"Cuba no es una democracia"; "No aporta valor añadido poner etiquetas a las cosas"; "Es la ONU la que define qué es una democracia". Son algunas de las expresiones que han utilizado miembros del Ejecutivo, entre ellos el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para evitar calificar a Cuba de "dictadura" cuando han sido preguntados por la cuestión en diversos medios de comunicación. Esta "tibieza" de Moncloa para censurar al Gobierno de Díaz-Canel tras el insólito estallido social que se vive en las calles del país ha separado aún más a los dos polos políticos de España: todos los grupos de la oposición han redoblado la presión contra el Gobierno por no condenar de manera "clara y rotunda" que el régimen cubano es "una dictadura comunista".

"Sánchez se niega a llamar dictadura a la tiranía castrista para no molestar a sus socios comunistas que le mantienen en Moncloa", sentencian fuentes del PP, cuyos dirigentes han salido en tromba en redes sociales para presionar al jefe del Ejecutivo, con especial mención a la recién nombrada vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, por evitar ésta poner etiquetas al régimen político cubano en una entrevista radiofónica. "Los teóricos moderados se pliegan a la consigna, y no llaman a las cosas por su nombre", censuran los populares, justo el día en que el Gobierno de la isla caribeña reconoce al menos un muerto y cientos de desaparecidos por las protestas.

"¿Qué dirían si alguien se negase a llamar claramente dictadura al gobierno de Pinochet o al de Franco? ¡Dictaduras son todas!", denunciaba el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto. Por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha decidido iluminar la fachada de la Puerta del Sol, en el centro de la capital, con los colores de la bandera cubana para mostrar el apoyo de la región a los manifestantes cubanos.

"¡Viva Cuba libre de comunistas"!, expresaba estos días en redes sociales el líder de Vox, Santiago Abascal, en cuyas filas ya han impulsado una concentración en Madrid para sumarse a las protestas por "el fin del castrismo". Dirigentes como Rocío Monasterio, Macarena Olona o el propio Santiago Abascal han censurado en las últimas horas que "los mismos que te llaman fascista si no les aplaudes como focas" ahora eviten etiquetar al régimen cubano, y han situado a Sánchez como "cómplice de la represión contra el pueblo cubano". Vox ha registrado también una proposición no de ley en la que pide, además, que el Congreso se pronuncie sobre la "represión" en Cuba, y el portavoz parlamentario de la formación, Iván Espinosa de los Monteros, instó a poner en marcha "gestiones diplomáticas" para acabar con el recorte de derechos.

Por su parte, Ciudadanos también ha criticado a través de diversos portavoces el "mutismo absoluto" del Gobierno en general y del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en particular a la hora de condenar al régimen cubano, y ha criticado la "tibieza" de los miembros del Ejecutivo en esta cuestión para "no enfadar a sus socios" de Podemos, según denunció el portavoz de la formación, Edmundo Bal.

La ambigüedad en la condena de los ministros socialistas choca con la posición de Unidas Podemos, que ya ha declarado abiertamente su negativa a calificar al régimen cubano de "dictadura". "Actualmente, el Gobierno cubano no es una dictadura", declaraba por ejemplo la diputada de En Comú Podem, Aina Vidal.