El sábado 27 de octubre se celebró la tradicional comida que organiza el cazatalentos Luis Conde (Seeliger y Conde) en su masía bautizada como Fontela, situada en El Ampurdán (Gerona). El encuentro se conoce como el civet, un estofado hecho con carne de caza, y es la excusa para reunir a centenares de políticos y empresarios catalanes y madrileños en un intento de pulsar la temperatura de la cuestión catalana en un ambiente que suele ser distendido y dado a las confidencias.

A diferencia de otras ocasiones, esta vez no hubo representantes del gobierno y tampoco de la Generalitat, una prueba de que "el diálogo" no fluye todo lo bien que desearía Pedro Sánchez. Aunque sí había algunos líderes del independentismo, como la ex secretaria general del PDeCAT, Marta Pascal, o destacados socialistas como el líder del PSC, Miquel Iceta, locuaz y divertido como siempre.

El invitado de honor era el ex primer ministro de Francia y candidato a la Alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, por el que Conde ha expresado sus simpatías. A diferencia de la reunión del año pasado, el asunto central de las conversaciones no fue la independencia, sino que esta vez se habló de presos, de políticos presos. La mayoría de los invitados catalanes situó este asunto como el elemento central de la tensión entre Barcelona y Madrid. No se conocían aún los escritos de acusación de la Fiscalía y la Abogacía del Estado, pero se daba por hecho que se pedirían duras condenas. Los independentistas sólo aceptan la absolución y creen que no habrá posibilidades de distensión mientras los imputados del procés sigan entre rejas.

Al igual que el "derecho a decidir" se convirtió hace unos años en el banderín de enganche para que los independentistas se apuntaran un éxito político que no se correspondía con su peso electoral, ahora son los presos los que juegan ese papel de reivindicación horizontal en la que sumar al independentismo otras voces, como por ejemplo las de Podemos o incluso el PSC (Iceta apuesta por el indulto).

El lazo amarillo estaba en las solapas de muchos de los invitados. El ex alcalde de Barcelona, Xavier Trías lo lucía con especial orgullo. A él se acercó Adolfo Suárez y le afeó el gesto, a lo que aquel respondió que lo llevaba porque tenía "amigos en prisión por atender un mandato democrático". Suárez le vapuleó: "Están en la cárcel por cometer delitos muy graves y violar la Constitución". El ex presidente Artur Mas un tanto apagado quería comentarle algo al hijo del ex presidente del gobierno que, después de un aparte, le responsabilizó de lo que estaba ocurriendo en Cataluña.  El ex presidente de la patronal Fomento, Joaquim Gay de Montella salió en su defensa: "Mas es sólo un hombre confundido".

En Cataluña, los independentistas despotrican contra Ciudadanos y su líder Inés Arrimadas, a la que acusan de "crispar" la vida política en Cataluña. En ese diagnóstico están de acuerdo dirigentes nacionalistas digamos moderadas, como la propia Pascal, y empresarios de éxito como Tatxo Benet, también presente en el civet de este año, junto a su esposa, Camino Quiroga, que, a pesar de ser de León y notaria de pro en Barcelona, coincide con su marido en que "Cataluña no se siente monárquica, sino republicana".

Lo que se respiraba en el ambiente era una cierta sensación de pesimismo y hastío. Como si la "cuestión catalana" no tuviera solución, como si hubiera que acostumbrarse a un empate infinito. Especialmente entre los empresarios se percibía una cierta resignación. Derrotistas se mostraron Fernando Casado, el que fuera director del Instituto de Empresa Familiar y ahora es presidente de la Fundación EAE, o el presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet, quienes coincidieron en que va a ser muy difícil que las empresas que cambiaron su sede social tras el 1-O vuelvan a Cataluña y también en las dificultades para recuperar una inversión extranjera que ha preferido buscar lugares menos arriesgados, como Madrid.

El tercero de los hijos de Jordi Pujol le preguntó al marido de Cospedal si temía por las filtraciones de Villarejo: "Estamos tranquilos. No va a salir nada sobre nosotros", contestó López del Hierro

Por allí estaban también García Albiol (ya de retirada) o el ex ministro Íñigo de la Serna, recién incorporado a la empresa de cazatalentos del anfitrión. El PP tiene que asumir que ahora en Cataluña ya casi no cuenta. La derecha y el centro derecha tienen sus esperanzas puestas en Valls, al que apoya abiertamente Ciudadanos y al que algunos dirigentes populares les gustaría sumarse. Los independentistas no le dan ninguna opción. Creen que se estrellará en Barcelona porque "no conoce la ciudad" y la gente le ve "como un paracaidista". Sin embargo, le temen.

La casualidad, o tal vez no, hizo que el marido de María Dolores de Cospedal (que acudió solo al civet) se sentara junto a Josep Pujol Ferrusola, tercero de los hijos del ex presidente de la Generalitat. Josep, expansivo ese día, le preguntó a Ignacio López del Hierro si temía que las conversaciones que se estaban filtrando del ex comisario Villarejo le afectaran a él o a la ex ministra de Defensa, a lo que éste respondió con seguridad: "Estamos tranquilos. No va a salir nada sobre nosotros". Perdió una gran oportunidad de haber sido discreto.

Dos días después, moncloa.com comenzó a difundir una nueva tanda de grabaciones en la que los protagonistas eran precisamente López del Hierro y Cospedal (y que hoy continúa con una pieza en la que el empresario le pide al policía que investigue a un hermano del ex ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba).

Josep Pujol es probablemente el único de los hermanos de la saga que conoce personalmente al ex comisario Villarejo. Se reunió dos veces con él en Madrid en 2014 para pedirle ayuda ante las filtraciones que estaban destrozando el prestigio del molt honorable y su familia. Según se ha sabido recientemente, Josep remitió el pasado mes de mayo una carta a Villarejo a la cárcel de Estremera en la que le pedía que denunciara a los mandos policiales o políticos que le habían instado a montar la llamada Operación Cataluña, de la cual el propio ex comisario presumió haber sido artífice en sus conversaciones secretas en Madrid.

Tampoco es raro que López del Hierro mantenga una cierta confianza con Josep. La UDEF acusó en 2017, en un escrito remitido a la Audiencia Nacional (juez De la Mata), al marido de la ex secretaria general del PP de un posible cobro de comisiones a través de Ibadesa Cat, una sociedad de la que fue consejero junto al hijo mayor de Pujol.

López del Hierro es visto por la cúpula del PP como el origen de todos los males de Cospedal. De hecho, afirman, fue él quien le presentó a Villarejo y el que la animó a contratar sus servicios.

Ahora la patata caliente está en el tejado de Pablo Casado, que, a pesar de haber sido invitado, no acudió al civet. Los asistentes  a la comida en Fontela veían en Andalucía la primera prueba de fuego para el nuevo líder del PP. La precampaña puede estar marcada por este tórrido episodio en el que la ex número dos del partido (y persona clave en su victoria en las primarias) solicita por mediación de su esposo a Vilarejo que investigue a Javier Arenas, hombre fuerte del PP en Andalucía durante los últimos 30 años. De hecho, el candidato del PP Moreno Bonilla es hombre suyo.

Con un PP prácticamente irrelevante en Cataluña, Casado no se puede permitir un mal resultado en Andalucía (cosa que sucedería si Ciudadanos saca más escaños) ¿Quién le iba a decir al presidente del PP que tan sólo cuatro meses después de su triunfo en las primarias tendría que verse obligado a decidir sobre una cuestión tan espinosa: animar a Cospedal a marcharse o arriesgarse a que Villarejo le complique la campaña en Andalucía?