La imputación de la vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, por la gestión que hizo de un caso de abusos a una menor tutelada en manos de su ahora ex esposo, no por esperada tras conocerse el duro escrito de la Fiscalía ha dejado de generar un fuerte impacto en dos frentes distintos. Por un lado, lastra al presidente autonómico Ximo Puig, que espera de Compromís que tome una decisión sobre el futuro político de su "número dos" y, de otro, afecta a la construcción de la plataforma electoral de Yolanda Díaz, quien había hecho tándem en la Comunidad Valenciana con Oltra.

En el Ejecutivo autonómico admiten que la situación de Oltra "es insostenible", pero esperan algún movimiento bien de ella o de su socio de gobierno, en general, y de Joan Baldoví, en particular, figura hacia la que se dirigen unos y otros como clave para salir de este atolladero. El portavoz de Compromís en el Congreso de los Diputados, enfrentado a la vicepresidenta autonómica -por mucho que públicamente haya salido en su defensa-, podría forzarle el pulso para enseñarle la puerta de salida ante su atrincheramiento, todo ello a menos de un año de las próximas elecciones autonómicas. Ella se reunió ayer con su equipo gubernamental y tiene previsto comparecer hoy.

El Ejecutivo autonómico espera algún movimiento de Compromís

"Estaría bien saber lo que dice Baldoví", apuntan en el entorno de Puig, quien no quiere poner en peligro el Pacto del Botánic que le sostiene al frente de la Generalitat, pero tampoco verse sometido a la presión de una vicepresidencia imputada por supuestamente mirar hacia otro lado en un caso tan grave como es el de abusos a una menor tutelada por el que su ex pareja fue condenada a cinco años de prisión.

La primera reacción de Puig ha sido negar que la imputación afecte a la estabilidad de su ejecutivo, pero tampoco ha salido en defensa de Oltra al expresar su respeto a la justicia, «ahora y siempre» y su deseo de que «se esclarezca y finalmente se tome la decisión que sea más justa». Entusiasmos, los justos.

Los socialistas dicen querer leer el auto de imputación antes de dar ningún paso, aunque de aquí al 6 de julio, día en que Oltra debe ir a declarar ante el TSJ de la Comunidad Valenciana, se les va a hacer muy largo salvo que Baldoví se imponga en una formación política "donde hay muchos sectores enfrentados" y no faltan los que se aferran a que Oltra es víctima de una querella "de la ultraderecha".

El acercamiento de Oltra a Yolanda Díaz le enfrentó a Baldoví, próximo a Errejón

Eso en lo que afecta al gobierno valenciano en un momento, además, en que el PP asegura tener sondeos internos que les colocan por delante del PSOE de celebrarse ahora las elecciones autonómicas, que los socialistas desmienten. Oltra se ha convertido también en un contratiempo para la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con quien tenía una alianza de la que participaban también la catalana Ada Colau y la madrileña Mónica García.

De hecho, la aproximación de Oltra a Díaz, frente a la unidad de acción de Baldoví en la Cámara Baja con Más País de Íñigo Errejón, había generado fricciones internas en Compromís respecto a los pactos electorales de futuro. Baldoví nunca ha visto con buenos ojos la estrategia autónoma de la vicepresidenta valenciana, pero ahora se convierte en el nexo de los valencianos con el proyecto de la gallega. De momento, la instrucción de Díaz es la de mantener silencio, pero a nadie se le escapa que la imputación por un caso que afecta de lleno al discurso feminista dificulta seriamente cualquier colaboración de futuro.

Baldoví vuelve a ser la bala en la recámara para sustituir a Oltra. El ex alcalde de la localidad valenciana de Sueca no está ahora tan alejado de Díaz una vez que Errejón y ella han iniciado un proceso de acercamiento que ha tenido su primera expresión en la alianza andaluza. Ya no son dos proyectos distintos y Compromís puede emular el pacto que ya firmó en su momento con Unidas Podemos.

Silencio de Yolanda Díaz

El silencio de Díaz es muy significativo. Salvo un giro de guion judicial que no deje lugar a dudas sobre la supuesta existencia de una conspiración de la ultraderecha -dado que la menor estaba judicialmente representada por un dirigente del partido ultra España 2000 y con Vox de acusación popular-, Oltra se ha convertido en kriptonita para Puig y para la ministra de Trabajo.

En cambio, para los populares todo no deja de ser una gran escenificación. Están convencidos de Oltra "va a aguantar" en buena medida porque Puig tampoco puede echar un pulso dado que "tiene el problema de su hermano y del caso Azud con financiación irregular del PSOE valenciano", y anuncian que ambos casos "van a evolucionar" a no mucho tardar.