El pasado lunes 21, 24 horas antes de que se aprobaran en el Consejo de Ministros los nueve indultos a los condenados por el 1-O y la declaración unilateral de independencia, Pedro Sánchez acudió a Barcelona para anunciar la medida. Fue un acto boicoteado por la clase política catalana, desde Vox a la CUP, con la única excepción de los socios de Gobierno, socialistas y Podemos. Pero muy bien acogido por el mundo económico catalán.
De hecho, la auténtica demostración de poder del Gobierno en Cataluña la había hecho Pedro Sánchez tres días antes, en la clausura de la XXXVI Reunión del Círculo de Economía. Fue la escenificación de la comunión del PSOE con un empresariado agotado por el procés, la huida de empresas y la nula gestión política de la Generalitat. Una alianza escenificada en público por el Círculo de Economía y Fomento del Trabajo, pero que tiene detrás unos cuantos nombres propios.
Josep Sánchez Llibre, un patricio de Unió
El presidente de la gran patronal catalana ha sido uno de los grandes abanderados del diálogo desde que aterrizó al frente de Fomento del Trabajo. Con un largo historial político como número dos de CiU en el Congreso, Sánchez Llibre se hizo con la presidencia de Foment en noviembre de 2018, un año después del referéndum del 1-O. Pero no fue hasta un año después, en noviembre de 2019, cuando la patronal se emancipó definitivamente del Govern de la Generalitat.
Fue en la entrega de los premios Ferrer-Salat, acto al que no acudió el presidente catalán, Quim Torra, consciente probablemente del chaparrón que se le venía encima. "Lamento tener que expresarme en estos términos" avisó Sánchez Llibre, pero "no condenar la barbarie y no evitarla es una grave irresponsabilidad del Govern" advirtió en referencia a los graves disturbios que siguieron a la sentencia del procès, sin que mediara condena del ejecutivo de Torra.
Un punto de inflexión que sirvió para que el Gobierno de Pedro Sánchez se convirtiera en interlocutor más que preferente del empresariado catalán, al que Sánchez Llibre llamó a centrarse en la economía y dejar de dar aire a las veleidades independentistas. Ya lo había intentado en el mandato anterior Joaquín Gay de Montellá, pero su proximidad al PP dio alas a la oposición del empresariado más pro independencia -con grandes nombres como los Carulla o Grifols al frente, pero no solo- para frenar cualquier iniciativa que fuera más allá de una tíbia queja cargada de equidistancia.
Tras esa ruptura, Sánchez Llibre ha sido uno de los bastiones de la "operación reencuentro " de Pedro Sánchez en Cataluña. Operación que ha secundado con el apoyo a los indultos. Fomento los pidió abiertamente antes de que el Gobierno hubiera formalizado su apuesta por esa vía, y ha sido uno de los factores determinantes para convencer a Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, de que no se opusiera públicamente a ellos.
Javier Faus, del Barça al Círculo
El caso del presidente del Círculo de Economía es incluso más paradigmático. Ex vicepresidente del Barça y procedente del ala soberanista del empresariado catalán, Faus llegó a la presidencia del Círculo como representante de un recambio generacional en la entidad que ha provocado fuertes tensiones internas. Su presidencia ya fue precedida por la publicación de un controvertido documento de análisis, en el que el Círculo reclamaba un nuevo Estatut con rango constitucional para solventar la crisis catalana.
Elaborado por el economista Antón Costas, el documento señalaba la necesidad de reconocer que existe un "conflicto catalán" y no centrar el problema en el independentismo unilateralista". "O somos capaces de salir del empantanamiento en el que estamos o el riesgo es llegar a una especie de intervención permanente de la Generalitat catalana, de una aplicación continuada del 155", alertó Costas en enero de 2019, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez apenas empezaba a tantear públicamente la distensión con la mesa de diálogo con la Generalitat.
Como en el caso de Fomento, sin embargo, la presidencia de Quim Torra ha actuado como catalizador para convencer al empresariado catalán de la necesidad de actuar como puente entre el Gobierno Sánchez y la Generalitat, defendiendo los indultos como pista de aterrizaje para el independentismo visto como más posibilista, el que representa Esquerra.
A cambio, Faus ha conseguido un respaldo del Gobierno en sus primeras jornadas del Círculo que han convertido la XXXVI Reunión en una de las más celebradas. Un encuentro que se convirtió en la mejor plataforma propagandística de los indultos.
Lo consiguió no solo por la elevada presencia de responsables políticos, sin0 también por el peso en términos de empresas del Ibex representadas por sus primeras espadas. Un éxito que ha permitido a Faus asentar su presidencia en el Círculo frente a las reticencias de la vieja guardia.
Josep González y Antoni Cañete, la resistencia a la ANC
En el universos de las grandes instituciones económicas catalanas, solo dos entidades compiten con Fomento y el Círculo: la Cámara de Comercio y Pimec. Tras el asalto de la ANC a la Cámara, con la victoria de Joan Canadell en 2019, las elecciones de Pimec en 2020 se convirtieron en un proceso de alto voltaje. Josep González quiso evitar una nueva victoria de la Asamblea convocando elecciones antes de lo previsto y con apenas tres semanas de antelación.
La maniobra funcionó, en gran parte porque muchos habían salido escaldados de la experiencia de la Cámara. También porque González fue uno de los pocos presidentes de entidades económicas que ya había plantado cara al independentismo, que antes de 2017 ya intentó hacerse con las riendas de la patronal de la pequeña y mediana empresa, a priori la más sensible al discurso independentista.
Antoni Cañete, su delfín natural, se hizo con las riendas de la patronal de la pequeña y mediana empresa catalana con la bandera de convertirse en freno a la invasión independentista de las entidades de la sociedad civil.
Una bandera que ha tenido premio. Cañete llegó al cargo con la intención de llevar la experiencia de Pimec -con asiento propio en las mesas de concertación catalanas- al ámbito nacional. Y lo hizo apenas unos meses después de hacerse con las riendas de Pimec, de la mano de otras organizaciones territoriales, en contra de la CEOE, pero con el apoyo de Gobierno.
Godó, paradigma del giro
Si Faus y Sánchez Llibre representan el giro en las instituciones que fijan la opinión publicada en el ámbito económico, Javier Godó, conde de Godó, es sin duda el hombre con mayor poder en Cataluña para fijar la opinión, a secas, del público catalán. Con permiso de la Caixa. Y de Jaume Roures, que ha preferido exhibir su apoyo a los indultos -como antes a la alianza de Pedro Sánchez con Podemos y ERC- por vías menos palaciegas que el resto del empresariado catalán.
Los medios del Grupo Godó fueron determinantes a la hora de afianzar el paso del nacionalismo al independentismo emprendido por Artur Mas a partir de 2012. Sonada -aunque desconocida fuera de los círculos del poder- fue la bronca del entonces Rey Juan Carlos al conde de Godó en una entrega de los Premios Godó, por la deriva de los medios que jaleaban la declaración de independencia, antes de la celebración del referéndum del 1-O. Una campaña bien acompañada económicamente por los gobiernos de Mas y Carles Puigdemont.
Tras el fracaso de la declaración unilateral de independencia y la aplicación del 155, sin embargo, se inicia un giro. Mientras el independentismo se queda anclado en el "legitimismo" y la "restitución" de Puigdemont, La Vanguardia inicia un giro que se ha completado ahora con la salida de Pilar Rahola, aunque muchos aseguran que se debe más a motivos económicos que políticos.
La cabecera centenaria catalana ha abanderado desde sus páginas la defensa de los indultos, reclamando a los independentistas más flexibilidad para abrir una nueva etapa de diálogo. Y Godó en persona se ha convertido en Pigmalión de Sánchez en Barcelona, junto a Sánchez Llibre. Primero en los premios de Fomento, con Godó como premiado. Después como uno de los más insignes empresarios presentes el pasado lunes en el patio de butacas del Liceo.
Josep Oliu, la banca se resitúa
Ahí estaba también Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell, otro representante del poder financiero catalán junto a la Caixa. La salida de las sedes sociales de los dos bancos tras el referéndum del 1-O ha sido presentada por el independentismo como una traición a Cataluña. Pero lo cierto es que tanto el Sabadell como la Caixa habían nutrido durante los años precedentes a los medios independentistas que alimentaron el proceso.
La salida de Jaume Giró de la Fundación la Caixa, y de Ramon Rovira de Banco Sabadell, ejemplifican el giro de ambas entidades, conscientes demasiado tarde del error de haber alimentado al independentismo con la piel de cordero que les presentaba Artur Mas. La fusión con Bankia ha permitido a Fainé dar un golpe de timón al frente del banco, con la designación de José Ignacio Gorigolzarri al frente de Caixabank, en sustitución de Jordi Gual.
Oliu, por contra, representa la continuidad en el Sabadell. Y tras la frustrada fusión con el BBVA el banco catalán aparece como una de las entidades más frágiles del panorama nacional. El Sabadell necesita más que otros la recuperación de la estabilidad política y social en Cataluña, y Oliu ha secundado con su presencia en el Liceo el mensaje de que los indultos son el primer paso necesario para esa estabilidad política.
Jaume Girò, la cara B
"Ahora entiendes por qué tuve que echar a Giró" dicen que comentaba jocoso Fainé, el pasado fin de semana, a un amigo. Se refería el presidente de la Fundación la Caixa al discurso con el que el ahora consejero de Economía de la Generalitat se estrenó como político en el Círculo de Economía. Un discurso lleno de agravios y expolio fiscal que concluyó con una denuncia de "sufrimiento" de Carles Puigdemont en el exilio.
Girò fue mucho más allá que Pere Aragonés en su intervención, con un discurso que retrotraía a Torra y Puigdemont. Para algunos, una forma de hacerse perdonar ante los socios prioritarios del Govern, la CUP, que desconfían de un exejecutivo de la Caixa y Repsol. Para otros, el momento en que Giró se quitó la careta y mostró lo que muchos intuían desde hacía años.
Desde la Fundación la Caixa, el ahora consejero de Economía tenía acceso a unos fondos que distribuyó a placer, premiando a algunos medios, aunque había para todos. E inclinando líneas editoriales a favor del proyecto secesionista y de la marca que lideraban primero Mas y después Puigdemont.
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