora Ejecutivo tiene que poner en marcha un nuevo plan con las previsiones sobre cómo gestionar la basura nuclear, cómo desmantelar las centrales nucleares y cómo financiar todas estas actuaciones.

Y lo hará bajo la amenaza de la Comisión Europea de denunciar a España por el enorme retraso que acumula ya la aprobación del nuevo plan. Todos los estados miembro estaban obligados a presentar el plan en 2015.  

De hecho, Bruselas dio el pasado noviembre un plazo de dos meses a España para adoptar el nuevo plan de basura nuclear y, si no lo hacía, denunciará al Estado español ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Superado ampliamente el plazo del ultimátum, el Gobierno español trata de impulsar el nuevo programa de residuos nucleares y esgrime ante la Comisión Europea la situación de interinidad en que ha estado durante gran parte de 2019 para ganar tiempo.

La construcción de un almacén temporal de residuos nucleares acumula ya un enorme retraso. El plan original contemplaba tenerlo listo a finales de 2018. Pero más de ocho años después de que el Consejo de Ministros designara el municipio de Villar de Cañas para instalar el cementerio nuclear, las obras ni siquiera han empezado. Las 52 hectáreas elegidas para ubicarlo siguen siendo campo. Campo vallado, y con un cartel oficial anticipando lo que habrá allí, o lo que tendría que haber. Sólo eso.