Pasado a un segundo plano la reforma de la ley del solo sí es sí —que continua atascada, por cierto—, la temática cambia, pero no el hecho: el choque. Otro más. Entre los socios de la coalición gubernamental. Entre el PSOE y Podemos. Y, en este caso, también entre el PSOE y Yolanda Díaz. Un conflicto a tres bandas y que tiene como objeto de debate la cesta de la compra. El alza incontenible del precio de los alimentos. Los morados, con distintas propuestas, que también evidencian sus propias tensiones internas, quieren que el Gobierno actúe, sin demora, aplicando medidas intervencionistas. Pero los socialistas se niegan. Descartan aprobar nuevas iniciativas, al menos por ahora, y piden esperar al despliegue total de las que están en vigor, especialmente la bajada del IVA a los productos básicos, operativa desde el 1 de enero.

Podemos no ahorra palabras duras contra sus socios en el Ejecutivo. Multiplica los frentes contra los socialistas. Les reprocha que quiera regresar al "Código Penal de La Manada" con su propuesta de modificación de la ley del sí es sí, les pide que reconsideren su posición en la guerra de Ucrania y que reconozcan el "error" de haber contribuido a la escalada bélica y duda incluso de que en el futuro no haya soldados españoles luchando sobre el terreno. Y critica que negocien con la patronal de los grandes supermercados cuando ellos son "los saqueadores y los especuladores" de la cadena alimentaria, ya que los precios "no suben solos".

Los morados multiplican los frentes contra el socio mayoritario. Critican que se negocie con los que son "saqueadores" de la cadena alimentaria

La última invectiva del partido morado se debía a la reunión del Observatorio de la Cadena Alimentaria que presidió este lunes el titular de Agricultura, Luis Planas. Una cita con el único foro en el seno de la Administración General del Estado en el que están representados todos los agentes relacionados con la alimentación que se prolongó durante dos horas y media. De ella no salieron medidas concretas. Solo la petición de Planas al sector que refleje la bajada de precios, que traslade el previsible descenso de los costes. La tesis del ministro es que hay "razones objetivas" para pensar que el IPC de los alimentos ha "tocado techo". Él mismo descartó que haya nuevas medidas fiscales en el horizonte.

Podemos había advertido, antes de la conclusión del encuentro, que no esperaba nada de él, porque la solución no es negociar "con quien es parte del problema". Y justo tras la comparecencia de Planas, la ministra de Derechos Sociales y líder de la formación morada, Ione Belarra, expresó su disconformidad vía Twitter: "No parece que vaya a ser muy efectivo pedirles por favor a los empresarios de la gran distribución que bajen los precios. Son los que han aprovechado la crisis económica para hacerse de oro. Necesitamos intervenir ya la cesta de la compra, tope o bonificación. No hay más opción".

Su número dos, Lilith Verstrynge, percutía en la misma dirección en la misma red social: "Planas ha pedido un esfuerzo voluntario al sector de la alimentación para bajar sus precios. Si las eléctricas no lo hicieron con la luz, ni la banca ha aceptado pagar el impuesto extraordinario, ¿por qué iban a hacerlo las grandes distribuidoras de la alimentación? Ningún gran sector económico rebaja sus beneficios por voluntad propia. No lo han hecho nunca y la tarea de un Gobierno no es esperar a que lo hagan, sino legislar en base al interés general y al bien común". Los ciudadanos, en suma, no pueden depender de "gestos caritativos" de las grandes empresas, y por eso el Estado debe "intervenir".

Podemos ha lanzado dos propuestas para contener el alza de la cesta de la compra. Las dos que citaba Belarra en su tuit. La primera, el 15 de enero, cuando planteó intervenir el mercado de los alimentos y fijar un tope, el precio máximo que tenían cuando comenzó la invasión de Ucrania, en febrero de 2022, medidas que se complementarían con ayudas directas al sector (como las que hubo para la hostelería en la pandemia).

El 'plan b' de los morados

Pero como el PSOE se opuso, el pasado jueves puso sobre la mesa otra iniciativa, un plan b: una bonificación del 14,4% sobre el precio de una cesta básica de 20 productos básicos —leche, huevos, aceite de oliva, yogur, queso, carne (porcino, ave o vacuno), pescado, hortalizas, frutas, café o cacao—. La formación morada plantea extender el modelo que se aplicó a los carburantes: un descuento que se haría efectivo al pagar en caja y que aparecería reflejada en el tique de compra. La ayuda propuesta es del 14,4% porque es la inflación acumulada en los alimentos desde que comenzó la invasión rusa en Ucrania. Tendría un coste, calcula, de 2.300 millones de euros cada seis meses. El partido de Belarra defiende que su medida, aunque no es progresiva, sí impacta en mayor medida a los hogares con rentas más bajas, que son los que destinan una mayor parte de sus ingresos a la alimentación. Y recalca que es urgente porque el IPC de los alimentos se situó en enero, según el INE, en el 15,4%, por el 5,9% del índice general. Casi diez puntos más.

La medida de Podemos traslada la ayuda a los carburantes, un descuento en el tique de caja que costaría 2.300 millones a las arcas públicas. Díaz cree que debe hacerse a costa de las empresas

La propuesta de Podemos no es la de la de la vicepresidenta segunda. Ella comparte con la formación morada que hay que actuar, pero su planteamiento y estrategia son distintos. Para empezar, respalda tomar medidas no a cargo del erario público —que es lo que pide el partido morado en su plan b—, sino "a cargo" de las cadenas de distribución, "a costa de los márgenes empresariales". Díaz sigue defendiendo, desde el pasado septiembre, un acuerdo entre los supermercados (no una imposición), porque están registrando unos beneficios "excesivos", y más ahora que para una familia es "misión imposible" mantener "una alimentación sana" con los precios tan altos. Por eso su apuesta es seleccionar productos "de calidad" —que tenga incluso en cuenta a las personas celiacas— en esa cesta de productos básicos. Cuando el Gobierno actúa, decía la ministra de Trabajo el pasado jueves, los precios "bajan", y la prueba es que España es hoy el país de la eurozona con la inflación más reducida.

Tanto en Podemos como en el equipo de Díaz han preferido evitar la colisión. Ambas partes insisten en que proponen aproximaciones distintas al mismo problema y comparten que el Ejecutivo no puede quedarse de brazos cruzados. Fuentes próximas a la vicepresidenta señalan que el movimiento de los morados es lógico porque su primera receta fue rechazada por los socialistas, igual que su apuesta por un impuesto extraordinario y temporal a los grandes supermercados. "Lo importante es que Yolanda está por hacer algo, y esa es la clave", aducen por su parte desde la cúpula de Belarra. Pero aunque Díaz reconocía "matices" en el seno del Gobierno sobre cómo abordar este problema, sí subrayaba que Planas está "igualmente preocupado" por ello. Los morados, en cambio, optaban por una estrategia más agresiva contra su socio.

De cualquier modo, los socialistas se niegan a ceder. El ministro Planas explicó este lunes que en España la situación "no es diferente" a la de otros países de la UE, y que aunque la inflación alimentaria se situara en un 15,4% interanual, la variación mensual fue de un 0,4% —había sido del 1,6% en diciembre y del 0,5% en noviembre de 2022—, esta última en línea con la media de los últimos 20 años.

"Persistir" en las medidas "correctas"

El ministro señaló como origen del alza de los precios los costes de producción (y no los márgenes empresariales), que confía en que vayan descendiendo, bajada que pidió que se traslade a los consumidores. Para el titular de Agricultura, hay que "persistir" en las medidas adoptadas, que son "correctas" y que acabarán repercutiendo en el bolsillo de los ciudadanos. La cadena alimentaria, justificó, es "mucho más compleja" que el funcionamiento de otros sectores, como el energético, por lo que las medidas que se aprueban "no tienen un efecto de un día para otro", informa EFE. Frente a Unidas Podemos, remarcó que no hay un problema de beneficios. Justo lo contrario: la situación es "tremendamente difícil" en todos los eslabones de la cadena, lo que ha hecho que los márgenes hayan disminuido significativamente.

Hemos estudiado con total seriedad las medidas y propuestas que hay encima de la mesa, sobre todo aquellas que sean posibles y solventes"

PILAR ALEGRÍA, PORTAVOZ DEL PSOE

Los socialistas no mueven ficha porque creen que es pronto y porque no les convencen las propuestas de sus socios. La portavoz del partido, Pilar Alegría, fue suficientemente expresiva en rueda de prensa tras la reunión del comité electoral: "Desde el primer momento hemos estudiado con total seriedad las medidas y propuestas que hay encima de la mesa, sobre todo aquellas que sean posibles y solventes". Ya estaba diciendo todo.

La también titular de Educación, igual que Planas, insistió en que hay que dejar tiempo para que las medidas que entraron en vigor el 1 de enero —entre ellos, la reducción del IVA del 4% al 0% de los productos de primera necesidad (pan, huevos, leche, quesos, legumbres, cereales o frutas y hortalizas) y del 10% al 5% a los que más se habían encarecido (aceite de oliva y pastas)—. Medidas, dijo, que ya están "teniendo efectos positivos". Alegría defendió la acción "clara y rotunda" del Gobierno para solucionar el problema de la inflación, en apoyo de la ciudadanía y de sectores como el primario, que ha permitido encoger el IPC del 10,8% del pasado julio al 5,9% de enero de 2023.

Para los socialistas, las declaraciones combativas de los morados tienen un porqué: "Cierto tipo de intervenciones o manifestaciones [de Podemos] hay que enmarcarlas en el momento en que estamos. Estamos en un proceso preelectoral, a menos de cien días de una contienda electoral municipal y autonómica". Lo justificaba así Alegría desde Ferraz, en línea con lo señalado el pasado jueves por Pedro Sánchez durante su primera gira preparatoria de la presidencia de la UE. En suma, que Podemos recrudece su tono contra el PSOE por electoralismo, por buscar "visibilidad". En la formación de Belarra, sin embargo, rebaten esa lectura y hacen hincapié en que lo importante es ver que hay un problema, la subida de la cesta de la compra, y en que hay margen para actuar.

Para los socialistas, la presión que ejercen los morados en las últimas semanas es atribuible al clima preelectoral

Fuentes de Hacienda, mientras, indican a este diario que no han estudiado las propuestas de Podemos a fondo, pero añaden que todas las que se pongan encima de la mesa han de ser "viables". Explican que la bonificación a las gasolinas, aunque compleja de implantar, pudo desplegarse porque las empresas afectadas no eran muchas, pero en este caso se trataría de alcanzar no solo los grandes supermercados o hipermercados, sino también los pequeños colmados de toda España. Podemos apunta que a todos, dada la dificultad de adelantarles el dinero, se les podría compensar vía IVA, dado que se declara trimestralmente. Sin embargo, en el departamento de María Jesús Montero no acaban de verlo: el IVA es un impuesto "complejo técnicamente" que no permitiría estas operaciones. También aprecian problemas de "control" de la medida y de gasto, porque "los recursos no son infinitos". En definitiva, que se trata de una propuesta "tan complicada de aplicar" que "no tendría sentido".

Cheque de 200 euros, pensiones, SMI... y becas

El ala socialista del Ejecutivo defiende que se han adoptado medidas para ayudar a quienes más los necesitan, como el cheque de 200 euros para los más vulnerables, la subida del 8,5% de las pensiones o el alza del salario mínimo a 1.080 euros al mes. O la partida extraordinaria de becas, 2.520 millones, que el Consejo de Ministros aprueba este martes. Iniciativas más focalizadas, esgrimen.

Agricultura también rechaza bajar el IVA de la carne y el pescado. "Insistencia y paciencia, y que se refleje la disminución de los costes de producción en el precio final", esgrimen

El sector primario (al igual que el PP) demanda la bajada del IVA de la carne y el pescado —gravados al 10%—, alternativa que los morados no comparten porque no siempre repercuten en el consumidor las reducciones de impuestos. En Hacienda reconocen que sería una medida fácil de implantar desde el punto de vista técnico. Planas señaló que cuando en diciembre se decidió suprimir el IVA de los alimentos básicos y llevar del 10% al 5% el de pastas y aceites, se tomó porque eran los productos de más consumo y los que más habían visto incrementarse su precio. "Continuamos pensándolo así", sostuvo, aunque adelantó que se seguirán estudiando "todas las alternativas y situaciones" y, en función de ellas, se decidirá.

"Hay que tener paciencia —razonan a El Independiente fuentes muy próximas al ministro de Agricultura—. La inflación sube rápido, pero baja despacio: ese es uno de sus grandes problemas. Pero la bajada del IVA y el bono de 200 euros sigue siendo la fórmula eficaz. Insistencia y paciencia, y que se refleje la disminución de los costes de producción en el precio final. Estamos convencidos de que se acabará repercutiendo en el consumidor".

Podemos no cree que pueda esperarse más. Que los ciudadanos están ahogados por el coste de la cesta de la compra. Y por eso no soltará la presa. Continuará insistiendo en que urge actuar.