Los duros y constantes choques entre el PSOE y Podemos, los pulsos que ambos libraron sin descanso durante toda la pasada legislatura, se extinguieron cuando los morados salieron del Ejecutivo. Todo cambió con la formación del nuevo Gobierno. Sumar y los socialistas mantienen fricciones, pasan por picos de tensión, pero la pelea se contiene. No llega a escalar, no se enquista. Al menos, esa ha sido la dinámica por ahora. Y la que ambos socios pretenden seguir escribiendo. Por eso, nada se ha roto en la última semana, cuando ha sido más visible la ofensiva de los de Yolanda Díaz: la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia por Cultura, la exigencia de que se reconociera el Estado palestino en el pasado Consejo de Ministros, las cartas que el titular de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, envió a empresas españolas para demandarles que adopten medidas para que sus actividades no "contribuyan al genocidio" en Palestina. El ala socialista del Gabinete de Pedro Sánchez no oculta cierta incomodidad con la agenda propia de Sumar, pero distintos dirigentes señalan que no hay inquietud, que hay que ser "indulgentes" ahora que hay dos elecciones por delante. "Cero preocupación" con los movimientos del socio minoritario de la coalición, responden en la Moncloa.

La última maniobra de Sumar, la protagonizada por Bustinduy, pilló por sorpresa a Exteriores y Economía, los dos ministerios directamente afectados. El departamento de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 justificó en un comunicado la carta remitida por el ministro a empresas españolas como un paso más para ayudar a la "búsqueda de soluciones" que ponga fin al asesinato de palestinos por parte de Israel —cerca de 35.000, la mayoría, mujeres y niños—, un paso que es "una acción más en la línea política del Gobierno de España", que reconocerá próximamente al Estado de Palestina.

Exteriores y Economía aseguraron desde el primer momento que no conocían la carta de Bustinduy a empresas españolas, y señalaron que esa no era la posición del Gobierno

Asuntos Exteriores y Economía expresaron desde primera hora de la mañana de ayer miércoles que no conocían con antelación esa misiva y que, de hecho, no contaba con su beneplácito. "Es la primera noticia que tenemos de esa carta. No entendemos qué quiere decir con 'el Gobierno'. No sabemos nada de esa carta. Nuestra posición es clara sobre Gaza, Palestina y el reconocimiento", indicaban fuentes de Exteriores, que añadían que el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares había vuelto a manifestar la postura del Ejecutivo: que el Estado y el pueblo de Israel "son amigos de España y del pueblo español", como él mismo ha expresado "muchas veces". Albares escribió en X un mensaje en el que remarcaba que la operación militar en Rafah "sitúa a 1,4 millones de civiles palestinos ante un riesgo inaceptable y tiene graves consecuencias para la estabilidad de la región". "Urge el alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes y la entrada de ayuda humanitaria ya y sin obstáculos", concluyó.

"No he visto el comunicado, pero tenemos muy claro desde el Gobierno nuestra visión con respecto a la situación en Gaza", señaló a los medios, por su parte, el titular de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo. En su equipo insistieron en que Bustinduy no les "avisó". "El contenido de la carta lo hemos visto por los medios —prosiguieron las mismas fuentes—. No hubo comunicación previa. Pero la interlocución con las empresas es nuestra competencia".

Israel condena la "acusación" de ministros, medios e intelectuales de que se está cometiendo un genocidio, acusación que "da alas a Hamás"

La Embajada de Israel en España rechazó la "falsa acusación" lanzada por algunos ministros —aludía a Bustinduy— de que se esté cometiendo un "genocidio" en Palestina. A su juicio, hay una campaña, en la que participan también algunos medios de comunicación e intelectuales, que busca la "demonización y deslegitimación" de Israel con acusaciones "carentes de fundamento", que "alientan el antisemitismo" y que dan "alas a Hamás".

Ruptura de relaciones

En realidad, el paso dado por Bustinduy era un escalón más en la presión en ascenso de Sumar hacia el PSOE por la guerra entre Israel y Hamás. El domingo, la propia Díaz urgió a Sánchez a reconocer el Estado palestino en el Consejo de Ministros del martes, en el marco de la campaña catalana. Y, cuando comenzó la operación terrestre israelí en Rafah, la vicepresidenta segunda exigió en X la ruptura de relaciones con el Gobierno de Benjamin Netanyahu. El reconocimiento de Palestina se queda corto para el socio minoritario de la coalición.

Alegría buscó el equilibrio el martes cuando se le preguntó por el premio suprimido por Cultura: es competencia de Urtasun, pero la tauromaquia está protegida y "no corre peligro"

Sánchez no cedió a la pretensión de Díaz. La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, recordaba el martes, tras la reunión ordinaria del Gabinete, que el presidente se comprometió a proceder al reconocimiento de Palestina en el primer semestre de 2024, y que sigue en contacto con otros líderes, caso de Simon Harris, el nuevo primer ministro de Irlanda, con el que conversó el lunes para coordinar la actuación de los dos países.

El viernes pasado, en el ecuador de la campaña catalana, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, adelantó la supresión, a partir de este 2024, del Premio Nacional de Tauromaquia, al considerar esta disciplina "una forma de tortura animal". El ala socialista del Gobierno adoptó desde el principio perfil bajo. No lo hicieron, sin embargo, algunos territorios, y menos aún la derecha de PP y Vox. El más combativo entre los socialistas, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que anunció la creación de unos premios regionales de tauromaquia.

Pero la eliminación del galardón, que había sido creado en 2011 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero —el primero se otorgó en 2013, ya con Mariano Rajoy en el poder— y que está dotado con 30.000 euros, suscitó la crítica de otros dirigentes claramente alineados con Ferraz, como el líder del PSE, Eneko Andueza, o el primer secretario del PSC, Salvador Illa, quien pidió "un poco más de consenso" y "respeto" a la hora de abordar las políticas relacionadas con los toros. El PP se aprestó a anunciar que el Senado, Cámara que controla con mayoría absoluta, debatirá exigir al Gobierno la restitución del premio, lo que obligará a los socialistas a posicionarse.

Alegría, en la rueda de prensa del martes, dio una de cal y de otra arena: reconoció que la competencia para otorgar los Premios Nacionales de Cultura "es una competencia" del ministerio que dirige Urtasun, pero al tiempo subrayó que es "importante" recordar que la tauromaquia "está considerada desde el año 2013 en nuestro país como patrimonio histórico y cultural y en este sentido no corre ningún peligro". La portavoz buscaba así el equilibrio: no desairar al titular de Cultura y, a la vez, dar satisfacción al PSOE, que no tiene fijada una posición única sobre los toros, porque es consciente de que hay una parte del partido, especialmente en el sur de España, pero también en federaciones como Euskadi o Navarra, que sí los defiende porque es una tradición muy arraigada.

Ribera amonesta a Bustinduy

Los distintos episodios con los que Sumar ha intentado marcar perfil propio han incomodado al PSOE, como se transparentaba este miércoles en las respuestas de Economía y Exteriores y también en la de la vicepresidenta tercera y candidata socialista a las europeas, Teresa Ribera, que advertía a Bustinduy de que quienes determinan la relación de las empresas españolas con Israel son, precisamente, los ministerios de Cuerpo y Albares, y no Derechos Sociales. También en la cúpula socialista en el Senado reconocían su malestar por el debate propiciado por Urtasun, que podría visibilizar la distinta posición de los socios.

En la Moncloa piden tener en cuenta que España está en campaña electoral hasta las europeas. "Por eso hay que ser un poquito más comprensivo e indulgente con Sumar"

Sin embargo, tanto en el Gobierno como en el PSOE subrayan que el conflicto no irá a más ni tiene mayor trascendencia. "Cero preocupación", resume un ministro de mucho peso en el Gabinete. "Hay que tener en cuenta que todo está alterado por los dos procesos electorales en marcha", las catalanas del 12 de mayo y las europeas del 9 de junio, advierten desde la Moncloa. "Por eso", continúan las mismas fuentes, "hay que ser un poquito más comprensivo e indulgente con ellos". Es decir, la lectura de los socialistas es que Sumar intenta sacar la cabeza como sea en un momento muy complicado para ellos, tras fracasar estrepitosamente en los comicios gallegos del 18 de febrero —no lograron ni un escaño—, sufrir en las vascas del 21 de abril —consiguieron un escaño, pero por los pelos— y afrontar un escenario de bajada de los comunes en Cataluña y unas perspectivas negativas el 9-J.

"El movimiento de Urtasun se explica porque quieren hacerse con el voto animalista del Pacma", señala un veterano dirigente socialista. El Pacma no concurrió en las autonómicas catalanas de 2021, pero sí en las europeas de 2019 (295.546 votos, un 1,32%) y en las generales de 2023 (169.237 papeletas, el 0,69%). Pero en Ferraz y en la Moncloa no se aprecia alarma, bajo la premisa de que, como asevera uno de los colaboradores de Sánchez, "nadie decide su voto por su afición a los toros". "Esto forma parte más del lío entre PP y Vox", añade esta fuente, por la pelea de la derecha por el voto más rural y conservador.

"Tienen que encontrar su hueco pero nada que ver con lo que ocurría con Ione Belarra e Irene Montero [las ministras de Podemos, ambas fuera del Gobierno desde el pasado noviembre]. El problema que tiene Sumar es que no tiene espacio", observa comprensivo otro cargo del Gobierno.

Tienen que encontrar su hueco pero no tiene nada que ver con lo que ocurría con Podemos. El problema de Sumar es que no tiene espacio", valora un cargo gubernamental

El nivel de ruido actual y el cruce dialéctico entre los socios no tiene nada que ver, por ejemplo, con la pugna que libraron por la ley del sí es sí, que sumió a la coalición con los morados en su crisis más grave de toda la legislatura y que fue una de las razones, para muchos dirigentes del PSOE, de la debacle del partido en las autonómicas y municipales del 28 de mayo.

"Las astillas entre nosotros y Sumar son más espinas que temas de confrontación —coincide un alto mando de la Moncloa—. Con Podemos había enfrentamientos muy brutales, muy de fondo, muy ideológicos. Con Sumar se trata de fricciones por la agenda gubernamental, choques que se producen en cualquier Gobierno monocolor. No hay que darle más importancia. Las relaciones no son malas. Hay que tener en cuenta que Yolanda Díaz está montando su propio partido, y nosotros no podemos entrometernos, porque hay que dejarle margen de maniobra. Pero no hay un intento por nuestra parte de cortarles las alas. En el caso de Palestina, se trata de un tema de tiempos, de ritmos, y también de liderazgo, por el peso del presidente en política exterior y por su compromiso de que reconocerá el Estado palestino en este semestre".

"Modo coalición, no 'modo fusión'"

"Tranquilidad —receta otro responsable gubernamental—. Por ejemplo, en los toros no plantean su prohibición, sino que suprimen un premio nacional. Este es el nivel de agenda propia". Es decir, para el PSOE las diferencias con Sumas son asuntos menores y que si afloran ahora se debe más por la necesidad de marcar perfil en estas dos campañas electorales consecutivas. "Estamos en modo coalición, no en modo fusión, y en el PSOE hay cada vez menos partidarios de la consideración de la tauromaquia como excelencia cultural", apunta una integrante de la ejecutiva federal de Sánchez. En la cúpula socialista en el Senado también insisten en que ninguno de los frentes abiertos por Sumar tiene la capacidad para "alterar" la vida de la coalición. "Ha sido obsceno por su parte poner por ejemplo el tema de los toros en la campaña catalana", incide este último cargo, "y lo han planteado con poca fortuna. Pero en el PSOE hay de todo, porque el partido y la sociedad son diversas".

Los socialistas creen que sus socios pugnan por marcar perfil, por hacerse con los votos del Pacma, luchando contra Podemos y con un Sánchez otra vez en el flanco izquierdo

Un dirigente que conoce bien las entrañas del partido dibuja una reflexión más de fondo: "En Sumar están muy bajos de forma, con ansiedad, peleados internamente, Podemos recuperando y el PSOE robando votos con un Pedro Sánchez nuevamente escorado a la izquierda y una candidata verde a las europeas [Teresa Ribera] que pesca en el caladero de ellos. Es que los comunes están por debajo del 6% en Cataluña. Una catástrofe. Y eso que Illa juega al centro. El problema de la izquierda a la izquierda del PSOE es que tiene poco discurso, algún eslogan y poco más, y aún menor capacidad de gestión. Ningún ministro, antes de Unidas Podemos, ahora de Sumar, logra sobresalir. Ya ni siquiera Yolanda. Y tampoco Mónica García, ni Ernest Urtasun".

En una legislatura que apenas ha podido arrancar por las turbulencias por la tramitación de la ley de amnistía, primero, y por la concatenación de elecciones después —gallegas, vascas, catalanas y europeas—, quizá la menor preocupación de Sánchez, por ahora al menos, sean los lances internos de la coalición. En el pasado mandato, las pugnas con Podemos eran centrales. Ahora, el ruido lo tiene el presidente fuera de su Gobierno, en un Congreso que es un Vietnam en cada votación. La debilidad parlamentaria que sufre el Ejecutivo, la erosión del PSOE en los territorios, la dura oposición de la derecha o las derivadas del caso Koldo son obstáculos mucho mayores para un jefe del Ejecutivo que, hace dos semanas, se planteó dimitir. Un gesto que, previsiblemente, también marcará un antes y un después de una legislatura convulsa.