El PP deberá administrar un escenario post 28-M complejo en el que espera ser el partido más votado de España, pero no necesariamente el que acabe culminando más gobiernos autonómicos y locales. Sabe que para que eso ocurra tendrá que asumir en algunos territorios el coste de pactar con el partido de Santiago Abascal y es ahí donde el debate en torno a las listas de Bildu le ha dado una baza inopinada. Fuentes de la dirección popular admiten que, aunque la intención es alcanzar los mejores resultados posibles para ahormar gobiernos monocolor, Vox entrará en la ecuación en no pocos lugares.

Significa que a las acusaciones que puedan recibir de la izquierda, en general, y del PSOE, en particular, respecto a posibles nuevos pactos con los de Abascal, "replicaremos recordando sus alianzas con un partido que lleva terroristas condenados en sus candidaturas" y que, además, puede ser fundamental para gobiernos como el de la Comunidad Foral y el ayuntamiento de Pamplona, donde, según los populares, se ha pactado un reparto de cuotas de poder, esto es, el gobierno autonómico para el PSN de María Chivite y el municipal para EH-Bildu.

Referencias en campaña

Alberto Núñez Feijóo ha incorporado los pactos entre PSOE y Bildu al argumentario de sus actos de campaña. A veces rebajando las referencias a esta polémica sin ir más allá de criticar la unidad de acción parlamentaria de Pedro Sánchez con el partido de Arnaldo Otegi, y otras, como ayer en Las Palmas de Gran Canaria, recordando que Bildu lleva 44 etarras condenados en las listas municipales, tal y como reveló Covite, organización de víctimas del terrorismo capitaneadas por Consuelo Ordóñez.

"La semilla ya está plantada", explica un miembro de la dirección del PP respecto al amplio rechazo que generó en la opinión pública la noticia, obligando al sector socialista del Gobierno a reaccionar aunque fuera con retraso en un tema que le daba de lleno. Y, si no, está Isabel Díaz Ayuso, cuya posición en torno a este asunto no es secundado por Génova, -que no ve ninguna vía para la ilegalización de EH-Bildu- pero a que no le va mal, al menos por el momento, el recordatorio que hace la presidenta autonómica sobre este socio preferente del Gobierno.

Aducen los mismos medios consultados que por mucho que se quiera comparar a Bildu y a Vox "no es lo mismo pactar con una coalición que tiene de líder a Otegi, además de un presente en el que parece no haber roto con algunas adherencias del pasado, que con Vox, que guste más o menos es un partido inserto en el sistema democrático y constitucional". Sin embargo, parece que Feijóo y Abascal no hablan desde la moción de censura de Ramón Tamames.

Bajón en el CIS

Hasta para José Félix Tezanos ha resultado indisimulable el daño que la polémica ha infligido a las expectativas electorales de los socialistas. El último barómetro del CIS así lo atestigua. Los socialistas habrían perdido 266.000 votos en semana y media. El trabajo de campo se realizó entre los días 16 y 18 del presente mes, con la polémica por las listas de Bildu abierta en canal. Ni los reiterados anuncios de gobierno realizados desde la tribuna del mitin le han servido a Pedro Sánchez para parar este golpe.

En el PP, la casuística del escenario postelectoral es diversa. Están los que adjuran de los pactos con Vox, a aquellos que asumen que los tendrán que sentar en la mesa de negociación para alcanzar, como poco, un acuerdo de legislatura o, en el peor de los casos para ellos, gobiernos de coalición, lo que intentarán evitar por todos los medios. Entre los primeros están, por ejemplo, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y el presidente del ejecutivo murciano, Fernando López Miras.

No depender de Ortega Smith

Almeida confesó en entrevista con El Independiente que trataría "de conseguir una mayoría suficiente para no depender de Javier Ortega Smith", así, con nombres y apellidos. López Miras que "todas las encuestas dicen que hemos consolidado una mayoría suficiente para gobernar sin ataduras". El murciano abjura de los gobiernos de coalición, los considera una rémora, y quiere, como el alcalde de la capital de España, sumar lo suficiente para no depender de Vox.

Otros, en cambio, asumen que la aritmética electoral les puede obligar a esos acuerdos de los que huyen sus compañeros de filas. Es el caso del candidato del PP a la presidencia de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, para quien "son los ciudadanos los que van a decidir si sumo con Vox. A ellos me someto", dijo a este medio. Otro aspirante a presidente autonómico, el aragonés Jorge Azcón, prefirió dar la vuelta al argumento para quedar en una especie de interregno: "Vox va a tener que decidir si quiere que Lambán sea presidente o lo sea Azcón".