Está todo de mírame y no me toques en este Gobierno porque si me tocas me puedo desbaratar hasta desintegrarme. 

Y una de las cosas que está a punto de desintegrarse es la relación con ERC que Salvador Illa tiene la orden de cuidar al máximo en el parlamento catalán y por eso ha aceptado la sumisión de aprobar una ley que pretende eludir la orden del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, avalada por el Tribunal Supremo, de impartir al menos un 25% de asignaturas en castellano en las escuelas catalanas.

Illa ha aceptado apoyar esta ley de sólo dos artículos para contentar a los de ERC que ya sabemos que no se van a contentar con nada porque ya han visto que pueden exprimir al máximo al presidente del Gobierno al que siempre le sacarán alguna gota más de jugo.

Y puede que sea así todavía un tiempo pero no ahora. 

Los socialistas andaluces tienen una simpatía perfectamente descriptible por aquellos que han pretendido romper España

Porque ahora son las elecciones en Andalucía y los socialistas andaluces tienen una simpatía perfectamente descriptible por aquellos que han pretendido romper España y que tratan a “los otros catalanes”, es decir, a los que emigraron a Cataluña procedentes de cualquiera de las provincias del Sur como a catalanes de segunda.

Y, dado que las perspectivas de victoria del Partido Socialista en las elecciones andaluzas son próximas a cero, no le faltaba a Juan Espadas más que el que Pedro Sánchez  reanudara  la celebración de la famosa Mesa de Diálogo con Pere Aragonés y en la que el presidente de la Generalitat volviera a plantear la amnistía y el referéndum de autodeterminación, para ya rozar el fracaso más absoluto en Andalucía.

Por eso el presidente del Gobierno está atado de pies y manos hasta el 19 de junio. Y por eso le ha encargado a Salvador Illa que se arrime a los independentistas y apruebe esa ley elaborada aprisa y corriendo destinada a engañar al TSJ con una nueva añagaza.

Pero todo volverá por sus fueros en cuanto pasen las elecciones andaluzas y Pedro Sánchez se vea libre de regresar a engatusar al independentismo para conseguir culminar la legislatura.

Y, dado que la mesa de diálogo no tiene el menor recorrido porque se plantea desde varios imposibles, tanto uno como otro, PSOE y ERC seguirán dando vueltas en torno a ella sin llegar nunca a alcanzar el menor acuerdo en estos asuntos.

Pero la sangre no llegará al río y ERC volverá a apoyar o, en todo caso, a abstenerse en las votaciones en el Congreso de los Diputados porque si hay algo que no le conviene al independentismo es precisamente que un fracaso reiterado del Gobierno forzara al presidente a disolver las Cortes y a convocar elecciones.

ERC sabe bien que, en caso de que ganara esas elecciones el PP, acabaría con cualquier posibilidad de entendimiento con el gobierno

ERC sabe bien que, en el caso de que ganara esas elecciones el Partido Popular, y no digamos nada si se viera obligado a tener como socio a Vox, acabaría con cualquier posibilidad de entendimiento con el gobierno. 

Por lo tanto, estará muy interesado en prolongar la vida de Pedro Sánchez todo lo que permitan los plazos de la legislatura.

Así que no hay cuidado, todo esto no es más que una representación de distanciamientos que dentro de poco, pero siempre después del 9 de junio, se irán convirtiendo poco a poco en acercamientos. 

Por la cuenta que les tiene a los dos.