El XVIII Congreso de Periodismo Digital de Huesca ha dejado un par de cosas claras: el periodismo vive su peor momento y el periodismo vive su mejor momento. Una contradicción, dirán. Pues no. Por un lado, el periodismo se siente débil: pérdida de puestos de trabajo, ataques y presiones políticas, dependencia de los poderes fácticos, falta de estrategias empresariales que den solución a una crisis que parece no tener fin. Por otro, se siente optimista y renovado: nuevos proyectos, posibilidad de innovar, de utilizar nuevos formatos y de crear medios solventes controlados por los propios periodistas y no por empresarios interesados sólo en el negocio. Ahí están: el peor y el mejor momento sentados en el diván.
De twitter, de innovación, de vídeo, de política, de publicidad, del fin de un pasado que siempre fue mejor, se habló allí esta semana. Parece claro que algunos -no pocos- entienden que el universo digital ha banalizado la información. Flota en el ambiente -erre que erre- que el periodismo digital tiene poca o nula calidad, son prisas, zascas, memes y viralidad. Falta de rigor. Se dijo que la letra impresa es la que, aún hoy, influye. Algo contradictorio con el hecho de que el móvil sea un arma de información masiva. Un editorial puede influir, pero no es relevante si se lee en formato impreso o en digital. Opino.
Sobre twitter se discutió si era o no una herramienta útil para el periodista. Lo dejamos estar, ¿no? Se marcó Javier Gallego (Carne Cruda) un debate-programa-de-radio sin desperdicio: Mujeres al borde de un ataque de medios. Las televisiones tuvieron su momento, y fue interesante descubrir cómo lo que antes no valía -un vídeo de youtube de pésima calidad- hoy puede entrar sin problemas en un informativo. Y es que, como se dijo en el escenario, el periodista ha perdido -en algunos casos- su papel de intermediador entre el lector/oyente/televidente y el foco de la información. Sobre todo si este es un político. Ahí están los vídeos torcidos de Errejón, que con las redes se basta y se sobra para llegar a su público. (Nota mental: dejar de hacer lo que hacen todos desde siempre).
Flota en el ambiente que periodismo digital -erre que erre- significa poca o nula calidad, son prisas y falta de rigor.
Se presentaron proyectos nuevos. Por allí (perdón por el spam) estuvo El Independiente dejando claro sus principios: información política y económica, son los pilares del proyecto; la ciencia, la tecnología y la cultura, actores importantes; el medio es de los periodistas y el tráfico no nos da igual, pero lo conseguimos con calidad o no lo conseguimos. Ni virales, ni zascas, ni memes. Y si morimos en el intento, reviviremos en otro intento.
Zero Grados, 5W, El Critic, El Nacional, El Faradio, Datadista, Merca2 y Podium Podcast fueron los otros que se pusieron de largo. Conclusión: hay ideas, hay iniciativa, hay opciones de hacer periodismo fuera de los cánones convencionales, que no son otros que la pelea por el tráfico a cualquier precio. (Hay que corregir errores y beber de estas fuentes).
No le voy a dedicar más de dos líneas: el comunicado de la APM denunciando las presiones de Podemos a más de una decena de periodistas que pidieron amparo a la oposición fue, sin duda, protagonista durante la mañana, la tarde y la noche. Está todo dicho en otros foros. El más claro, a mi juicio, este artículo de Jesús Maraña en Infolibre.
Se habló -muy interesante- de comunicación política. Antoni Gutiérrez-Rubí, Daniel Ureña y Verónica Fumanal dibujaron un interesante escenario sobre datos, twitter y postverdad y las relaciones de los profesionales con los políticos. El fenómeno Trump fue el ingrediente clave para reflexionar: "nos ha enseñado a ser humildes" (no Trump, sino su victoria frente a la apuesta sin fisuras de que ganaba Hillary Clinton) o "nos ha dado de bruces con una realidad que cambia más rápido de lo que somos conscientes", plantearon.
Cerró el simposio Ignacio Escolar en charla con Julia Otero. Se habló -enésima referencia- de presiones. Pero lo que me enamoró fue la defensa cerrada de la directora de Julia en la Onda del pago por información. "El periodismo veraz cuesta dinero", dijo; hay que "pagar por la buena información".
Dato destacado: nadie ofreció la solución final. Quizá haya pasado la moda de agarrarse al último fenómeno digital como bálsamo de los grandes males del periodismo. Se agradece. Prueba y error. Veremos.
Agradecimiento especial a Antonio Rubio por confiar en el proyecto de El Independiente e invitarlo a este Congreso.
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