JxCat ha emprendido este miércoles la operación de rescate y blanqueo a la imagen pública de Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina del ex president Carles Puigdemont, cuestionado por sus lazos con el entorno próximo de Vladimir Putin. Tras la andanada de Gabriel Rufián, que el día antes calificó al entorno de Puigdemont de aprendices de "James Bond" el partido del ex president salió en tromba en defensa de su mano derecha.

Un día después, Alay, protagonizaba la entrevista del matinal de mayor audiencia en Cataluña, en RAC1, y una entrevista en El Diario.es, para explicar sus viajes a Rusia y desmentir su relación con la causa independentista. Mientras, Rufián se disculpaba "si he podido herir a alguien" y Esquerra matiza sus palabras: Había acuerdo en desligarse de la trama rusa, aseguran, pero no en ese tono.

JxCat ha salido al contraataque con Alay de ariete para salvar uno de los ejes fundamentales de su estrategia política: La proyección exterior del independentismo que según defienden solo ha sido posible tras el 1-O gracias a la fuga de Puigdemont a Bélgica. Es el argumento que ha dado victorias electorales a los de Junts hasta hace un año, y que sigue legitimándolos ante buena parte del independentismo, especialmente con una ERC cada vez más comprometida con el diálogo con el PSOE.

ERC mina al independentismo

En este contexto, Alay no solo ha negado que buscara el apoyo del Kremlin al independentismo, pese a las conversaciones comprometedoras desveladas por la instrucción del Caso Voloh, sino que ha pasado al ataque. "Si un miembro del independentismo está dando veracidad al relato fantasioso de los servicios secretos españoles, alguien más en Europa quizá se lo creerá", advertía Alay en RAC1.

Un aviso que va más allá de la ofensa casi personal infringida por Rufián al calificarlos, a él y otros colaboradores de Puigdemont, de "señoritos" paseándose por Europa para "hacerse selfis en despachos de quien no toca". Alay señaló además que Esquerra nunca le ha pedido explicaciones sobre sus viajes a Rusia, dejando entrever que los republicanos no tenían problema con esos contactos.

Desvincularse de Putin

Al margen de la bronca con ERC, el más estrecho colaborador de Puigdemont ha centrado todos sus esfuerzos en desvincularse del entorno de Vladimir Putin, convertido en la bestia negra de Europa tras la invasión de Ucrania. "Nunca he pedido el apoyo de Rusia al independentismo, es una falsedad que forma parte del relato de las cloacas del Estado" aseguraba este miércoles.

Alay asegura que el único viaje a Rusia que corrió a cargo del presupuesto público de la Oficina de Puigdemont fue el primero, realizado en marzo de 2019. Un viaje centrado, según él, en agendar entrevistas de medios rusos con Puigdemont.

No explica, sin embargo, su interés en el nombramiento de Evgeni Primakov, con el que se había reunido en esos viajes, como jefe de la Agencia Federal para los Asuntos de Colaboración con la Comunidad de Estados Independientes. O su apoyo explícito en redes a la política exterior rusa, en tuits que ahora han desaparecido de su perfil de twitter.

Rufián se disculpa

Paralelamente, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha pedido "disculpas" por si su "contundencia molestó a según quién", pero ha justificado su "vehemencia" en que el independentismo se juega su "credibilidad" y "de ninguna manera debe alinearse" con el gobierno ruso de Vladímir Putin.

En unas declaraciones distribuidas por el partido, Rufián argumenta que la situación "requiere contundencia" porque "nos estamos jugando la credibilidad de todo el movimiento" independentista. "Nuestra política internacional debe ser siempre con democracias occidentales, de ninguna manera nos podemos relacionar con el Kremlin, y menos ahora".

Las disculpas llegaban poco después de que JxCat registrara en el Parlament una petición de comparecencia de Rufián para "informar de las acusaciones y difamaciones que vinculan al independentismo con Rusia". Junts ha pedido también las comparecencias de Puigdemont, Alay y el abogado Gonzalo Boye para aclarar esas acusaciones, pero en estos casos "a petición propia".