Ninguna sorpresa. El nuevo curso político en el Congreso arranca como terminó el anterior. Con bronca en la sesión de control. Con acusaciones por la "corrupción" del Gobierno lanzadas por Alberto Núñez Feijóo, con reivindicación de su política por parte de Pedro Sánchez. Cero puentes de entendimiento en una legislatura muy caliente. Y era lo previsible también por el contexto que enmarcaba este miércoles el duelo parlamentario: la agenda de los tribunales, con la apertura de juicio oral al fiscal general del Estado (ayer) y la cuarta comparecencia como imputada de Begoña Gómez (hoy), ofrecían una contundente munición al líder del PP. Las medidas de presión a Israel, el "plantón institucional" de Feijóo en la apertura del año judicial y su utilización de una "conversación privada y falsa con el Rey", la ola de incendios del verano o la estrategia de "mimetización con la ultraderecha" eran a su vez un arma para el jefe del Ejecutivo. Igual que su reivindicación de "limpieza" de su Gabinete.

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"¿Es ejemplar respaldar al fiscal general bajo fianza y sentado en el banquillo del Tribunal Supremo? —se arrancó Feijóo, enlazando una pregunta tras otra—. ¿Es ejemplar haber autorizado a su número dos en el Gobierno [José Luis Ábalos] a tener una reunión en el aeropuerto de Madrid con la vicepresidenta de Venezuela [Delcy Rodríguez] para hablar de negocios? ¿Es ejemplar que la esposa del señor Ábalos [Carolina Perles] le informase de los desmanes y usted le volviese a incluir en las listas? ¿Es ejemplar haber convertido la Moncloa en un centro de negocios con la mujer del presidente pluriimputada y declarando hoy, de nuevo, en un juzgado, por un presunto quinto delito, en este caso, malversación? Señor Sánchez, si algún presidente se encontrase en alguno de estos supuestos, ¿usted le pediría la dimisión?".

Pero el presidente, como en otras ocasiones, no respondió sobre los casos que le afectan a su entorno más directo y pasó a sacar pecho por la respuesta dada por él mismo y por su partido a las causas de corrupción. "Sé por dónde quiere usted ir, sé lo que pretende, pero no nos va a provocar. Efectivamente, estamos haciendo lo que exigíamos. Exigimos una política limpia y este es un Gobierno limpio", subrayó. El suyo, dijo, también es un Ejecutivo "comprometido con las causas sociales", con el "europeísmo", con el derecho internacional humanitario. "Este Gobierno está en el lado correcto de la historia, condenando el genocidio en Gaza", proclamó. "Exigimos y, por supuesto, hacemos lo que exigíamos entonces", remachó.

"Curso nuevo, costumbres viejas. Sin contestar a ninguna de las preguntas que le hecho", le espetó de vuelta Feijóo. Para el jefe de la oposición, el presidente acumula "todas las causas de dimisión" posibles: porque "sigue sin tener un Gobierno que funcione, sin una mayoría parlamentaria y sin Presupuestos". "Se fue de vacaciones con una sonora derrota parlamentaria y es probable que hoy tenga más", le dijo, por la esperable caída del proyecto de ley de reducción de la jornada laboral por el rechazo de Junts. "Pero, ¿sabe una cosa? Usted ya no tiene la cabeza en los españoles. Usted ya solo tiene miedo. Solo le mueve el miedo. El miedo a los jueces por lo que saben. El miedo a los medios por lo que publiquen. El miedo a los socios que le dejen caer. El miedo a la gente que habla en las urnas. Quizás también el miedo a que alguna vez usted mismo...". A Feijóo no se le pudo escuchar el final de su intervención porque se le acabó el tiempo tasado. Pero con lo que quería rematar, apuntaron desde su partido, es que el presidente tiene miedo a que él mismo "acabe en el juzgado".

Sánchez aprovechó su último turno no solo para reivindicar la buena marcha de la economía ("22 millones de personas ocupadas por primera vez en la historia es un país que funciona"), sino para leer la cartilla a su oponente. "Las cartas boca arriba. ¿Qué ha hecho usted durante estos diez días? En primer lugar, un plantón institucional a jueces, fiscales y al jefe del Estado, utilizando una conversación privada y falsa con el jefe del Estado para intentar excusar lo inexcusable". Se refería el presidente a las palabras de Feijóo el lunes pasado en El programa de Ana Rosa, cuando reveló que había hablado con Felipe VI para informarle de que no iría a la apertura del año judicial por la presencia del fiscal general del Estado. "El Rey, en su papel de moderación, me ha dicho que entendía y que tomaba nota de mi posición", aseguró en la tele. Sus palabras obligaron a que la Zarzuela advirtiera después de que siempre se atendrá a una exquisita neutralidad política en toda su acción política, así que luego Génova tuvo que aclarar que el monarca no validó su ausencia en el acto.

Sánchez siguió: "En segundo lugar, con todos los incendios que ha sufrido el país durante este verano, el Gobierno ha pedido un pacto de Estado frente a la emergencia climática. ¿Y usted qué ha hecho, señor Feijó? ¿Cuál es la posición de la oposición frente a la emergencia climática? ¿La posición del señor [Alfonso Fernández] Mañueco? ¿La posición del señor [Alfonso] Rueda? —le preguntó, criticando de paso la gestión de los presidentes de Castilla y León y Galicia, ambos del PP—. ¿Cuál es su posición, señoría? Se desconoce. Y, en tercer lugar, el insulto. Mimetizarse con la ultraderecha [de Vox] en su estrategia de bulos, desinformación e insultos y confrontación".

El Gobierno, presumió, sí que ha actuado. También ha propuesto una quita de la deuda para "aliviar la carga financiera de las comunidades autónomas", también ha llevado a la Cámara "un debate que está en la calle", la reducción de la jornada laboral, "y ustedes van a prohibir ese debate en este Parlamento", reprochó, cargando las tintas con el PP, que rechazará hoy con Junts y Vox el proyecto. "Y, finalmente, señoría, el Gobierno ha situado a España en el lado correcto de la historia. Lo que está pasando en Gaza es un genocidio. Repita conmigo, señoría, es un genocidio", acabó, haciendo de nuevo suya la calificación de lo que está ocurriendo en la Franja.

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