La onda expansiva de las elecciones gallegas alcanza la estrategia política nacional con un PP que dice representar a la "mayoría social" y se reafirma en su línea de oposición al Gobierno, y un PSOE que intenta minimizar el impacto del descalabro para que quede residenciado en Galicia. Pero en el cuartel general de los populares y en su Grupo Parlamentario no son pocos los que creen que, ante una situación de acuciante debilidad del Partido Socialista, lejos de abrir un horizonte de elecciones generales más pronto que tarde, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se "atrincherará" con sus socios, tanto de Gobierno como del Congreso.

Lo primero, aducen, será aprobar la ley de amnistía después de la prórroga de otros quince días -hasta el 7 de marzo- para sacar adelante una nueva ponencia que presentar ante el pleno del Congreso de los Diputados. El texto "saldrá adelante", coinciden en señalar entre las filas populares, aunque discrepen en si quien va a acabar cediendo es Moncloa o Junts. Un barón popular opina que Sánchez "les acabará dando todo lo que les pidan". Hay otra corriente de pensamiento que se inclina porque serán los de Carles Puigdemont los que acaben aceptando la ley con algún retoque y más cesiones en otros campos. Pero, a fin de cuentas, unos y otros creen que habrá ley para hacer posible no sólo el blindaje del prófugo de la Justicia, sino también, del inquilino de la Moncloa.

Creen que habrá ley de amnistía para blindar a Puigdemont... y a Sánchez

"Sánchez juega a que en unos meses todo se vaya olvidando y sus cesiones al soberanismo queden compensadas y tapadas con políticas sociales. Se trata de ir resistiendo y de aquí a las generales, que el debate esté en otro punto", razonan en el PP. El primer partido de la oposición intentará, por su parte, que la sociedad ni olvide ni pase página sobre la retahíla de concesiones a los independentistas, muy en la línea del discurso pronunciado este martes por Feijóo en un festivo comité directivo nacional del PP. Ayer mismo se desarrolló una sesión de control al Gobierno en el Senado a cara de perro y esa será la tónica de los próximos meses. Este miércoles la Cámara Alta será el escenario de la reprobación del ministro del Interior. Fernando Grande-Marlaska. Especialmente interesante será también el intercambio que protagonicen hoy en el Congreso Sánchez y Feijóo en plena resaca de la noche electoral del pasado domingo.

Los populares han puesto además buena parte de sus esperanzas en los comicios al Parlamento Europeo del 9 de junio. Creen que está servido el castigo al Gobierno, comportamiento electoral habitual en esta consulta y, visto lo visto en Galicia, el golpe puede ser bastante duro. Si los socialistas se dan un nuevo batacazo sin paliativos, eso desgastaría aún más la figura de Pedro Sánchez, razonan, y quizá aceleraría un proceso de descomposición interna con sus socios.

Elecciones vascas

Bien es cierto que antes de eso tendrán lugar las elecciones vascas, muy probablemente en abril, y pueden servir a modo de árnica para los socialistas, "sobre todo si son determinantes en la gobernabilidad con el PNV", mientras el PP no tiene grandes expectativas salvo que nacionalistas y socialistas no sumaran y necesitaran del auxilio de los populares.

El candidato del PP a estos comicios, Javier de Andrés, ya advirtió en una entrevista con El Independiente que en caso de ser decisivos no darían su apoyo gratis como sí dieron en el ayuntamiento de Vitoria o en la diputación foral de Guipúzcoa tras los comicios locales del 28-M. Pero hay más escenarios posibles en el País Vasco, esto es, una alianza de EH-Bildu con PSE u otra de naturaleza soberanista con Bildu y PNV, opción a la que no se cierran los de Andoni Ortuzar. Y es que el escenario de Galicia, con un BNG en ascenso gracias a absorber buena parte del voto del bloque de izquierdas, puede reproducirse perfectamente en el País Vasco.

Precisamente, De Andrés recibió ayer el apoyo de sus compañeros de filas dispuestos a ayudarle en la campaña electoral. Fue durante la reunión de la ejecutiva popular. La consigna es aglutinar el voto en torno al PP siguiendo el modelo gallego, que ha conseguido de nuevo anular a Vox. Actualmente los populares vascos tienen una magra cosecha de seis escaños en el parlamento autonómico. A poco que suban un poco de ese suelo y hagan desaparecer a los de Santiago Abascal de la ecuación, creen que es posible ganar entre dos y tres escaños. No es para echar cohetes, pero todo depende de si llegan a ser necesarios.

La dificultad de la estrategia popular es que debe prepararse tanto para ese eventual atrincheramiento de Sánchez con el que asegurarse el apoyo sin fisuras de todos los socios, que creen será la línea elegida con tal de no ceder el poder, como no olvidar el efecto sorpresa de una convocatoria inopinada ante las urnas. Ya ocurrió el 29 de mayo pasado, cuando el plena debacle electoral, con una pérdida de poder territorial a chorros, anunció las generales del pasado 23-J.