Entre las muchas imágenes que ha dejado la sesión de investidura de Pedro Sánchez una de ellas ha sido, sin duda, la de Ione Belarra e Irene Montero firmando sus últimas horas como ministras desde los escaños azules, haciendo patente una soledad que se fue acrecentando conforme discurría la legislatura. Una suerte de errores propios y de traiciones ajenas han dejado en los huesos un partido que lo fue todo, que vino a asaltar los cielos, que en cinco años pasó de no existir a formar parte del primer gobierno de coalición desde la República, con una vicepresidencia y cuatro ministerios. Casi nada.

Pero Belarra y Montero no parecen dispuestas a claudicar, a apartarse sin hacer ruido, a dejar de reclamar el espacio que, como partido, creen que les corresponde en el nuevo tablero político, con especial insistencia en que Montero vuelva a ser ministra y, además, en la misma cartera de Igualdad. Heridos, pero no muertos, quieren hacer valer el precio de sus cinco diputados en una legislatura cogida con alfileres. Moncloa es consciente del ruido que ha impregnado toda la legislatura, un zumbido de fondo constante, distorsionador, hasta el punto de sugerir a Yolanda Díaz que cediera a los morados un ministerio con el que sellar la paz. También en el equipo de Díaz dan muestras de un enorme hartazgo por lo que entienden ataques constantes a la vicepresidenta, pero la gallega tampoco está dispuesta a claudicar.

Estalla el "caso Nacho Álvarez"

El resultado de ese enfrentamiento no resuelto lo adelantó este viernes eldiario.es al revelar el contenido del documento "Acuerdo de gobierno Sumar-Podemos" en el que Díaz ofrecía un ministerio al secretario de Estado de Derechos Sociales y responsable de Economía de la formación morada, Nacho Álvarez. Eso sí, a cambio de que Iglesias y los suyos se comprometieran "a cesar en los ataques públicos y en los insultos a miembros de Sumar, incluida Yolanda Díaz, estableciendo una relación cordial y de cooperación de todo el espacio".

Cabría reconocerle a Sumar su buena voluntad en esta empresa, pero los magentas no desconocen que Nacho Álvarez dejó de ser considerado por Podemos "uno de los suyos" y que la propuesta podía tener mucho más de afrenta que una invitación a fumar la pipa de la paz. La opción Nacho Álvarez se venía rumoreando desde hace tiempo y en el entorno de Belarra eran taxativos: "El nombre de quien sea ministro por Podemos, lo elige Podemos". Quien está a punto de dejar de ser titular de Derechos Sociales respondió al "ofrecimiento" de Sumar a través de su cuenta de X.

Acusó a Sánchez y Díaz de haber filtrado la noticia "a la vez que nos la comunicaban, lo cual parece más una estrategia mediática para justificar que nos echan del gobierno que una propuesta para gobernar en coalición". Y añadía: "Como el resto de formaciones políticas, empezando por el PSOE, los/as ministros/as de Podemos los elige Podemos. Podemos sigue pensando que lo mejor que puede aportar al Gobierno de Coalición es profundizar las transformaciones feministas al frente del Ministerio de Igualdad", escribió Belarra.

Y así, del mismo modo que Sumar hace a Podemos una oferta que sabe a ciencia cierta que va a rechazar, los morados replican con una exigencia inasumible para la gallega, esto es, que Irene Montero siga en el Gobierno. El choque de trenes está servido y Álvarez, entre dos fuegos, dejó sus cargos en Podemos."En mi cultura política no es concebible aceptar un cargo al margen de mi organización", explicó.

Rotura de puentes

Con todos los puentes rotos, el ambiente se fue caldeando en esta semana triunfal para Sánchez. Un día antes del pleno de investidura, Pablo Iglesias, fiel a su estilo de teledirigir Podemos, marcaba la estrategia a seguir por la formación política que ayudó a crear y lideró. "Si efectivamente el Gobierno se configura con ministros de ICV, de Izquierda Unidas y de Sumar pero no de Podemos, pues será a esos diputados a los que les toque la disciplina parlamentaria de Gobierno e Ione Belarra hará lo que considere de una manera autónoma", dijo en Rac1.

Pero por si la advertencia no había quedado lo suficientemente clara, un editorial de su órgano de expresión, Canal Red, publicaba, bajo el auspicio del ex vicepresidente segundo, que, de consumarse "el veto" y quedar excluidos del nuevo Consejo de Ministros, “Sánchez y Díaz están asumiendo que Podemos siga una trayectoria independiente del nuevo gobierno con todas las consecuencias políticas que ello conlleva”.

Ya a principios de mes los adscritos a la formación morada respaldaron un nuevo documento estratégico con dos ideas nucleares, esto es, que bajo ningún concepto se diluirían en Sumar y, con el mismo énfasis, no aceptarían la doble militancia, además de subrayar su carácter autónomo. Las razones de cómo se ha llegado hasta ese punto, en una deriva con responsabilidades compartidas, son de sobra conocidas. Ahora la gran pregunta es qué puede hacer Podemos para no verse diluida en un grupo de 31 miembros, sin ministros, y hasta excluidos de las portavocías adjuntas.

Sumar descarta que los morados pongan en peligro la continuidad del gobierno

Porque si bien sus cinco diputados pueden ser oro puro dados los difíciles equilibrios de las formaciones que sostienen a Sánchez, "damos por sentado que no van a poner en peligro al gobierno de coalición progresista", dicen desde Sumar. Otra cosa es que dificulten la producción legislativa de un Ejecutivo que tampoco tiene en cartera grandes leyes para esta legislatura, pero debe abordar reformas que quedaron pendientes como la llamada Ley Mordaza.

Llegado este punto, se da por seguro que Podemos no compartirá listas electorales en las europeas del próximo 9 de junio. Una autoexclusión aplaudida por el grueso de los partidos que conforman Sumar, acreedores de muchas cuentas pendientes con Pablo Iglesias, como es el caso de la ex alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. No deja de ser un ejercicio de riesgo para los morados aún tratándose de circunscripción única. Otra opción es buscar cobijo en la candidatura de ERC y EH-Bildu, pero los de Gabriel Rufián desechan esa posibilidad a pesar de su juego de palabras desde la tribuna del Congreso el pasado miércoles.

Dirigiéndose a Belarra y Montero afirmó que "ojalá podamos sumar juntos y juntas". En el entorno del catalán afirman que este no sólo tiene "aprecio personal" por ambas ministras sino que, además, "cree, que han hecho una buena labor en sus ministerios". Otra cosa que les une es su aversión hacia Yolanda Díaz, pero desmienten una confluencia futura, de ningún tipo, tampoco la inclusión de los cinco diputados morados en el Grupo parlamentario republicano.

Y es que la convivencia interna en el Congreso de los Diputados va a ser una batalla diaria. Los morados se consideran exonerados de cumplir las consignas y la estrategia que marque Marta Lois por delegación de la vicepresidenta. No pueden formar Grupo propio y, tal y como les recordó Colau, firmaron "un acuerdo con Sumar para ir juntos a las elecciones y debe cumplir o, en caso contrario, no tendrá retorno en materia económica", dijo en el programa Cafè d'idees de RTVE. Y no le faltaba razón.