La decisión de Vox de exigir su entrada en los gobiernos autonómicos donde se necesita su apoyo o abstención para investir a presidentes territoriales del PP, independientemente de la aritmética parlamentaria, está complicando el escenario político con amenazas de volver a llevar a murcianos y extremeños a las urnas. El choque en Murcia se ha trasladado a Extremadura en una estrategia marcada desde la sede nacional del partido de Santiago Abascal. Pero en la otra sede nacional, en la de la calle Génova de Madrid, creen que con estas escaramuzas, lo único que hace Vox es "demostrar que no es una formación fiable para provocar cambios en el gobierno y echar al PSOE".

Los populares ponen el acento en el voto útil y en las dinámicas de Andalucía y de Madrid, con las mayorías absolutas de Juan Manuel Moreno, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida. Las mismas se produjeron, entre otras cosas, tras el choque con Vox al advertir que pediría entrar en todos los gobiernos posibles. No obstante, la gran diferencia con respecto a Feijóo es que ellos ya gobernaban en sus respectivas administraciones.

Génova pone el foco en Buxadé

Desde el PP insisten de forma especial en un dirigente de Vox, su vicepresidente de Acción Política y, de hecho, número dos de esta formación, Jorge Buxadé. "Buxadé - dicen las fuentes consultadas- acaba de complicar la vida a su partido", convencidos los populares de que este tipo de actuaciones demostrará qué formación política asegura el relevo de los gobiernos socialistas, en general, y muy particularmente en el Ejecutivo de la nación de cara al 23-J.

No deja de ser llamativo que Génova centre en Buxadé y no en Santiago Abascal la responsabilidad de una estrategia de confrontación por la que amenaza, incluso, con volver a convocar elecciones en Murcia y en Extremadura. Formalmente no hay comunicación entre Génova y Bambú, aunque lo cierto es que, al menos en el caso de Vox, sus dirigentes territoriales carecen de autonomía para decidir nada. En el PP insisten en que Feijóo no ha hablado con Abascal desde la noche electoral del 28-M.

La candidata extremeña, María Guardiola, no sólo ha recogido el guante de la amenaza de las elecciones sino que emplea un discurso que le confronta hasta con su compañero valenciano, Carlos Mazón, quien ya selló la semana pasada un gobierno de coalición con Vox para la Generalitat y aceptó el término violencia intrafamiliar, que es el que usa Vox para no hablar ni de violencia de género ni machista.

El discurso de Guardiola le confronta con la decisión de Mazón de pactar con vox una coalición

"No puedo dejar entrar en el gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes ni a los que despliegan una lona y tiran a una papelera una bandera LGTBi. Por respeto a esta tierra y a todos los que han pedido cambio he hecho absolutamente todo lo que estaba en mi mano, pero ni mis promesas ni mi tierra son moneda de cambio de nada", dijo Guardiola en un discurso que parece avalar Génova, donde insisten oficialmente en que "respetamos a nuestros presidentes autonómicos", como si la dirección nacional poco o nada tuviera que decir respecto a unos pactos postelectorales que se les están atragantando.

Sin embargo, en el equipo de Feijóo aseguran que "hoy (por este martes) hemos puesto en apuros al PSOE y a Vox". A los primeros por aceptar un debate electoral "cara a cara" con Pedro Sánchez siempre y cuando acuda con la aquiescencia de Yolanda Díaz como representante de uno de los dos sectores del gobierno o bien incluyendo en dicho debate a la candidata de Sumar.

En segundo lugar, porque la negativa tanto del murciano Fernando López Miras como de Guardiola de ceder a las exigencias de Vox creen que le pone las cosas difíciles a un partido casi echado al monte. Buxadé insiste en que la única manera de asegurar que se cumplan sus exigencias es entrando a los ejecutivos, independientemente de que los populares necesiten diez o dos votos para la investidura.

Dice Buxadé que "nuestros votos no se regalan ni están al albur de un chantaje. A pesar de que esta votación no ha sido buena para los extremeños seguimos con la mano tendida. Hay tiempo suficiente para seguir negociando, establecer las políticas y un gobierno que sea capaz y responsable. Es Feijóo el que ha castigado a los extremeños para ofrecer a los socialistas su propuesta de votar a la lista más votada".

Batalla interna en Vox

A esta rocambolesca situación se une la batalla interna por el control de Vox y parece que va ganando el ala más dura, precisamente, la de Buxadé, próximo a los postulados de la Falange, -formación de la que llegó a ser candidato en las generales de 1996 por Barcelona-, frente a un ala más liberal que aquella, representada en la figura de Iván Espinosa de los Monteros.