El proyecto de ley de información clasificada, la norma que de ser aprobada sustituirá a la franquista ley de secretos oficiales, ha vuelto a destapar las tensiones entre dos ministerios y dos ministros. Presidencia y Defensa. Félix Bolaños y Margarita Robles. Y el pulso, como ocurrió hace tres años cuando se redactó el primer borrador de la iniciativa, lo volvió a ganar, aunque no al cien por cien, Bolaños. De Presidencia, y no de Defensa, dependerá la Autoridad Nacional para la Protección de la Información Clasificada, el corazón del Estado que se encargará de tratar y velar por la seguridad de los papeles más sensibles que se cataloguen como tales y los que España reciba de otros Estados y organizaciones internacionales. La decisión ha provocado tensiones en el Gabinete de Pedro Sánchez, singularmente entre los dos ministros, y sobre todo ha vuelto a afianzar la condición de peso pesado de Bolaños. De hombre de la máxima confianza del presidente, de vicepresidente político del Ejecutivo, sin serlo formalmente pero sí en la práctica.

La redacción de una ley que reemplace a la norma de 1968 —modificada en 1978, aunque antes de que la Constitución viera la luz— es una vieja batalla del PNV, a lo largo de varias legislaturas. Sánchez recogió el guante y fue primero Defensa quien tomó los mandos para la elaboración de un nuevo texto, pero después el timón recayó en el Ministerio de la Presidencia, que lideró un grupo de trabajo en el que participaron también Interior, Asuntos Exteriores y Defensa. Y fue Bolaños quien en agosto de 2022 presentó el anteproyecto de ley de información clasificada, y ya entonces se preveía la creación de la Autoridad Nacional como el organismo guardián de los secretos del Estado. Aquel texto no llegó a avanzar por la disolución anticipada de las Cortes para las elecciones generales de 2023. El jefe del Ejecutivo retomó su compromiso con el PNV al despedir al que era su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, antes de regresar a Euskadi para dirigir su partido. "Cuente con que esta legislatura vamos a modificar la ley sobre secretos oficiales", le prometió. Era 26 de febrero de 2025.

En la comisión preparatoria del Consejo de Ministros, la semana pasada, varios departamentos defienden sus observaciones, la "implicación de la ley" en cada uno de ellos: Cultura, Exteriores, Defensa...

El 17 de julio, Bolaños lleva a la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios (CGSEyS), el órgano que él preside y que discute la letra pequeña de cada una de las iniciativas que luego aprobará el Consejo de Ministros, su nueva propuesta de ley, tras haber pasado el filtro del Consejo de Estado y con cambios muy sustantivos, pensados para intentar atraer a los socios, como la rebaja de los plazos para la desclasificación de los archivos etiquetados como alto secreto —de 50 a 45 años, más una sola prórroga de 15 años—, la disminución de las multas por revelación indebida de papeles reservados o el acotamiento de las autoridades con capacidad para clasificar documentos.

En esa reunión, admiten fuentes de la Moncloa, los segundos escalones de varios ministerios toman la palabra para advertir de la "implicación de la ley" en cada uno de sus departamentos. Cultura, por ejemplo, recuerda que la norma señala que, una vez aprobada y transcurrido el año de vacatio legis, se desclasificarán automáticamente los papeles que cumplan 45 años de protección. Y eso supone que se levantará el secreto de una avalancha de información, por lo que hará falta un plazo o reforzar el personal de los Archivos de la Administración General del Estado. Exteriores pide que se tenga en cuenta que los cables diplomáticos cuentan con una protección muy concreta y que si se tienen que trasladar en el futuro a la Autoridad Nacional hay que cumplir con ese protocolo. Defensa alega que es responsable de los secretos de la OTAN y que preferiría que la información clasificada no se moviera de su ministerio.

El texto solo fue rubricado por Bolaños, quien ha liderado los trabajos. Robles no estaba de acuerdo y Albares y Marlaska retiraron su rúbrica "para no dejar en evidencia" a la titular de Defensa, pero "Félix no se quedó solo", explican en la Moncloa

Una petición del equipo de Robles sí es atendida, y sí se recoge en el proyecto de ley enviado ya al Congreso. El texto final, al que ha tenido acceso El Independiente, señala, en su artículo 6.2, que la Autoridad Nacional es también la autoridad competente para "el intercambio y protección mutua de la información clasificada, en los términos previstos en los tratados internacionales firmados con otros Estados u organizaciones internacionales". Y añade, y esto es relevante, que la ministra de Defensa "ejercerá las funciones de la Autoridad Nacional respecto a las relaciones con la OTAN".

El Consejo de Ministros se reúne el 22 de julio y lo preside María Jesús Montero, porque Sánchez continúa su gira por Latinoamérica. Robles manifiesta su desacuerdo y retira su firma del proyecto, como avanzó El País. Los titulares de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y Exteriores, José Manuel Albares tampoco lo rubrican. "No lo hacen por discrepancias con el texto, porque todos entienden que ha pasado el trámite de CGSEyS y que se aprueba en Consejo de Ministros. Interior y Exteriores respaldan que la norma salga adelante. Pero prefieren no firmar para no dejar en evidencia a Margarita, porque habría quedado muy raro que solo ella no firmaba el texto. Es decir, que Félix no se queda solo", explican desde la Moncloa a este diario. En Interior se remiten a esta última versión.

La directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Esperanza Casteleiro, inaugura el curso ‘Servicios de inteligencia y Sociedad’ de la UCM en el Hotel Victoria en San Lorenzo de El Escorial, en Madrid, el 15 de julio de 2024. | EUROPA PRESS / MATEO LANZUELA

El proyecto, de 57 páginas, es finalmente rubricado solo por Bolaños. El borrador de 2022, de 36 páginas, sí apareció con su firma y con la de Albares, Marlaska, Robles y Pilar Llop, entonces responsable de Justicia, cartera unida en esta legislatura a Presidencia. Desde Defensa optan por guardar silencio y no dar detalles sobre lo ocurrido. "Nadie acompañó a Margarita en nada, ella se desmarcó para quedar bien con su gente del CNI", apuntan en Presidencia.

Hasta ahora, el organismo que custodia los secretos del Estado es la Oficina Nacional de Seguridad, adscrita a la directora del CNI, Esperanza Casteleiro, en su función de autoridad delegada para la seguridad de la información clasificada

El malestar en Defensa, sin embargo, sí ha trascendido en las últimas horas. Y es que la secretaria de Estado directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Esperanza Casteleiro —mujer de la total confianza de Robles—, es hoy la autoridad delegada para la seguridad de la información clasificada originada por la OTAN, la UE y la Agencia Espacial Europea, y de la que depende como órgano de trabajo la Oficina Nacional de Seguridad (ONS). La ONS, creada en 1983, es ahora mismo quien custodia los secretos oficiales, el organismo que protege la información clasificada mediante la habilitación de personas, empresas y organismos. Un centenar de agentes secretos, funcionarios estatutarios del CNI, trabajan hoy en la Oficina.

Las amplias funciones de la Autoridad Nacional

Si la ley sale adelante, habrá mudanza. La protección de los papeles clasificados pasará a la Autoridad Nacional, dependiente del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, excepto en lo afecta a las relaciones con la OTAN. Será un organismo con competencias muy amplias: garantizar el cumplimiento de la legislación y normativa de desarrollo relativa a la protección de la información clasificada y las obligaciones asumidas por España en los tratados internacionales; asesorar técnicamente al Gobierno en esta materia; relacionarse con las autoridades internaciones en este campo; informar las propuestas de clasificación que eleven las autoridades competentes para hacerlo; dar soporte a las autoridades de clasificación en lo que concierna al tratamiento de los papeles reservados; o valorar la idoneidad de las personas que deban tener acceso a información clasificada en la categoría de alto secreto, secreto o confidencial.

La Autoridad Nacional fijará criterios homogéneos y comunes para la clasificación de archivos y también concederá o denegará las habilitaciones de seguridad. Defensa sí consigue quedarse con todo aquello ligado a las relaciones con la OTAN

La Autoridad Nacional será la que, por tanto, resolverá la concesión, denegación, suspensión o retirada de la habilitación personal de seguridad (HPS), la que determine por tanto quién puede acceder a la información más sensible. En el caso del personal del Defensa, esta función será ejercida por la ministra. Las empresas que manejen información clasificada —por sus contratos militares o secretos con la Administración— o los establecimientos donde se almacene necesitarán esa habilitación de seguridad, expedida por la Autoridad Nacional.

Bolaños fue el martes el encargado de presentar el proyectotambién presentó el borrador el 1 de agosto de 2022— y defendió, a preguntas de los periodistas, que la Autoridad Nacional colgase de Presidencia, un "ministerio transversal", que coordina la labor de todos los departamentos. Así, el nuevo órgano "puede establecer criterios que sean homogéneos y comunes para el resto de ministerios que proceden a la clasificación de documentos. Básicamente Defensa, Interior, y Asuntos Exteriores". Es, dijo, "un elemento muy habitual en los países de nuestro entorno y de la Unión Europea". Recordó además que, tras la aprobación de la ley, si es que salva su tramitación parlamentaria, tardaría en entrar en vigor un año y además la norma establece la posibilidad de desarrollo reglamentario. "Como es obvio, todo proceso en el que hay algún cambio supone que haya que ir adaptándose a las circunstancias, pero yo creo que esto también es un paso en la europeización de nuestros estándares de trabajo con la información clasificada", justificó.

El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y la titular de Defensa, Margarita Robles, a su llegada a la rueda de prensa posterior a la reunión del Gabinete del pasado 22 de abril de 2025, en la que Pedro Sánchez confirmó el compromiso de España de llegar al 2% de gasto militar en 2025. | EUROPA PRESS / A. PÉREZ MECA

"La ley de secretos se lleva a cabo porque el presidente tiene un compromiso con el PNV y lo cumple. Y a partir de ahí los ministerios se ponen manos a la obra y pelean por sus parcelas, como en cualquier otra iniciativa. Y es verdad", admiten en la Moncloa, "que el PNV quiere que al frente estén más autoridades civiles. Así que no es que Félix se lleve el gato al agua, es que el gato ya era suyo. Lo que hace Defensa es levantar la mano. Es hacer constar que tiene sus precauciones, y Presidencia atendió a su petición de que lo relativo a la OTAN permaneciera en Defensa". "Así que sí, es una ley de Félix, pero nadie se opuso a que esto fuera una cosa de Presidencia. En CGSEyS se hicieron advertencias y se resolvieron sus dudas", completan. En el Gobierno, por tanto, reconocen la victoria de Bolaños sobre Robles, aunque ella ganara una de las batallas. Y, como subrayan en el equipo del presidente, "él decidió que fuera así, con esa redacción, al Consejo de Ministros". "Es que los secretos oficiales no son solo cosa de Defensa. Defensa querría hacer de su capa un sayo. Y eso ya no lo va a poder hacer", apoya un miembro del Gabinete. Una exministra recuerda que el CNI, en la época de Mariano Rajoy, ya colgaba de Presidencia, de Soraya Sáenz de Santamaría, y no de Defensa, así que no es una decisión inédita.

El PNV, que lleva batallando varias legislaturas para la reforma de la ley franquista de 1968, celebra la nueva redacción del texto y aplaude en concreto que quien coordine sea Presidencia, un ministerio 'más civil'

El PNV celebró la nueva redacción del texto. Va "en la buena línea", apuntó este miércoles en la SER el propio líder del partido, Aitor Esteban. Los jeltzales se temían que fuera "un pequeño trampantojo, como el anteproyecto de ley que preparó antes el PSOE, que era una cosa gatopardiana", y suponía "casi mantener el oscurantismo de la ley franquista anterior". "Podemos discrepar en plazos, en que hay que concretar más las razones, en los controles, pero es verdad que, por ejemplo, ahora en esta ley quedaría claro quién puede calificar como secreto algo y quién no, y básicamente son el Consejo de Ministros y los ministros, algunas autoridades más, pero muy poquitas", aplaudió. Esteban señaló que, en el diálogo con el Gobierno para esta norma, veía "más dispuesto a Defensa que a Interior para llegar a un acuerdo". "Y bueno, cada uno tiene sus propios intereses, pero a mí no me parece incorrecto que desde lo más civil que podría ser Presidencia se pueda llevar ese control [de los secretos de Estado], a alguien se le tiene que asignar", afirmó, sobre la dependencia de la nueva Autoridad Nacional.

La "tensión soterrada" en el Consejo de Ministros

Algunos compañeros de Gabinete describen también la "tensión soterrada" que era palpable en la reunión del Consejo de Ministros del martes entre Bolaños y Robles. Unas diferencias no solo políticas, sino también personales —"ella no le soporta, él le hace de menos", indica un alto cargo de la Moncloa—, que se arrastran desde tiempo atrás y que saltaron a la luz con crudeza con el caso Pegasus, que al final se saldó con el cese, que nunca gustó a Robles, de la entonces directora del CNI, Paz Esteban.

La titular de Defensa no concita demasiadas simpatías entre sus colegas de Gabinete. "Margarita va a lo suyo, habla poquito con el resto de ministros", ilustra uno de sus compañeros; "falta de compromiso con todo y con todos, su único compromiso es con ella misma", sentencia otro; "es muy egoísta e intransigente, solo piensa en ella", redondea un exmiembro del núcleo duro. Pero todos coinciden en el Gobierno y fuera de él en que ella cuenta con la confianza del presidente. Y la prueba es que no la ha movido de su cartera desde que la nombró, en junio de 2018. Su relación es personal desde siempre, desde que él la reclutó para las listas de las generales de 2016, cuando ella era magistrada del Supremo. Robles nunca se ha despegado de él. Le apoyó incluso en sus momentos más bajos, cuando fue defenestrado por los barones del PSOE, y votó no a la investidura de Mariano Rajoy, pese a las órdenes de la gestora que sustituyó Sánchez en aquel funesto otoño de 2016.

Cuando él recuperó las riendas del partido, la eligió como su portavoz parlamentaria, y luego la integró en su Gabinete. Robles mantiene unos lazos de completa "lealtad" hacia el presidente, aunque en ocasiones emerja como un verso suelto. Bien valorada, según ha ido consolidando el CIS, aunque ya no sea la que cuente con mejor nota ciudadana (4,62 en el último barómetro). "Ella es una ministra especial, para lo bueno y para lo malo", agrega un alto responsable gubernamental. "Pedro la teme, será capaz de todo y de contar lo que sea si sale mal del Gobierno o de lo que ella no quiera", remacha una exministra.

Margarita va a lo suyo, habla poquito con el resto de ministros", describe un miembro del Gabinete. La titular de Defensa tiene una relación de "lealtad" con Sánchez, nunca se ha despegado de él

En la Moncloa insisten en que Sánchez sí tiene entera "confianza" en Robles y en su gestión al frente de un ministerio tan complejo y delicado, que es preciso gobernar con cuidado para que no se resientan los equilibrios internos y el Ejército respire a gusto. "Es que no estaría donde está, después de siete años, si no confiara en ella", apuntan.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; las vicepresidentas primera y tercera, María Jesús Montero y Sara Aagesen, y los ministros José Manuel Albares, Félix Bolaños y Margarita Robles, el pasado 9 de julio de 2025, en el pleno sobre corrupción en el Congreso. | EUROPA PRESS / EDU PARRA

Pero también es cierto que Robles no integra el círculo de máxima confianza del presidente. Su núcleo duro. En ese primer anillo de poder están, a la par, Montero y Bolaños. Son sus dos brazos, los que manejan el máximo nivel de información y conocen y participan en la decisión de la estrategia del Ejecutivo. Junto a ambos, el titular de Transformación Digital, Óscar López, exjefe de Gabinete de Sánchez, y en un escalón por debajo también la portavoz, Pilar Alegría, y el ministro de Transportes, Óscar Puente.

En el anillo de confianza del presidente se sitúan Montero, Bolaños y López, y también Alegría y Puente. Robles lo es en su área y también le cubre al electorado más templado, pero no todos lo comparten

"Marga no es una política de partido, es una ministra que gestiona un área y punto", sintetizan desde el puente de mando. Lo que para algunos sí aporta Robles es su perfil más templado, lo que permite a Sánchez cubrir un espectro más amplio del electorado, y un discurso menos envarado, capaz de repartir mandobles incluso a los socios de coalición en ocasiones puntuales —sobre todo cuando era Podemos quien se sentaba en el Consejo de Ministros—. "Pero es los que nos votan por Margarita se contarán con los dedos de una mano, si es que los hay. Ella espanta más a nuestro electorado potencial", opone un miembro del Ejecutivo. Otro coincide: "Margarita no aporta un solo voto, eso es verdad, y ella lo sabe, por eso no ha querido ser nunca candidata a nada". En el Gobierno hay quienes comparten el término con el que jocosamente se refirió a ella el presidente en un wasap cruzado con el exministro José Luis Ábalos en noviembre de 2020: es "una pájara". "Es que va a lo suyo. Es lo que pensamos todos de ella", le reprocha un integrante del Gabinete.

Dos valores seguros para Sánchez, cada uno a su manera

En la Moncloa, sin embargo, refutan esa percepción. Y ponen como ejemplo lo que ocurrió con las negociaciones para la última cumbre de la OTAN, la de La Haya, en la que Sánchez rechazó aumentar el gasto militar al 5% y se plantó en el 2,1%, que era el cálculo que le hizo el Ejército que permitiría cubrir los objetivos de capacidades fijados por la Alianza. "Ahí se demostró que ella también sabe jugar en equipo. Fue una cuestión estratégica no exponerla en esos meses, porque nuestro mensaje es que la seguridad es un concepto más amplio que el de la defensa. Y entonces se pensó que los portavoces tenían que ser otros, singularmente Albares, y ella no se salió del carril. Otras veces que ella lo ha hecho, ¿no habrá que pensar que se lo han pedido? Marga está alineadísima con el presidente", subrayan desde el equipo de Sánchez.

Bolaños no ha dejado de ascender desde 2018, cuando fue nombrado secretario general de la Presidencia. En 2021 Sánchez le hizo ministro y en 2023 ganó Justicia. "Félix es Dios, eso es verdad", admiten en la Moncloa

Bolaños, por tanto, ocupa otro papel. Siempre ha sido uno de los hombres de máxima confianza del presidente. Lo era ya en 2018, cuando puso un pie en la Moncloa nada más prometer su cargo Sánchez como presidente. Él lo nombró secretario general de la Presidencia del Gobierno, un cargo al que Bolaños le dotó de eminente carga política por indicación del jefe. Él luego le ascendió, en la gran remodelación de julio de 2021, a ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Era ya SuperBolaños, como le definió el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Y en noviembre de 2023 se convirtió en el superministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Un vicepresidente político de facto que no ha dejado de acumular poder. No existe el cargo en el organigrama desde 2021, cuando fue cesada la vicepresidenta Carmen Calvo.

Sus compañeros de Gabinete saben que él en realidad tiene ese papel, igual que Montero es una vicepresidenta primera todoterreno pero más especializada en el área económica por su condición también de titular de Hacienda. "Félix es Dios, eso es verdad", asumen en la Moncloa. Y en el futuro podría tutelar los secretos de Estado. Ojo, si la ley de información clasificada se aprueba, y eso en absoluto es seguro con una mayoría de investidura muy resquebrajada, en una legislatura montaña rusa y que podría morir en cualquier momento si el caso Cerdán escala o se agrava más.

Con la negociación con la OTAN para la última cumbre, la de La Haya, Robles, señalan en la Moncloa, "demostró que sabe jugar en equipo", porque ocupó el segundo plano que se decidió estratégicamente

En caso de una eventual crisis de gobierno, con la que tanto se especula, distintas fuentes del máximo nivel inciden en que es segura la continuidad de Bolaños. Pero también la de Robles. Porque aprueba su gestión en Defensa —también la de Marlaska en Interior, por mucho que públicamente parezca abrasado—, porque "tiene buena concepción de ella". "Y porque el coste de sacarla del Gobierno es mayor que el de mantenerla, porque ella montaría revuelo", ironiza un ministro. Bolaños y Robles son valores seguros para el presidente. Pese a sus choques, pese a sus diferencias, pese a su distinto grado de confianza con él.