La presencia del candidato popular, Alberto Núñez Feijóo, en lo que se conoce como la España vaciada y rural no es casual. A su origen de niño de aldea, que puso en valor ayer mismo arrancando la campaña en la pequeña población orensana de Os Peares, donde vivió hasta los diez años, une otros guiños a ese otro país más olvidado, pero donde se juegan escaños fundamentales para el 23-J. El domingo pasado se desplazó a Guimenells (Lérida) para hablar del sector primario, hoy en pie de guerra, y el 17 de junio eligió un pueblo de 300 habitantes, Celadas en Teruel, para asistir a la constitución de su ayuntamiento.

En el punto de mira del equipo de campaña del PP están aquellas provincias que reparten cuatro escaños o menos. Entre las primeras están Albacete, Álava, Burgos, Cáceres, León, Lérida, Lugo, Orense, La Rioja y Salamanca. Las dos gallegas y las cuatro castellanas son prioritarias para los populares por entender que, en las mismas, pueden no sólo ganar, sino doblar el pulso al segundo partido más votado, de modo que el reparto fuera 3 a 1 a favor suyo.

Las circunscripciones que sientan en el Congreso menos de cuatro diputados son Ávila -que fue territorio casi incontestable para el PP donde llegó a cosechar más del 60 por ciento del voto- Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia y Soria, éste última con sólo dos parlamentarios.

Reivindicación del origen rural del candidato

A lo exiguo de la representación de estas circunscripciones se une una ley de reparto de restos que penaliza la división del voto, de ahí el interés de los populares por atraer esa papeleta rural. Eso explica que uno de los ejes de campaña del candidato popular sea insistir en la particularidad de sus orígenes frente a los anteriores presidentes de Gobierno, todos ellos, salvo Adolfo Suárez, provenientes en entornos mucho más urbanos.

Una tesis reiterada entre los expertos demoscópicos que asesoran a las formaciones políticas es que las elecciones generales son, en realidad, 52, esto es, las de las 50 provincias más las ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla. En aquellas en que se reparten muchos escaños hay bastante proporcionalidad en la atribución de los mismos, léase el caso de Madrid (37), Barcelona (32) o Valencia (16). Pero en total hay 31 circunscripciones de 7 diputados para abajo en los que se están jugando nada menos que veinte escaños. Y en estas lides, doblar a tu principal adversario en según qué circunscripciones, son los 20 que uno saca y los 20 que le quita.

Vox se muestra especialmente interesada por las competencias de agricultura y medio ambiente

Sin embargo, en el mundo rural, el principal adversario del PP no es tanto el PSOE como Vox, con quien se disputa el voto de la derecha. De ahí la insistencia de los de Abascal por ostentar las responsabilidades de agricultura y medio ambiente en sus negociaciones con los populares. La idea del partido ultraconservador es fijar el voto en esos núcleos envolviéndose en la bandera de la caza, los toros o el campo y contra la Agenda2030, considerada el origen de todos los males del sector agroalimentario.

Oficialmente, los populares dicen no estar preocupados por la implantación de Vox en estos territorios, pero habrá una especial apelación al voto útil ante el riesgo de perder restos electorales a favor del PSOE e incluso de Sumar, partido con el que Vox se disputa el tercer puesto de la tabla. Y es que por esa fragmentación, los votos al partido de Abascal pueden no obtener representación pero impedir al PP imponerse con fuerza en esos territorios.

El último macrobarómetro del CIS de José Félix Tezanos dista mucho de los objetivos que se ha autoimpuesto el PP. Por ejemplo, en Burgos otorga 2 escaños al PSOE, mientras da una horquilla de entre 1 y 2 al PP porque no descarta la irrupción de Sumar con un representante. En León da un reparto equitativo entre socialistas y populares, esto es, empatados a 2, al igual que en Salamanca. No deja de ser significativo que con una muestra de 29.001 entrevistados y en circunscripciones tan capilares, continúe ofreciendo esas horquillas que, traducidas al ámbito nacional, son de 20 escaños para el PSOE y de 19 para el PP.

El CIS de Tezanos no es concluyente en ninguna de las circunscripciones

"Es el momento de un cambio político en España y de la alternancia. Es el momento de que la democracia española pueda poner a un chaval nacido en una aldea en la presidencia del Gobierno. Es mi momento", dijo ayer Feijóo en su aldea natal, a donde acudió acompañado de su pareja, Eva Cárdenas; de su madre, Sira, y de su hermana, Micaela.

E insistió en esta idea marcando distancias con el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, al considerar "bueno que un presidente del Gobierno conociese la España rural. No por ir los fines de semana o tener una segunda residencia, sino por haber vivido en ella". Ya en un discurso el pasado mes de diciembre durante la celebración del congreso internacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural, defendió que la posibilidad de que "una persona nacida en el rural pueda ser candidato a la presidencia del Gobierno es el hecho más democrático o uno de los hechos más democráticos que ha ocurrido en España”.

Ahora queda por ver si Feijóo puede arrebatar a Abascal los votos de las circunscripciones más rurales para doblar el pulso a Sánchez. Otros sondeos como el de Gad3 dicen que es más que factible.