La batalla por aparecer en la foto finish de los Presupuestos Generales del Estado continúa. Tras el 'sí' de Otegi -que tendrá que ser ratificado por las bases- y el anunciado apoyo del PNV, el Gobierno continúa en la tesitura de elegir si sigue adelante con ERC o con Ciudadanos. Gabriel Rufián comparecía a primera hora de esta tarde para anunciar un "preacuerdo" con el Ejecutivo a cambio de un "comité bilateral" para una reforma fiscal. A los pocos minutos, el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, hacía lo propio y anunciaba que ellos también habían alcanzado un acuerdo con el PSOE y que se mantendrán en la negociación de los Presupuestos.

En concreto, el dirigente naranja ha anunciado que su formación había pactado una enmienda transaccional con el ala socialista del Gobierno para implantar una tarjeta sanitaria única en todo el Estado, y ha ignorado el cada vez más evidente pacto de Sánchez e Iglesias tanto con ERC como con Bildu.

No ha habido asomo de ruptura. De hecho, Bal ha reivindicado la mano tendida al Gobierno hasta el mismo día de la votación. Su aval, según ha deslizado, ha sido el gesto de que Moncloa no haya vetado ni una sola de las "líneas naranjas" que, asegura, siguen presentes en el documento presupuestario.

El portavoz parlamentario de Ciudadanos ha recordado que 260 de sus enmiendas a las cuentas públicas continúan vivas al no haber sido vetadas en la Comisión de Presupuestos. De ellas ha destacado, por ejemplo, la prórroga de los ERTE hasta julio o la reducción del IVA del sector turístico al 4%, pese a que esto pueda suponer una disminución de los ingresos. También ha subrayado la necesidad de crear un plan de protección para el turismo y la hostelería.

Sin embargo, la trayectoria de Ciuadanos en los Presupuestos está prácticamente sentenciada. El 'sí' de Bildu está prácticamente cerrado, igual que el del PNV. Tampoco el apoyo de ERC había estado nunca antes tan cerca. Y los naranjas ya se han encontrado con la espalda del Ejecutivo en cuestiones tan relevantes como la enmienda para suprimir el castellano como lengua vehicular, que ya está incluida en la polémica 'ley Celaá'. Esta última circunstancia fue entendida además como un pago del Gobierno a los nacionalistas catalanes para blindar su apoyo a las cuentas públicas.

"Es imposible una foto final en la que estén Ciudadanos, Bildu y ERC", ha sentenciado el portavoz liberal, quien se ha negado a creer que ya haya un acuerdo entre los soberanistas catalanes y Moncloa. "Se han puesto unas condiciones, pero todavía no hay acuerdo", ha sostenido.