Ni llamadas, ni mensajes, ni visos a que vaya a producirse contacto alguno en los próximos días. La crisis de Afganistán, que ha abierto un boquete en la estabilidad política de Europa en general y de España en particular, no fue motivo para el retorno inmediato a Madrid del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha prolongado sus vacaciones en Lanzarote hasta este mismo viernes. Pero tampoco ha servido para que el jefe del Ejecutivo active el deshielo de las relaciones con el de la oposición y descuelgue el teléfono tras meses sin contacto. La última comunicación entre ambos líderes se produjo el pasado 18 de mayo a iniciativa de Pablo Casado, cuando éste llamó al presidente para interesarse por la grave crisis diplomática con Marruecos que desembocó en una entrada masiva de inmigrantes en Ceuta.

También a golpe de tuit, el líder del PP exige desde hace días a Pedro Sánchez que se ponga al frente de la emergencia internacional, acepte la oferta de "colaboración" para dirigir al país hacia una política exterior exitosa e informe al Parlamento tanto del plan de repatriación de los colaboradores afganos como de la hoja de ruta de Moncloa para atajar una posible oleada de refugiados en los próximos meses, en la que ya trabajan distintos líderes europeos.

Sin embargo, sólo el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, hizo una ronda de llamadas el pasado 16 de agosto para informar de la situación de los diplomáticos españoles en Afganistán tras la reciente caída de Kabul, una alocución que, según denunció la portavoz del PP en la Comisión de Exteriores del Congreso, Valentina Martínez, sólo sirvió para "cubrir el expediente" y "poder decir que está hablando con los grupos". De la ronda de contactos también se ha encargado el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que llamó ayer a los portavoces de los distintos grupos parlamentarios para "mantenerles informados del operativo desplegado" en Afganistán. La llamada de Sánchez a Casado tendrá que esperar.

Pablo Casado no tiene actos públicos en su agenda desde el pasado 29 de julio, pero a través de diferentes portavoces y de las redes sociales ha pedido en múltiples ocasiones en lo que llevamos de agosto explicaciones a Moncloa, primero por la subida histórica de la factura de la luz y ahora por el conflicto afgano. Pero Sánchez hizo caso omiso, y el peso político del desbocado precio energético cayó sobre los hombros de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, del mismo modo en que la crisis de Afganistán la ha asumido en primera persona José Manuel Albares. Ninguno de ellos ha ofrecido en las últimas semanas comparecencias abiertas a los periodistas.

"Sánchez sólo aparece para las buenas noticias y desaparece con las crisis. Qué diligente es para hablar de la España del 2050, y que poco le gusta hablar de la del 2021", argumenta el PP en los argumentarios internos del partido. El jefe del Ejecutivo se marchó de vacaciones el pasado 4 de agosto, y está previsto que regrese a Madrid este mismo viernes para asumir la dirección de la evacuación de Afganistán, cinco días después de la caída de Kabul. Ayer presidió desde Lanzarote una reunión del grupo de trabajo que coordina la repatriación de españoles y personal afgano y en la que participaron diferentes ministros. Y el miércoles, Sánchez informó en Twitter de otra cita telemática con Margarita Robles y José Manuel Albares, con polémica incluida por el peculiar calzado que escogió el presidente para la reunión.

La omisión de responsabilidad por parte de Sánchez que denuncian en el PP ha sido respondida por el primer partido de la oposición con el registro de una petición de comparecencia del presidente del Gobierno en un pleno extraordinario en el Congreso de los Diputados, que los populares apuestan porque se celebre incluso antes de que comience el período de sesiones el próximo 1 de septiembre para que el jefe del Ejecutivo "dé la cara" y "rinda cuentas" ante sus señorías, como han hecho algunos de sus homólogos europeos. Tanto Vox como Ciudadanos han insistido también en los últimos días en esta iniciativa, y toda la oposición exige la convocatoria urgente de un Debate sobre el estado de la Nación que Sánchez ha esquivado toda la legislatura y que lleva sin celebrarse desde 2017.

Ante la propuesta registrada por el Partido Popular, la Diputación Permanente se reunirá la próxima semana para valorar la petición de citar a Pedro Sánchez antes de que comience el nuevo curso político en la Cámara Baja, que quedará revocada casi con toda seguridad -salvo cambio de planes de Moncloa- por el PSOE y por sus socios. También en pleno verano, los populares registraron una solicitud de comparecencia de todos los nuevos ministros de Sánchez que también fue desestimada por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.