“Quiero que me digan dónde ven la trampa, el argumento jurídico que no entienden y lo hablamos y yo me enriquezco con sus aportaciones” rogó este miércoles el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, durante su comparecencia en el Congreso para explicar el desbloqueo de las relaciones con Marruecos, que pasa por aceptar la soberanía de este país sobre el Sáhara Occidental.

Pero lo cierto es que la totalidad de los portavoces de la oposición se lo pudieron decir más alto, pero no más claro, incluso a costa de pelearse con el presidente de la comisión, como hizo Aitor Esteban, exabruptos incluidos. Y, sin excepciones, ni les gusta el fondo del asunto ni la forma. El portavoz de EH-Bildu, Joan Iñarritu, resumió el sentir de la sesión con las siguientes palabras: “La han liado, pero bien”.

Especialmente llamativas fueron las acusaciones de Gerardo Pisarello, de Unidas Podemos, que le espetó que "la 'real politik', si no incluye valores, se reduce al cinismo" y que sin "principios ni prudencia" la "razón de Estado se puede convertir en razón de establo", cita de Baltasar Gracián. Asimismo, advirtió de los riesgos de fiarse de un “autócrata” como Mohamed VI y calificó de "inaceptable" asumir la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara.

Pisarello, de Unidas Podemos defiende que "la 'real politik', si no incluye valores, se reduce al cinismo"

Tras subrayar que el régimen marroquí lleva años “violando los Derechos Humanos, incluidos los del pueblo saharaui”, Pisarello considera que el cambio de posición supone "apartarse de la legalidad internacional”. En este sentido, le exhortó a que el 1 de abril en Rabat “explique a Marruecos que España no aceptará más que un referéndum de autodeterminación y sin manipular los censos”. Y si no se ha resuelto ese conflicto en los últimos 46 años, “es porque ha habido manu militari en esto y no se puede poner del lado del más fuerte”. Sobre el malestar de Argelia, llamando a consultas a su embajador, concluyó que "el problema es si nosotros somos fiables” para nuestro principal proveedor de gas. 

Se trató de una cita poco grata para el ministro Albares, empezando porque la mayoría de los intervinientes dijeron preferir que hubiera comparecido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Ya sé que yo a ustedes les parezco poca cosa”, llegó a decir, irónico, a la portavoz de Exteriores del PP, Valentina Martínez Ferro.

Por la parte de los socios de investidura la cosa fue mejor. Ni PNV, ni ERC, ni EH-Bildu hicieron ninguna concesión, incluso a costa de un agrio enfrentamiento de Aitor Esteban con el presidente de la mesa de la comisión , Pau Marí Klose, por querer cortar su intervención al haber sobrepasado su tiempo asignado.

Tras espetar al titular de Exteriores que "aquí se viene antes, no después" y "quien debería estar aquí es el presidente", reprochó que "si es tan bueno el acuerdo, ¿por qué se esconden?". Esteban matizó que no se trataba de un problema de dudas, sino que, "simplemente, no estoy de acuerdo con su posición, de raíz, por suponer posicionarse contra el planteamiento saharaui. Cuando vaya a Rabat recuerde que no tiene el apoyo de este Parlamento".

A España le va a salir "a millón el gas", dijo Aitor Esteban

Y respecto a la crisis diplomática a la que aludió una y otra vez Albares replicó que "es la misma que ha provocado Marruecos para que España trague. Marruecos amenaza a España usando la inmigración y las mafias. Dan el ok al plan de Marruecos". A España le va a salir "a millón el gas", dijo en otro momento en alusión a Argelia.

Marta Rosique de ERC propuso votar "a mano alzada si apoyamos su proyecto", cosa que hubiera puesto de manifiesto con mayor crudeza la enorme soledad de Albares. "Todos los grupos nos hemos explicado con mucha claridad y tenemos una posición distinta respecto a la suya. Y si no lo quiere entender o es porque se dan cuenta de que se están equivocando o porque ocultan algo". ERC opina como otros grupos de la Cámara que con este giro de guion "están yendo contra las Naciones Unidas y la legalidad internacional. No va a haber acuerdo en esta sala. Tienen que cambiar de posición".

Jon Iñarritu, de ERC, tampoco fue una excepción. Acusó al ministro de intentar "hacer un poco de trilero", de ir a contracorriente y de poco menos que insultar la inteligencia de los parlamentarios. "La posición (respecto al Sáhara) es nueva y no lo oculte porque falta a los diputados. Veo bien que intenten solucionar la crisis con Marruecos, pero han creado otra con Argelia y para acabar con el drama de los saharauis han tomado la peor medida".

Por el lado del centro-derecha también arreciaron los golpes dialécticos contra el ministro. La portavoz del PP, Valentina Martínez, dijo creer que el Gobierno "ha empeorado lo que era difícil de empeorar, de una crisis han hecho tres" y destacado algo inédito en nuestra política, esto es, la unanimidad en el rechazo de todos los Grupos Parlamentarios, salvo el socialista. "¿Cómo ha llegado a esa nueva relación de vecindad si no es a cambio de algo? No dan información y quieren una claudicación", le dijo ante la ausencia de concreciones.

Ha empeorado lo que era difícil de empeorar, de una crisis han hecho tres", acusó el PP

Y mientras Carmen Granados de Ciudadanos resaltó la gravedad de haber tomado una decisión histórica "de espaldas" al Parlamento, para Iván Espinosa de lo Monteros, de Vox, todo se reduce a que "Pedro Sánchez entrega el Sáhara occidental a Marruecos". También vaticinó que las relaciones con Marruecos se llevarán por delante al propio ministro Albares, como lo hizo con su antecesora, Arantxa González Laya. "Le han puesto en una posición muy difícil, nadie le apoya".

Junts, Cup, Foro Asturias... no hubo un mínimo respaldo a la nueva posición del Gobierno, lo que le augura a Sánchez una comparecencia el próximo miércoles no menos tormentosa aunque venga acompañada de las conclusiones de la Cumbre Europea y del plan de respuesta a la crisis.