Al electorado de Podemos nunca le había importado que Pablo Iglesias no propusiera soluciones realistas, le bastaba para votarlo la promesa de que gracias a él la gente real, por fin, entrara en el Congreso. La gente que vive en pisitos, viaja en metro y compra la ropa en Alcampo. Viva la gente. La hay donde quiera que vas, salvo que te mudes a una parcela en la Sierra de 2.000 metros cuadrados con un jardín japonés para estar alejado de ella. Más que de Vallecas, el secretario general de la gente se está mudando de clase social.

El partido que germinó el 15-M trazó una convincente línea imaginaria entre un nosotros y un ellos que ahora se diluye en la confusa imagen de Pablo Iglesias limpiando su piscina mientras Irene Montero desayuna en una hamaca del jardín. Los Iglesias-Montero se van pareciendo tanto a la imagen de la casta burguesa que ellos mismos demonizaron que en la próxima campaña electoral va a hacer falta un experto para diferenciarlos.

Este casoplón de Iglesias y Montero no es un placer culpable como los demás. No es Ramón Espinar bebiendo Coca-Cola en el Senado. Para quienes han hecho carrera política utilizando el truco del espejo como principal argumento electoral (mírame, soy como tú) hipotecarse a 30 años por encima de las posibilidades del 90% de los españoles es la madre de todas las incoherencias. Demasiado grande para taparla con una pegatina de Gramsci como la manzana de su Mac. Es una incoherencia con vistas panorámicas a la que solo le falta un tour de 360º en idealista.com. Y la mejor prueba de ello es que donde más indignación ha generado es entre sus propias filas. La casta, por el contrario, defiende el derecho del secretario general de Podemos y su portavoza a endeudarse cuanto les parezca.

Para el próximo Vistalegre siempre pueden llenar de Quechuas su espaciosa finca para acoger a los inscritos

Igual que en los resultados del CIS habrá un antes y después del máster de Cifuentes para el PP, los de Podemos vivirán su punto de inflexión con los sondeos post Galapagar. Y como el partido morado que aspiraba a asaltar los cielos se siga hundiendo en las encuestas, sus bases más fieles acabarán creando una Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Iglesias y Montero (la PAH-IM). Para el próximo Vistalegre siempre pueden llenar de Quechuas su espaciosa finca para acoger a los inscritos y las inscritas, a ver si así los convencen de que mudarse al chalé de la Sierra fue una buena idea.

Es lo malo de que tu mayor activo electoral sea el postureo proletario, que comprándote la casa de tus sueños puedes dilapidar tu base electoral alicatándote de burguesía hasta el techo. ¿Cómo va ahora a convencer Podemos a sus votantes de que ellos son el partido que más se parece a la gente si sus principales líderes huyen de ella?

Explicaba la propia Irene Montero en el Congreso que ella y su pareja se van en busca de intimidad porque viven acosados por los paparazzi. Quién le iba a decir a Pablo Iglesias que, sobrepasado por su popularidad, en una sola legislatura iba a dar un salto como el de Belén Esteban. Como la princesa del pueblo, también él ha pasado a convertirse en una celebrity a punto de subir los cristales tintados de su coche al abrirse el portón de su finca para esquivar las cámaras de Ana Rosa que lo esperan a la puerta.