Nada permite aventurar que las elecciones de este domingo vayan a aclarar la situación política nacional y asegurar un cierto nivel de estabilidad para los próximos cuatro años. De hecho, el panorama augurado por los sondeos, aunque falibles, ahonda en la fragmentación con la aparición de nuevos actores políticos que, como Vox, añaden incertidumbre sobre la incertidumbre. Descartado un gran pacto a la alemana que los militantes y votantes de PSOE y PP no perdonarían a sus partidos, España parece obligada a una suerte de carambola a varias bandas para superar una investidura, pero que hará de la gobernabilidad un ejercicio de funambulismo.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS